La semana pasada, en menos de 24 horas, el gobierno nacional volvió a embestir contra los productores agropecuarios. Mediáticamente, ellos se ocuparon de resaltar la medida por la que expropiaron el predio de la Rural, revirtiendo una decisión del menemato, a la que adjetivaron como “corrupta” (aunque en general continúan con todas las políticas implementadas en esa década) y montaron un show para mostrarse supuestamente “contra la oligarquía”. Tras bambalinas, en paralelo estaban definiendo -y publicando en el Boletín oficial- la eliminación de los formularios 1116, que hasta este momento fueron un servicio brindado de manera correcta y transparente por la Federación Agraria y la Federación de Acopiadores. Esta decisión, que se ocuparon de ocultar en pos de seguir alimentando el falso relato de que son progresistas, no hace más que castigar a una entidad centenaria como FAA, cuyo único “error” no fue cometer actos de corrupción (no todos pueden decir lo mismo, podemos ver el fallo de la Justicia contra la ex ministra de Economía Felisa Miceli), sino ser crítico a esta administración.
Quizá la opinión pública no termine de comprender la importancia de esta venganza a quienes pensamos distinto (porque no se la puede llamar de otro modo), a quienes protagonizamos la crisis más grande que tuvo esta gestión, al resistir contra la famosa resolución 125. En los hechos, esta medida “administrativa” implica en la práctica desfinanciar a la FAA, tal como lo hicieron en el 2009 con la eliminación de las cartas de porte, con un unívoco y contundente mensaje para todo el sector y para quienes podemos ejercer algún rol de oposición a este gobierno.
Pero claramente no pueden explicar este golpe a una entidad centenaria, respetada, crítica y progresista en sus reclamos. Entonces focalizan -como hicieron en el 2008 al hablar de los piquetes de la abundancia- en el tema del predio de Palermo, hablan de Martínez de Hoz y mezclan toda la información disponible, de modo de confundir y crear así su relato oficial. En realidad, están golpeando a FAA y castigando al campo, al dejar a los productores sin algunas de las exposiciones más tradicionales del sector, intempestivamente.
Creo que, en realidad, se trata de que aún no cerraron la herida del 2008. Y piensan que castigando a las entidades silenciarán el reclamo de miles de productores inundados, que sufrieron sequía, que ven avanzar a los sectores más concentrados mientras desaparecen chacareros, que padecen la migración de sus hijos por falta de oportunidades en los pueblos, que asisten a la concentración de la lechería, ganadería y la producción de granos en manos de los amigos del gobierno. Pero esto no sucederá.
Hoy soy diputado de la Nación, pero toda mi vida fui federado, productor agropecuario y radical. Y desde todas esas pertenencias que me definen vuelvo a manifestar mi fuerte repudio a este accionar del gobierno, que una vez más vuelve a demostrar su nivel de autoritarismo y falta de respeto a las instituciones. Ya lo hizo con la Justicia, con los medios y con las entidades agropecuarias. Preocupa pensar hasta dónde llegarán, pero debemos estar firmes para resistir y seguir, como los gringos de Alcorta, luchando por lo que creemos justo.