Absolutamente concentrada y con presteza, mientras escribía un proyecto con la mano derecha, con la mano izquierda me extraía leche. En una hora tenía una reunión con otros diputados y todavía tenía que ducharme, comer y dejar leche lista para mi beba. Recién con mi quinto hijo pude decir que amamantar y trabajar para mí era posible.
Muchas madres hacen malabares para ser mamás y trabajar fuera de su hogar. Las mujeres siempre hemos trabajado. Tanto en espacios remunerados como en otros en los que no percibíamos sueldos. Pero a las madres el tener un trabajo pago no les ha traído como consecuencia una disminución del trabajo en la casa y en la crianza de los niños. Y a diferencia de otros trabajos no pagados, la lactancia materna es algo de lo que solo nos podemos ocupar las mujeres desde el inicio de la especie humana.
Todavía existe el mito de que la lactancia materna más allá de la licencia por maternidad es inviable, que amamantar y tener un trabajo fuera del hogar es incompatible.
Y si bien cada vez más madres quieren continuar con la lactancia, la interrumpen al volver al trabajo por falta de información, basadas en la creencia popular de que no hay opción. Muchas mujeres que se encuentran amamantando a sus bebés se preocupan al pensar que deben abandonar la lactancia cuando termine su licencia. De hecho, comenzar a trabajar es el principal motivo de su abandono. Pero las necesidades del bebé no cambian porque la madre vuelva a trabajar. Continuar leyendo