“En diez años no se puede resolver todo”, exclamó, a modo de excusa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al hablar un tiempo atrás en un acto, rodeada de cientos de jóvenes de La Cámpora que la vivaban. Eso sí, dijo no tener dudas de que “de la juventud vienen todas fuerzas de transformación”. Aunque, evidentemente, esas fuerzas no vienen de quienes tienen el poder para transformar.
La denominada Generación “Y” de la Argentina (los nacidos entre 1981 y 2000) está en serios problemas y se transformará en una pesada herencia del kirchnerismo para el próximo gobierno que asuma en diciembre de 2015. Continuar leyendo