UNEN, con destino de ruptura

Hace quince años que la UCR está inmersa en una crisis de liderazgo, tras el repliegue y fallecimiento de su último caudillo, Raúl Alfonsin. La última “jugada” política del ex presidente fue, vaya paradoja, promover una alianza del partido con una fuerza peronista de centroizquierda como el Frepaso de Carlos “Chacho” Alvarez que llegó al gobierno en 1999.

De allí en más, el radicalismo no paró de establecer alianzas erróneas que lo llevaron a éxitos efímeros pero que luego devinieron en rotundos fracasos y un nuevo cisma en el centenario partido. La Alianza UCR-Frepaso, el acuerdo para llevar a Roberto Lavagna como presidente en 2007, la coalición entre Ricardo Alfonsin y Francisco de Narváez en 2011 y, la más reciente, que puede romperse aún antes de haber competido de una elección nacional, el Frente Amplio Unen (FAU) en una comunión con socialistas, la Coalición Cívica de Elisa Carrió, Proyecto Sur de “Pino” Solanas y otros sectores.

Sin un líder natural, el radicalismo es sinónimo de crisis, enfrentamientos y divergencias. Un partido que, a diferencia del peronismo, no acepta una conducción colegiada y tampoco genera liderazgos, sino que mas bien los rechaza, en un falso concepto de la práctica “democrática”, detrás de un estado de asamblea permanente que establece acuerdos frágiles.

El frente UNEN está destinado al fracaso, al menos a nivel nacional. Cualquier “consenso” que alcance hoy la UCR, solo será un paliativo para ponerle fecha de defunción al tan mentado espacio de centroizquierda.

Si los radicales aceptan –algo casi imposible- un acuerdo con Mauricio Macri, el ala de centroizquierda conformada por Hermes Binner, “Pino” Solanas y el Movimiento Libres del Sur romperá. Si en cambio el acuerdo es sólo con Sergio Massa –también improbable- a Binner y Solanas se sumará el sector de Ernesto Sanz, Elisa Carrió, Luis Juez y Oscar Aguad, que seguirían otro camino.

Si finalmente, deciden continuar con Unen, sin acuerdos de otra índole, el fracaso tendrá como fecha limite marzo, cuando los precandidatos presidenciales se den cuenta que ninguno de ellos tiene posibilidades de acceder siquiera a un balotaje en las elecciones de 2015.

La muy promovida idea de todos los candidatos de la oposición a una sola interna, para dirimir en las PASO del año que viene quién es el líder opositor que deberá enfrentar al kirchnerismo, es peligrosa y, en principio, inviable.

Peligrosa porque un sector, que puede ser muy importante, de la sociedad, le suele escapar al “rejunte”. La experiencia de la Alianza UCR-Frepaso, de reunir al agua con el aceite sigue latente. De hecho, Unen representó y confirmó en la práctica, la heterogeneidad de sus integrantes. ¿Podrá el electorado antikirchnerista aceptar que Macri, Massa, Carrio o Cobos, cualquiera de ellos, puedan ser sus candidatos? Mas aún, ¿quién asegura que ante ese escenario, la masa de votantes que concurra a la interna opositora será la misma que votará al ganador en la elección presidencial? ¿Una polarización candidato kirchnerista vs candidato opositor, no podría favorecer al aspirante oficialista, sobre todo si se trata de algun dirigente no puramente K como Daniel Scioli?

Lo que nace con demasiados interrogantes, difícilmente logre encontrar certezas, sobre la marcha.

La idea del Frente Anti K también en inviable porque difícilmente Macri acepte competir con Sergio Massa, a quien, al igual que Scioli, ha fijado como sus límites. Nada de alianzas de cúpula con candidatos peronistas. Tampoco aceptaría el socialismo un convite de esas características.

Dirigentes como Binner y Cobos observan que se ha puesto en regla el “vale todo”, por lo que no sería extraño que ambos terminen como candidatos a gobernador en sus respectivas provincias, Santa Fe y Mendoza.

Para Binner sería una buena excusa para apuntalar una elección que viene mal para el frente compuesto por socialistas y radicales santafecinos. Los socialistas admiten, puertas adentro, que el macrista Miguel del Sel hoy está liderando las encuestas. Y necesitan de sus mejores hombres para retener la gobernación, cascoteada por el narcotráfico y la inseguridad y con un peronismo dividido.

Lo de Cobos es distinto, pero el mendocino sabe que si su apellido encabeza la lista en Mendoza, el triunfo está asegurado.

La teoría de los tres tercios se va consolidando paulatinamente. Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa se perfilan como las tres mejores alternativas de gobierno para el próximo año. Quien corre con una leve ventaja es el gobernador bonaerense. Si Macri y Massa llevan la disputa por el liderazgo opositor hasta el final, el beneficiado podría ser el principal candidato del kirchnerismo. La lógica del ajedrez político es que los jugadores sean solo dos: un oficialista y un opositor.

En ese esquema, el radicalismo se transformó en la porción de torta que Macri y Massa quieren cooptar porque, de esa manera, podrían obtener el desequilibrio necesario para alzarse con el trofeo de “la alternativa antikirchnerista”.

Mas allá de la decisión de la cumbre radical, el nuevo cisma de Unen está a la vuelta de la esquina. Podrán extender su agonía e, incluso, hacerla llegar hasta las PASO de agosto de 2015. Pero nada más.

Una alianza nacional entre Macri y la UCR, cada vez más posible

“Por ahora, 2 mas 2 no son 4. Pero si en algún momento dan 4 o más, seguro que nos vamos a sentar a conversar”.

La reflexión matemática, aplicada a la política electoral, corresponde a un dirigente radical con importante ascendente en el centenario partido. ¿A qué se refería? A que por ahora, la cuenta de los votos del PRO con los de la UCR no da una suma lineal sino que algunos votantes de uno u otro partido no los votarían si van juntos.

Ahora bien, esa reflexión fue hecha antes de la elección en la ciudad cordobesa de Marcos Juárez, que sirvió como experimento exitoso de una alianza entre el PRO, el partido de Mauricio Macri, y la UCR de Ernesto Sanz y Julio Cobos.

Lo sucedido ayer no hace mas que comprobar que en diciembre de este año o, a mas tardar en marzo del 2015, el PRO y la UCR se sentarán a definir si van juntos a las elecciones nacionales o no. Es una hipótesis tenida en cuenta por ambos.

Los dos partidos aguardarán a fin de año o principio del 2015 para auscultar quién mide mejor. Si el que mide mejor es Macri, se habrá salido con las suyas en el sentido de intentar liderar la oposición que enfrente al Frente para la Victoria en las urnas. Luego habrá que ver si ese supuesto escenario se plasma en un acuerdo entre partidos, o bien si Macri se transformará en el “buen amigo” de los radicales, para que el público de la UCR tenga vía libre para votarlo.

Si quien mide mas es Cobos, será el PRO el que se acerque a ese partido, con la sola expectativa de formar parte de algo mas grande y no “quedar afuera” de la posibilidad de llegar a la Casa Rosada, al menos como “socio”.

En principio, la experiencia piloto de Marcos Juárez podría amplificarse a toda Córdoba, llevando una fórmula común macristas y radicales, que incluyan a Héctor Baldassi por un lado, y al tándem Oscar Aguad y Ramón Mestre por el otro. La sola posibilidad de derrotar al delasotismo, seduce por demás a la UCR que desde hace años viene batallando por regresar al poder cordobés.

Pero la raíz de ese proceso de posible alianza entre Macri y los radicales está creciendo geométricamente: en otras provincias como Tucumán, Corrientes, Santa Cruz, Formosa, Entre Ríos, Catamarca, Chaco y Mendoza, el germen del PRO-UNEN ya está sembrado.

El desafío para el macrismo es cómo traducir la cantidad de acuerdos provinciales que tiene con la UCR en apoyo a la candidatura presidencial de Macri. Sobre todo en aquéllas provincias -como en Córdoba o Tucumán- donde las elecciones serán desdobladas: primero se votará gobernador y legisladores locales y, mas tarde a Presidente, y legisladores nacionales.

En la intimidad, en el PRO apuestan a que el posicionamiento del Jefe de gobierno porteño como principal opositor llevará a los radicales a repensar esto del Frente Unen junto a los socialistas y poner sobre la balanza: o mantener ese frente con Hermes Binner, Pino Solanas y Elisa Carrió o bien utilizar un acuerdo con el macrismo para ir por el triunfo en unas diez provincias y hacer crecer, nuevamente y después de mucho tiempo, la alicaída estructura radical de gobernadores e intendentes.

Lo cierto es que, también en la intimidad, pero de la UCR, evalúan esa posibilidad e incluso señalan que si el precio a pagar por un alianza con el PRO es que se alejen del frente el espacio de Pino Solanas y del Movimiento Libres del Sur, estarían dispuestos a pagarlo.

Solo es cuestión de tiempo.