Por: Walter Schmidt
“Por ahora, 2 mas 2 no son 4. Pero si en algún momento dan 4 o más, seguro que nos vamos a sentar a conversar”.
La reflexión matemática, aplicada a la política electoral, corresponde a un dirigente radical con importante ascendente en el centenario partido. ¿A qué se refería? A que por ahora, la cuenta de los votos del PRO con los de la UCR no da una suma lineal sino que algunos votantes de uno u otro partido no los votarían si van juntos.
Ahora bien, esa reflexión fue hecha antes de la elección en la ciudad cordobesa de Marcos Juárez, que sirvió como experimento exitoso de una alianza entre el PRO, el partido de Mauricio Macri, y la UCR de Ernesto Sanz y Julio Cobos.
Lo sucedido ayer no hace mas que comprobar que en diciembre de este año o, a mas tardar en marzo del 2015, el PRO y la UCR se sentarán a definir si van juntos a las elecciones nacionales o no. Es una hipótesis tenida en cuenta por ambos.
Los dos partidos aguardarán a fin de año o principio del 2015 para auscultar quién mide mejor. Si el que mide mejor es Macri, se habrá salido con las suyas en el sentido de intentar liderar la oposición que enfrente al Frente para la Victoria en las urnas. Luego habrá que ver si ese supuesto escenario se plasma en un acuerdo entre partidos, o bien si Macri se transformará en el “buen amigo” de los radicales, para que el público de la UCR tenga vía libre para votarlo.
Si quien mide mas es Cobos, será el PRO el que se acerque a ese partido, con la sola expectativa de formar parte de algo mas grande y no “quedar afuera” de la posibilidad de llegar a la Casa Rosada, al menos como “socio”.
En principio, la experiencia piloto de Marcos Juárez podría amplificarse a toda Córdoba, llevando una fórmula común macristas y radicales, que incluyan a Héctor Baldassi por un lado, y al tándem Oscar Aguad y Ramón Mestre por el otro. La sola posibilidad de derrotar al delasotismo, seduce por demás a la UCR que desde hace años viene batallando por regresar al poder cordobés.
Pero la raíz de ese proceso de posible alianza entre Macri y los radicales está creciendo geométricamente: en otras provincias como Tucumán, Corrientes, Santa Cruz, Formosa, Entre Ríos, Catamarca, Chaco y Mendoza, el germen del PRO-UNEN ya está sembrado.
El desafío para el macrismo es cómo traducir la cantidad de acuerdos provinciales que tiene con la UCR en apoyo a la candidatura presidencial de Macri. Sobre todo en aquéllas provincias -como en Córdoba o Tucumán- donde las elecciones serán desdobladas: primero se votará gobernador y legisladores locales y, mas tarde a Presidente, y legisladores nacionales.
En la intimidad, en el PRO apuestan a que el posicionamiento del Jefe de gobierno porteño como principal opositor llevará a los radicales a repensar esto del Frente Unen junto a los socialistas y poner sobre la balanza: o mantener ese frente con Hermes Binner, Pino Solanas y Elisa Carrió o bien utilizar un acuerdo con el macrismo para ir por el triunfo en unas diez provincias y hacer crecer, nuevamente y después de mucho tiempo, la alicaída estructura radical de gobernadores e intendentes.
Lo cierto es que, también en la intimidad, pero de la UCR, evalúan esa posibilidad e incluso señalan que si el precio a pagar por un alianza con el PRO es que se alejen del frente el espacio de Pino Solanas y del Movimiento Libres del Sur, estarían dispuestos a pagarlo.
Solo es cuestión de tiempo.