“Después de ser máquinas del fisco español hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional, he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan porque la miseria y el atraso, nada pueden redituar.” Así uno de los padres fundadores de la Patria, Juan Bautista Alberdi, criticaba el devenir del proceso revolucionario de mayo.
Es frecuente leer entre liberales la idea de rebelión fiscal como acto de resistencia a gobiernos corruptos y autoritarios, plasmando la lucha entre gobierno y ciudadano. Para quien desconozca el tema, la rebelión fiscal consiste en no pagar impuestos (rebelión directa) o pagar menos por vía de elusión fiscal (usar medios legales para pagar menos).
Siempre fui crítico de la rebelión porque requiere, para su correcto funcionamiento, un nivel de adhesión muy alto para evitar que el gobierno pueda tomar represalias contra quienes lo intentan. Junto a la evasión por motivos políticos o de principios existe la otra evasión, la del vivo, la del que no paga porque se cree más piola que el resto. Por último, existe una evasión de la que nadie habla: la evasión necesaria.