Por: Yamil Santoro
“Después de ser máquinas del fisco español hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional, he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan porque la miseria y el atraso, nada pueden redituar.” Así uno de los padres fundadores de la Patria, Juan Bautista Alberdi, criticaba el devenir del proceso revolucionario de mayo.
Es frecuente leer entre liberales la idea de rebelión fiscal como acto de resistencia a gobiernos corruptos y autoritarios, plasmando la lucha entre gobierno y ciudadano. Para quien desconozca el tema, la rebelión fiscal consiste en no pagar impuestos (rebelión directa) o pagar menos por vía de elusión fiscal (usar medios legales para pagar menos).
Siempre fui crítico de la rebelión porque requiere, para su correcto funcionamiento, un nivel de adhesión muy alto para evitar que el gobierno pueda tomar represalias contra quienes lo intentan. Junto a la evasión por motivos políticos o de principios existe la otra evasión, la del vivo, la del que no paga porque se cree más piola que el resto. Por último, existe una evasión de la que nadie habla: la evasión necesaria.
Esta última, la conocen sobre todo los emprendedores, empresarios y cierto grupo de trabajadores que entienden que si tuvieran que pagar todos los impuestos existentes su negocio no podría subsistir. Si tuvieran que trasladar al precio toda la carga impositiva debida según las leyes vigentes la mayoría de sus consumidores no podrían costearlo. En los hechos, los empresarios no son quienes pagan los impuestos, es muy raro que internalicen los costos disminuyendo sus ganancias, por lo que los termina pagando el consumidor.
Por esta razón todos los empresarios, en mayor o menor medida, evaden. O sea que se encuentran atados de manos para oponerse al gobierno porque tienen un muerto en el placard. Conozco muchos casos de personas que se inhiben de participar y comprometerse por miedo a las represalias, sea de la AFIP, ARBA o AGIP. Nadie quiere exponer su fuente de ingresos, la de su familia, ni su salud mental a la persecución de una de estas agencias fiscales.
La economía en negro, en Argentina, representa aproximadamente el 50% de la actividad económica. De hecho, me animo a decir que la gente que cumple con todas sus obligaciones fiscales (les recuerdo que estamos obligados a pedir facturas en cada transacción, por ejemplo), conforme a una encuesta casera que hice entre unos 200 amigos y conocidos, no llega al 20%: 8 de cada 10 argentinos no cumple con todas sus obligaciones tributarias. Somos un país en negro.
Con los Cedines y el nuevo plan de facilidades para los morosos de la AFIP este gobierno kirchnerista ha demostrado que prefiere la caja antes que la legalidad. Quedó demostrado que el origen del dinero que ingrese através del blanqueo/exteriorización no importa en tanto beneficie a sus intereses político-económicos.
No te quiero amargar, tampoco es todo negro. Vos que trabajás en relación de dependencia, ¿sabés cuánto de tu ingreso se va en impuestos? Aproximadamente el 60%. ¿Te parece mucho? Sabé que necesitás pagar más porque la Patria Grande implica Gasto Grande. Necesitamos más Gastón Pauls, más Florencia Peña (los videos porno vienen gratis, cortesía de la SIDE), necesitamos más 6-7-8 que nos digan que vivimos en el Paraíso. Y, fundamentalmente, más empleados públicos, más subsidios, más organismos gubernamentales, más empresas deficitarias que se financian con impuestos. Necesitamos cobrar más impuestos para poder seguir brindando servicios de primer nivel como el tren Sarmiento.
¿Sabés cuál es la verdad? Si todos pagaran los impuestos que se deben pagar, la economía colapsa: cae el consumo, cierran empresas, el desempleo se va a las nubes, el país se funde. La red de impuestos que hoy existe está pensada para que no puedas cumplir con ella. Por ende todos terminamos siendo criminales o cómplices. Y es muy fácil someter a una sociedad de criminales.
¿Te imaginás si dejaras de pagar impuestos cuántos curros se terminarían? Pero no te voy a pedir que te expongas. Sabemos que este sistema es injusto, que los laburantes subsidiamos a un montón de ladrones y parásitos que usan a los pobres como excusa para quedarse con nuestra guita. Sin embargo, hay otra solución.
Te propongo la otra rebelión fiscal: pidamos todas las facturas, denunciemos a todos los evasores, mandemos al frente a todos los que conocemos que evaden algo y demandemos a la AFIP cada vez que no cumpla en enjuiciarlos y condenarlos. Dale, hagamos patria grande y fundamos todo. Si hacemos que todos los que hoy no pagan impuestos paguen, el gobierno va a tener un montón de plata para poder llevar adelante su programa revolucionario nacional socialista, durante un tiempito. Van a aumentar el gasto público como lo vienen haciendo con total irresponsabilidad mientras que la economía se sigue desacelerando.
Eso sí, si te cae la AFIP o los del Ministerio de Justicia recordales que en la mayoría de los estamentos gubernamentales hay trabajo precario, que por cada zapallo como vos que paga hay otro tanto que evade, que en la periferia nadie controla nada y que el sistema tal cual está montado está pensado para que vivamos escondidos, con miedo, sabiendo que si hacemos ruido nos pueden reventar. A eso agregale que los kirchneristas se han robado, por decirlo poéticamente, las flores de todos los jardines.
Es hora de replantearnos algunas cosas como sociedad. Sin dudas, una de ellas es el esquema tributario. Debemos avanzar hacia un sistema que permita que todos paguen, que el peso del fisco sea soportable, que no impida el progreso y que cada argentino pueda perseguir su proyecto de vida. De otra manera, pagar impuestos es financiar la soga con la que habrán de ahorcarnos, es otorgarle recursos a un sistema opresor, inmoral e ineficiente para que se perpetúe en el tiempo. A eso debemos sumarle la transparencia en la administración pública y el uso eficiente de los recursos públicos. Trabajemos juntos para reformarlo.
Este 9 de julio no hay nada para festejar, seguimos sometidos a una Corona, la Corona Kirchnerista. No obstante, dentro de poco llegará el Día de Liberación de Impuestos (DLI), el día en el año cuando, si sumas todo lo que pagás en impuestos (60% de impuestos – 60% del año), dejás de trabajar para el fisco y empezás a trabajar para vos. Calculo que este año caerá por agosto: te pasaste los últimos 7 meses trabajando para financiar a toda la estructura gubernamental. Después del DLI podés festejar que tu salario o ingreso empieza a ir a parar a tu bolsillo.
En estas elecciones podés cambiar las cosas, votá distinto: “Si triunfa la libertad, triunfás vos”.