PASO: ¿Cómo funciona el cerebro al votar?

Las campañas electorales no se ganan en la calle, ni en los medios, se ganan en los cerebros. No me refiero al plano de la razón si no que emociones, impresiones, miedos y creencias pesan tanto o más a la hora de emitir el voto que la ideología, las propuestas o el discurso en muchos casos. Apelar a la emoción suele ser más fácil que dar razones, explicaciones, fundamentar posiciones o desarrollar proyectos.

No es sorpresa que las propuestas queden relegadas a un segundo plano en las campañas electorales. Nuestro cerebro es chanta. Ante la necesidad de procesar información que esté por fuera de nuestros intereses suele tomar información parcial, completarla con prejuicios, impresiones y sensaciones y formar “juicios” que nos parecen fundados. Así nacen los fundamentalistas del humo, gente que defiende a capa y espada proyectos que no terminan de conocer, ignorando otras alternativas.

Suelo bromear con que si la gente se rigiera sólo por las ideas o la razón, en ese paradigma, sólo cabe ser liberal o socialista. Recordemos la frase de Jacques Rueff: “Sed liberales, sed socialistas, pero no seáis mentirosos”. Claro que para poder identificarse como liberal o socialista uno debe realizar todo un proceso de formación y reflexión. Asimismo, se debe trascender las visiones dogmáticas de ambas corrientes. Mucho laburo y no todos nos tomamos el trabajo de hacer el esfuerzo.

En general tomamos decisiones políticas en base al “me gusta” o “me parece” y la mayoría de los partidos se concentran en vender experiencias e impresiones. Muchos no tienen interés en informarse. En relación a la política, a veces por comodidad y otras por estar descreídos de que es posible un cambio, muchos tiramos la toalla. Al hacerlo, nos volvemos funcionales a las campañas superficiales y al berretismo político. Solemos convencernos para no comprometernos y participar con la excusa de que “todo es lo mismo” o “nada va a cambiar”.

El Frente para la Victoria insiste en usar fondos públicos para hacer campaña partidaria agrediendo permanentemente a los adversarios y hasta se colgaron de la sotana del Papa a quien putearon desde la primera hora. Sin ir más lejos, ayer a la noche fueron Cabandié e Insaurralde al piso de 6-7-8 reiterando la posición que denuncié hace un par de columnas en mi nota “Vamos a cerrar 6-7-8”. Corrupción como método de campaña.

Tampoco debe extrañarnos que el espacio UNEN haya tratado de obtener ventajas en base a mentiras: insisten en que son el único frente que va a internas (en Compromiso Federal competimos seis listas, nosotros con la 504C). Tampoco debe asombrar que sobreactúen situaciones o presuman atributos que no poseen. Por ejemplo, su voluntad de “debatir” armando un intercambio entre sus propios candidatos negándose a hacerlo con otros frentes. Tratan de vender que son el único voto “útil”, lo cual es mentira, dado que se puede elegir en tres internas o se puede apoyar a alguno de los partidos minoritarios de izquierda para que superen el umbral de votos del 1,5%.

Por último, no es de extrañar que el PRO apele a recursos emotivos antes que a propuestas, vinculando su campaña a “experiencias agradables”, el recurso del anclaje (anchoring). Helados, calesitas, choripanes, caminatas, bicicletas y globos reemplazan en esta campaña a las propuestas en la primera plana. Tampoco debe sorprendernos el uso de colores partidarios para obra pública y que compartan íconos en folletería o medios desde su gestión de gobierno y su partido. En este caso, aparece la corruptela como método político y la licuación del mensaje hacia algo experiencial como propuesta visible.

Celebro tener la posibilidad de elegir por primera vez, desde que puedo votar, a una opción liberal, algo distinto. Para muchos quizás votar sea una obligación, un simple deber cívico, lo vean como una carga pública o lo experimenten como un concurso de popularidad. Pero para quienes votamos proyectos, ideas, propuestas y nos identificamos con la corriente liberal, ésta no es una elección cualquiera.

Este domingo 11 de agosto, resurgen las ideas liberales. Yo ya decidí mi voto. Voto liberal, voto a Carlos Maslatón para Diputado Nacional en la lista 504C de Compromiso Federal.

Cacerolazo con propuestas: las 5 banderas del #8A

Muchas personas se preguntan si el #8A habrá o no un cacerolazo. Aquellos que hemos sido identificados como organizadores solemos recibir consultas a diario preguntándonos si adherimos o no. Hace poco publiqué una nota (“Basta de cacerolazos”) donde dejaba en claro que si se insiste en mantener las marchas solo en la protesta era un error continuarlas, especialmente tan cerca de las PASO del 11 de agosto.

Sin embargo, hace algunas semanas vengo pensando cómo podemos hacer para que toda la energía que invertimos en organizar e impulsar los cacerolazos quede reflejada en algo concreto. Por eso, asumí el desafío de pasar de la protesta a la propuesta y pensé en proyectos que podamos llevar adelante.

En estas elecciones hay varios candidatos que son afines al sentimiento de los caceroleros. Algunos de los difusores hemos tomado la decisión de candidatearnos procurando encarnar los reclamos de las marchas: Mariana Torres integra la lista de Compromiso Federal liderada por Eduardo Amadeo en la Provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal me presento como tercer candidato a diputado nacional por la lista 504C también de Compromiso Federal liderada por Carlos Maslatón, llevando a Alberto Rodríguez Saá como candidato a senador.

Me parece fundamental traducir los reclamos en proyectos concretos. Necesitamos de un programa legislativo que podamos impulsar juntos para que los legisladores que ocupan el Congreso Nacional lo lleven adelante sin importar diferencias partidarias y la coyuntura. Podemos lograr una unión de la oposición en base a proyectos clave que tomen nuestras banderas.

Desde nuestro espacio proponemos impulsar proyectos que cualquier persona que desee una república más fuerte y esté en contra de las fuerzas autoritarias y los corruptos no tendrá problema en firmar. El programa común propuesto consiste en:

  1. Ley Anticorrupción: Una ley que facilite la lucha anticorrupción acortando los plazos procesales, extendiendo las condenas, habilitando los juicios por jurados, recompensando a quienes colaboren en el esclarecimiento de los casos con un porcentaje de lo recuperado, habilitando a los ciudadanos a actuar como parte interesada en los juicios contra funcionarios públicos, garantizar la recuperación de lo sustraído, la confiscación de bienes y multas altas.
  2. Ley de Acceso a la Información Pública: dicho proyecto viene siendo trabado por el kirchnerismo desde su comienzo y es una pieza fundamental para que los ciudadanos podamos  auditar a los poderes públicos.
  3. Ley de Reforma Electoral: debemos promover boleta única que permite evitar prácticas fraudulentas y ahorra muchísimo dinero y papel. Asimismo, debemos impulsar el voto uninominal para terminar con las listas sábana y la terrible costumbre de llevar al Congreso Nacional “representantes” desconocidos y que, por ende, no representan a nadie.
  4. Ley de Prensa Libre: Eliminar la cadena nacional y dejar de subsidiar al aparato de propaganda gubernamental que permite que con fondos públicos un partido pueda impulsar su discurso contra el resto de la sociedad. Entre ellos, cerrarle la canilla de fondos públicos a 6-7-8.
  5. Ley de Concursos para el acceso al empleo público: debemos terminar con el amiguismo como criterio de selección de personal. Parece ser una gran tentación para los que manejan el poder elegir discrecionalmente a quienes ocupan cada posición. De ésta manera, ciudadanos idóneos tienen la posibilidad de acceder a la función pública mientras que ahora esos fondos se usan para pagar aparatos partidarios.

El kirchnerismo reclama propuestas y qué mejor mostrarles estas cinco ideas a las que nadie puede negarse y que, confío, tanto los candidatos actuales como aquellos representantes que ya ocupan una banca apoyarán.

Desde la lista 504C de Compromiso Federal impulsamos estas propuestas y convocamos al resto de las fuerzas opositoras a suscribir un acuerdo donde, sin importar quién de nosotros gane en estas elecciones y llegue al Congreso Nacional, los reclamos se vean plasmados en proyectos que ayuden a ponerle un freno al kirchnerismo, a su derroche y un fin al ciclo de decadencia que lideran.

Vamos a cerrar 6-7-8

Vamos a cerrar la canilla de recursos públicos, es decir la fuga de impuestos que todos pagamos, al programa partidario 6-7-8 que se emite por Canal 7. Por la escasa audiencia que tiene es un programa antieconómico, un pésimo negocio, que goza de unos grandes financistas: nosotros.

Sin embargo, no son respetuosos de quienes lo financian. 6-7-8 es asimilable a un perro malo que muerde a su dueño, si consideramos que se trata de un programa en un canal público que se hace a pedido y pagado por el Estado en beneficio de todos. En realidad se trata de un programa partidario ocupando un espacio regalado en la TV Pública cuya estructura se financia con nuestros impuestos y sólo promueve a un sector.

Continuar leyendo

9 de julio: Independencia no es pagar impuestos

“Después de ser máquinas del fisco español hemos pasado a ser máquinas del fisco nacional, he ahí toda la diferencia. Siempre máquinas serviles de rentas, que jamás alcanzan porque la miseria y el atraso, nada pueden redituar.” Así uno de los padres fundadores de la Patria, Juan Bautista Alberdi, criticaba el devenir del proceso revolucionario de mayo.

Es frecuente leer entre liberales la idea de rebelión fiscal como acto de resistencia a gobiernos corruptos y autoritarios, plasmando la lucha entre gobierno y ciudadano. Para quien desconozca el tema, la rebelión fiscal consiste en no pagar impuestos (rebelión directa) o pagar menos por vía de elusión fiscal (usar medios legales para pagar menos).

Siempre fui crítico de la rebelión porque requiere, para su correcto funcionamiento, un nivel de adhesión muy alto para evitar que el gobierno pueda tomar represalias contra quienes lo intentan. Junto a la evasión por motivos políticos o de principios existe la otra evasión, la del vivo, la del que no paga porque se cree más piola que el resto. Por último, existe una evasión de la que nadie habla: la evasión necesaria.

Continuar leyendo