Por: Alberto Valdez
Quienes están convencidos del triunfo electoral de Sergio Massa sobre Martín Insaurralde pronostican una polarización cada vez más evidente para las PASO del 11 de agosto y consideran que esa tendencia podría agudizarse en las legislativas de octubre. Si bien es cierto que la Casa Rosada hará todo lo posible para instalar la imagen desconocida del intendente de Lomas de Zamora, no se sabe cuál es su techo electoral, aunque algunos sospechan que no va más allá del 33% de los votos.
De todas formas, el dato más interesante tiene que ver con la intención de voto que ha consolidado rápidamente el intendente de Tigre luego del lanzamiento de su candidatura. A esta altura no cabe ninguna duda que el líder del Frente Renovador ha seducido a muchos votantes de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones presidenciales de 2011 pero también se va quedando con muchos de los que aparecían convencidos con la postulación de Francisco De Narváez. Por eso se ambigüedad discursiva se extenderá, por lo menos, hasta las primarias.
Todo parece indicar que Massa no tendría mucho más electorado K para atraer porque quienes en las encuestas se inclinan por votar a Insaurralde conforman el núcleo duro de la base electoral que se identifica con el proyecto de CFK. En todo caso el ex jefe de Gabinete deberá hacer esfuerzos para fidelizar a los votantes que le quitó al Frente para la Victoria. Y para ello necesita no mostrarse como un candidato antikirchnerista duro.
Mientras tanto, el tigrense sabe que todavía puede atraer a muchos de los que aún dicen que optarán en el cuarto oscuro por De Narvaéz. Evidentemente dicen los estrategas del massismo que en las próximas semanas apostarán a socavar la base electoral del ex dueño de Casa Tía. “Cuánto más caiga el Colorado en las encuestas mejor intención de voto va a tener Sergio”, dicen sus colaboradores. Otros también especulan con aspirarle votantes a Margarita Stolbizer por aquello del “voto útil”. Quizás muchos de estos pronósticos se verifiquen en la semana previa a las PASO o en las legislativas de octubre.
Pero en el bunker del Frente Renovador aspiran a generar en las próximas semanas un escenario de polarización con Insaurralde que deje a De Narváez y Stolbizer en una competencia por un tercer puesto casi testimonial. Sostienen que los resultados que surjan de las PASO deben asemejarse a una primera vuelta para que el electorado concurra en octubre a votar como si se tratara de un ballotage. Ese escenario, bastante probable si el oficialismo sigue tropezando en la gestión diaria, podría ayudar a Massa a obtener un triunfo contundente.
El objetivo del massismo apunta a utilizar las primarias como una herramienta que traccione al “voto útil” en las elecciones generales. Así como las PASO le permitieron a CFK en 2011 asegurarse el triunfo ante la sensación de irreversibilidad de ese resultado contundente ahora no se descarta que se transforme en un boomerang para las listas del Frente para la Victoria. Todo va a depender del porcentaje que alcance el intendente de Tigre el 11 de agosto. Debe ganar y dejar muy atrás a De Narváez.
En las últimas horas circulan algunos sondeos que ratifican el primer puesto de Massa a casi 10 puntos del intendente de Lomas de Zamora. Pero la novedad que se empieza a reflejar en el escenario bonaerense es que Stolbizer estaría desplazando del tercer puesto a De Narváez. Con lo cual no es sencillo pronosticar cuál puede ser el techo electoral del tigrense. Una de las encuestas que descansan en despachos gubernamentales anticipa un escenario preocupante para los K: se consultó a los entrevistados si votarían por Massa o Insaurralde en octubre y ahí surge una ventaja contundente para el referente del Frente Renovador ya que podría superar el 40 por ciento de los votos.
Conocedores de estas tendencias preocupantes para su candidato, en la Casa Rosada ensayan algunas estrategias. Una de ellas apuntaría a “levantar” a De Narváez poniéndolo en el centro del escenario para frenar la sangría de votos que viene favoreciendo al ex titular de la Anses. También se perciben muchas expectativas en torno al rol del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, en la campaña electoral de Insaurralde. Se sabe que el mandatario bonaerense mide muy bien pero nadie sabe a ciencia cierta cuántos votos puede traccionarle al jefe comunal de Lomas de Zamora.
A esta altura muchos se preguntan por qué Cristina no presionó a Scioli, quien con sospechosa docilidad se bajó de un acuerdo con Massa y salió rápidamente con un discurso ultra K, para que encabezara la lista del Frente para la Victoria. En el oficialismo se dice que ese escenario era riesgoso para CFK ya que un eventual triunfo del gobernador lo hubiera dejado en las puertas de la candidatura presidencial para 2015.
Pero su creciente protagonismo podría impulsarlo a la competencia por la sucesión si gana Insaurralde aunque sea por un voto. Por eso no hay que descartar al gobernador como protagonista pese a su flamante rol de kirchnerista de paladar negro. Más que nunca los sciolistas dicen que el proyecto presidencial del ex vicepresidente de Néstor ya no depende de la re-reelección ante la imposibilidad de los K de impulsar la reforma constitucional. Ahora su enemigo es Massa. Por eso argumentan que un triunfo del intendente de Tigre dejaría a Scioli con las manos vacías. Ergo: no le queda otra que apostar por Insaurralde y rogar que no haya polarización.
Paradójicamente algunos funcionarios de la Casa Rosada admiten en privado que el Frente para la Victoria podría ser derrotado en las PASO. Sin embargo, no desesperan porque aseguran que el kirchnerismo ha demostrado que puede recuperarse en las peores instancias. Confían que con la mística de la militancia y el perfil combativo de la jefa de Estado puede dar vuelta la situación como lo hicieron luego de la derrota electoral de 2009. ¿Alcanzará en esta oportunidad?