Por: Boris Gómez Úzqueda
Con los actuales precios del barril de petróleo a varios países de América Latina -Venezuela, Colombia, Ecuador y Brasil- se les abre una oportunidad de replantear sus negocios de exportación de petróleo.
Infortunadamente, de momento Bolivia está fuera del negocio petrolero, dado que es más gasífero que petrolero, pero no descartamos que en las próximas décadas, con el avance de la tecnología y el descubrimiento de nuevos reservorios de shale-gas y shale-oil pueda ser parte del negocio.
Veamos qué podría suceder en estos años: actualmente el barril Brent está a USD 110. Brent es la unidad de medida con la que se están rigiendo la mayoría de contratos en los países dado que antes era el tradicional WTI (West Texas Intermediate), que era incluso más caro que el Brent porque Estados Unidos siempre era deficitario en producción. WTI cayó el pasado año y hoy se descuenta entre 10-15 USD respecto al Brent porque hay ya mucha producción doméstica almacenada en Estados Unidos. Mucha oferta y poca demanda por ausencia de transporte interno (oleoductos). Naturalmente ese precio retornará a niveles similares del Brent cuando haya mayor refinación y transporte interno en Estados Unidos.
El alto precio del petróleo está causando fuerte impacto en economías europeas principalmente. Grandes productores e inversionistas verán de no permitir mayores subidas de precio porque el barril Brent a 130/140 o 150 pareciera no le conviene a nadie, ni a bancos ni a inversionistas. Ganarían mucho más pero se derrumbarían las economías de los Estados, volviendo insostenible el precio del combustible. Europa es un caso paradigmático de economías en riesgo que deben ser “rescatadas”.
Con relación a la relación petróleo – política: temas políticos puntuales como sanciones a Irán, las crisis financieras en países del “primer mundo” y la denominada “primavera árabe” habrían logrado finalmente persuadir a la OPEP (el cártel económico-petrolero más importante del mundo) y a sus miembros de recortar (en algo) la producción de petróleo para mantener precios (Brent) que de alguna manera “acompañen” a las economías europeas que no marcharon muy bien 2012 y a las que les está costando trepar positivamente en 2013. Siendo así OPEP logró reducir 1 millón de barriles menos de producción para el mercado (de los aproximadamente 30 millones día de producción) por cuotas y límites acordados entre sus miembros.
Además han surgido problemas de operaciones en países productores Nigeria y Libia (ataques terroristas y reciente expulsión del régimen khadafista, entre otros). Arabia Saudita sigue siendo el key player para controlar precios en el mercado. Irak logró, luego de diez años de invasión norteamericana, crecer en producción a 3.3 millones por día.
El caso de Venezuela es preocupante. No llega a producir ni 2.2 millones por día. Analistas bien informados pueden certificar que el régimen de Chávez perjudicó a la industria petrolera por ausencia de nuevas inversiones. Antes producía 1 millón más de barriles de petróleo que hoy. El régimen chavista dilapidó dinero en programas sociales en vez de atender la industria: exploración, producción o mejora de refinación. Venezuela no está aprovechando el alto precio del barril, en todo caso está despilfarrando sus ingresos. Además está atrapada en créditos con China contra petróleo barato. No va a mejorar el negocio petrolero venezolano de seguir el régimen.
Estados Unidos es un caso de crecimiento positivo: la producción de crudo “ligero” incrementó y se combina con crudo “pesado” mexicano o venezolano, situación técnica que no es aprovechada por Venezuela. Sobre el despilfarro de petrodólares y de fondos venezolanos -y sobre el despilfarro de fondos del gas natural en Bolivia- hemos comentado ampliamente.
Estados Unidos sigue avanzando en shale gas y shale oil. Siguen buscando petróleo y gas, han incrementado casi 1.5 millones de barriles de petróleo solamente en los últimos meses, pudiéndose incrementar a 2.5 millones de crudo ligero hasta 2020 de crudo ligero (densidad 35-40º API, para refino de gasolina), dejando de importar crudo ligero de Nigeria o Venezuela, evitando gasto de dólares. También dejarán de importar crudo-medio de Arabia Saudita de manera que se abre otro tipo de escenarios de mercado.
América Latina (Venezuela, Colombia, inclusive Argentina, Ecuador y Bolivia de elevar cuotas de producción) de crudo pesado que complementa crudo ligero norteamericano para refinar tendrían nuevas oportunidades de negocios. Pero la visión debe cambiar y deben haber sólidas estructuras de inversión y políticas para llegar al centro refinador del eje Texas-Luisiana para que va a seguir demandando “crudo pesado”. Inclusive la lejana China e India tiene preferencia por el “crudo pesado” latinoamericano.
México: se viene una reforma de PEMEX y con participación privada en el sector energético, por la nueva visión del presidente Enrique Peña Nieto y por el manejo altamente gerencial y moderno que se imprimirá en PEMEX, dando paso a inversiones privadas en shale gas shale oil, petroquímica.
Argentina no está en su mejor momento en el tema energético. Hay nacionalizaciones y aún no han logrado independencia energética. Sigue los malos pasos de Bolivia en el tema hidrocarburos.
Brasil aún camina para consolidar “presal” necesita muchas inversiones y aún más tiempo quizá a partir de 2018. Inversiones complejas, esquemas complejos, por ello es que el “mundo petrolero” debe ser afrontado con criterio y con imaginación.
Así está esta parte del mundo en el negocio más importante, y en Bolivia se sigue en la bizantina discusión y politiquería interna.
El “asunto” del petróleo será siempre un tema de actualidad económica latinoamericana; gran parte de los ingresos de la región provienen de la venta de petróleo y gas y por los próximos 100 años será la gran fuente de recursos financieros del Continente.