La visita de Maduro

Según parece, Nicolás Maduro llegará a Buenos Aires el 15 de marzo para verse con Cristina Fernández y buscar su apoyo. Puede que se trata de una visita agradable para la presidente pero es muy incómoda para el país.

El mundo está observando el espectáculo dantesco de Venezuela, un país atravesado por hordas paragubernamentales que con armas y motos provistas por el gobierno aterrorizan las noches de las principales ciudades a los tiros por las calles. Es más dispongo de testimonios personales directos que dan cuenta de redadas protagonizadas por esta gente entrando a edificios a los balazos contra inocentes, para sembrar el amedrentamiento.

Versiones fundadas indican que estos batallones –llamados “los colectivos”- están compuestos por delincuentes comunes -por el hampa hecha y derecha- que, como consecuencia de un consejo de Fidel a Chávez, éste cooptó para utilizarlos en la tarea de esparcir el terror.

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Las PASO y el corazón común

Las elecciones primarias han convocado muy poco interés ciudadano. Casi la mitad de los argentinos no saben qué se vota, ni que se elige, ni para que sirven; llegarán a las urnas con una alegre inconsciencia.

Se trata de la consecuencia de una doble causa: la explosión natural del sistema de partidos que provocó la crisis del 2001 y la profundización adrede que el gobierno ha buscado de esa circunstancia.

Desde que Duhalde suspendió las elecciones internas previas a las elecciones anticipadas del 11 de marzo del 2003, el peronismo decidió trasladarle sus propias guerras a la sociedad. El partido ya no arregla dentro de sus propias fronteras los que le sucede internamente sino que exporta esas batallas por fuera de sus límites obligando a la ciudadanía a inmiscuirse en sus entuertos.

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Ahora, la Constitución

Nada está terminado para el kirchnerismo. La lógica de creer que el gobierno es capaz de procesar un “no” por respuesta a sus intenciones; de entender un “no se puede” como recordatorio de que sus pretensiones tienen límites, no entra en la dinámica de su cosmovisión. El kirchnerismo -el gobierno- no va a aceptar que la Corte le diga que “no” a lo que quiere; y si el argumento judicial para decir que “no” es la Constitución, pues habrá que emprenderla, entonces, contra la Constitución. Éste es el próximo paso.

Si uno se fija bien en la historia de los últimos 10 años la mecánica uniforme del gobierno ha sido guiada por la lógica de la espiralización: frente a un obstáculo en el objetivo perseguido, la respuesta fue arremeterla contra el obstáculo, a cómo de lugar, de cualquier manera.

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