La noticia de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió finalmente ”no acompañar” a la Argentina en su reclamo para ser escuchada ante la Corte Suprema de Estados Unidos en su litigio con los “holdouts“, pocos días después de que el Gobierno de los Estados Unidos expresara su propia decisión en igual sentido es un tremendo revés para la posición argentina.
Éste fue el último artilugio en la estrategia legal del gobierno local, que sigue apostando a la victoria en el juicio y para quien el apoyo de los EEUU y del FMI era una pieza clave ante el fallo del juez Thomas Griesa, quien ordenó al país a pagar 1.300 millones de dólares a los “holdouts”.
La estrategia ahora se encuentra sustancialmente debilitada y las posibilidades de triunfo cada vez más lejanas, ya que Argentina no cuenta con ningún apoyo en su reclamo ante el máximo tribunal de los Estados Unidos en vísperas del vencimiento del plazo procesal para la presentación a este fin. Es importante además recordar que el FMI está contemplando sancionar al país por su reiterado incumplimiento en materia de sus estadísticas.
Todo apunta a que la Cámara de Apelaciones de Nueva York emitirá un fallo adverso como su última palabra, y que el Gobierno arrastrará al país al default técnico cuando deba afrontar el vencimiento de títulos con ley neoyorquina con los pagos de intereses según un cronograma apretado hasta fin de año: 67 millones de dólares el 30 de septiembre por el bono Par, 47 millones de dólares del Global 2017 el 2 de diciembre y 157 millones de dólares por el Discount el 31 de diciembre.
Por otro lado, los CDS argentinos han mantenido un elevado nivel durante este último tiempo, que demuestra que el mercado estima la probabilidad del default en más del 73%. Y el riesgo país de la Argentina sigue siendo el más alto del mundo, en sí mismo una importantísima manifestación del nivel de desconfianza presente en los mercados.
Cuál será el impacto de un default en septiembre
- Los títulos de deuda actualmente se cotizan, aunque con una exposición muy limitada, en la Bolsa de Valores de New York Stock Exchange. Con un default, estos bonos no tendrán valor alguno en el mercado. Tampoco lo tendrán las acciones en empresas argentinas que cotizan en Bolsas extranjeras.
- El mercado parará de inmediato las transacciones de “contado con liqui“, con letras de cambio. Será muy complicado colocar deuda sub-soberana en los mercados internacionales, como han hecho la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre otras, que no podrán salir a financiarse con lo recaudado en los mercados de capitales internacionales cuando ya estén en un punto crítico fiscal. Por ejemplo, en mayo del 2012, la provincia de Buenos Aires concretó una nueva emisión de títulos en dólares en el mercado local por un valor de 50,2 millones de dólares a una tasa fija del 9,25 por ciento. Según informó el Ministerio de Economía provincial en ese entonces, “los fondos provenientes de la suscripción de los títulos serán utilizados para financiar la ejecución de proyectos y/o programas sociales y/o de inversión pública actualmente en desarrollo o que se prevea iniciar durante el ejercicio 2012… El resultado de esta colocación de títulos en dólares demostró ser una opción atractiva para el mercado”. El valor de estos títulos se desplomaría, generando una crisis a nivel provincia que impactaría fuerte en todo el espectro de la economía local, desde los sueldos de los empleados públicos a las obras de mejora de infraestructura, por ejemplo.
- El gasto público en las provincias destinado a obras de infraestructura, tales como trabajos en el cauce de ríos subterráneos para prevenir inundaciones, distribución de gas y electricidad, mejoras en el sistema ferroviario, y también para salarios de funcionarios y empleados públicos, como docentes, ya no se podrá financiar mediante la contracción de deuda en los mercados extranjeros.
- El BCRA será la única fuente de crédito para todo el país, cuando la inflación ya es muy alta y sus reservas muy bajas. Impulsará una situación fiscal de gran fragilidad hacia la crisis, llegando a la hiperinflación y el colapso de las reservas de divisas.
- Los efectos negativos del default y sus consecuencias se harán sentir para los gobiernos provinciales y municipales, y podrían verse afectados los consumidores en menos de 6 meses.