Burbujas: pompas de codicia

Darío Epstein

Cuando el precio de un activo se aleja cada vez más de su valor real o intrínseco, es decir del valor que debería tener, se está en presencia de una burbuja, también llamada burbuja económica o especulativa, burbuja de mercado o burbuja financiera.

Este fenómeno es mucho más frecuente de lo que muchos piensan y se gesta en los mercados financieros y bursátiles, en gran parte debido a la especulación. El proceso casi obligado es de una suba anormal y prolongada del precio de un activo, que tiende a explotar en el aire en algún momento del tiempo (en inglés, crash).

Todos han escuchado hablar de alguna burbuja económica o de mercado. Entre las más famosas está la increíble especulación con los tulipanes holandeses en el siglo XVII, que llegaron a valer más que una casa. También podemos repasar los alcances de la burbuja “punto com” de empresas de internet, la burbuja financiera e inmobiliaria en Japón.

Pero las que verdaderamente generaron efectos terribles sobre la economía figuran el crack bursátil de 1929, que hundió a la economía norteamericana en la peor depresión que se registre a la fecha, por lo profunda y extensa en el tiempo, así como la burbuja del precio de las viviendas que, al estallar, produjo en EEUU la crisis de mercados de 2008 y la crisis económica de 2009.

El proceso especulativo lleva a la aplicación de la denominada teoría del “tonto mayor”, en la que los nuevos compradores simplemente compran con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, y no por sus fundamentos económicos, o por el flujo de fondos futuro descontado a la tasa de descuento relevante, tal como debería valuarse un activo en la práctica. Es decir que en parte son causadas por racionalidad limitada o supuestos sobre la irracionalidad de otros: los inversores excesivamente optimistas que se desenvuelven en un mercado (los tontos) compran activos sobrevaluados anticipando su venta a especuladores más tontos aún a un precio mucho mayor.

La espiral de continuas subas hace que el precio del activo alcance niveles absurdamente altos hasta que la burbuja termina estallando debido al inicio de la venta masiva del activo cuando hay pocos compradores dispuestos a adquirirlo, y hasta puede llevarla a los precios inferiores a su nivel de equilibrio (es decir, yéndose exactamente al otro lado).

Según Charles Kindleberger, la estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en cinco fases:

  • SUSTITUCIÓN (displacement): es el incremento del valor de un activo.
  • DESPEGUE (take off): lo originan las compras especulativas, es decir, comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad.
  • EXUBERANCIA (exuberance).
  • ETAPA CRÍTICA (critical stage): comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender.
  • ESTALLIDO (crash): cuando los compradores desaparecen por completo e incluso muchos comienzan a vender en descubierto, forzando las bajas y dándole mucha volatilidad.

Como muchas veces es imposible determinar los valores intrínsecos de los bienes o de los negocios detrás de algunas compañías por lo nuevas que son o lo difíciles de valuar, las burbujas son frecuentemente identificadas ex post, es decir en forma retrospectiva (cuando los precios ya cayeron).

Según Robert Shiller, para que haya burbuja es necesario que exista:

  1. Importantes alzas en el precio de un activo o clase de activos.
  2. Gran entusiasmo público acerca de estos aumentos de precios.
  3. Gran repercusión mediática.
  4. Nuevos métodos de valoración que justifican esos altos precios.
  5. Caída en la actividad del sistema crediticio.

A todas estas características en común, agregamos la fácil disponibilidad de crédito y su bajo costo que magnifica los efectos de una crisis. Un gran estudioso de las burbujas fue Hyman Minsky, que las vinculó al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a las variaciones de las tasas de interés.

En síntesis, la formación de una burbuja es básicamente una cuestión de comportamiento del inversor, en donde los precios suben más allá de lo razonable y los análisis objetivos no tienen cabida. El “efecto manada” lleva a los inversores “racionales” a asumir que si todo el mundo está comprando un activo, debe ser porque es una oportunidad interesante, porque todo el mundo no puede estar equivocado. Es importante saber que hubo y siempre existirán las burbujas, pero que en algún momento estallan.

 

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