Tasa de interés y dólar: la primera semana de Vanoli en el BCRA

Eliana Scialabba

La salida de Juan Carlos Fábrega del Banco Central la semana pasada introdujo más incertidumbre a la ya existente en el manejo económico. El dólar y las tasas de interés, principal debate entre el saliente presidente del BCRA y el titular de Economía, volvieron al centro de atención, y la duda principal es cuál será su manejo hasta el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

Si bien se esperaba que una de las primeras medidas de Alejandro Vanoli – más afín al Ministro de Economía que su predecesor – fuera bajar las tasas de interés, tal como pedía Axel Kicillof desde Economía, la dirección fue la contraria: desde el miércoles es BCRA instrumentó una serie de medidas para “estimular el ahorro en pesos”.

Desde el Central fijaron una tasa mínima para los depósitos en plazos fijos en pesos, la cual a partir de mediados de la semana se ubica en el 22,89% anual por depósitos a 30 días menores a 350.000 pesos, y la misma dependerá de la evolución de la tasa que pagan las Lebac, con las que el ente emisor “absorbe” el exceso de emisión monetaria, principalmente explicada por la fuerte expansión de la oferta de dinero destinada a monetizar el creciente déficit fiscal.

Según la nueva normativa, la tasa minorista que paguen los bancos comerciales no podrá ser inferior al 87% de las tasas de letras del BCRA, la cual en la última licitación a 90 días se ubicó en el  26,86%. Esta suba implica casi cinco puntos porcentuales respecto del promedio de las tasas pagadas en el mes de septiembre, lo que representará aproximadamente un costo adicional de 7.200 millones de pesos para los bancos, que deberán reasignar esos fondos desde operaciones más rentables.

Con esta medida, el Banco Central pretende que una mayor parte del excedente de dinero en circulación se destine a depósitos en plazo fijo, en lugar de seguir destinándose a demanda de dólares en el mercado paralelo, presionando su cotización a la alza, y ampliando la brecha con el tipo de cambio oficial.

Sin embargo, a pesar de la suba de casi cinco puntos porcentuales de las tasas de interés, las mismas siguen siendo (muy) negativas en términos reales. Con una inflación anual del 40%, una tasa del 23% no cambia mucho las decisiones del inversor respecto a la tasa del 18% del mes pasado, ya que si bien es posible un leve aumento de los depósitos a plazo fijo, no se desincentivará la compra de divisas norteamericanas en el mercado paralelo, menos ahora que la cotización se encuentra a la baja.

Si bien durante los últimos días la brecha entre el oficial y el paralelo, que se había disparado por encima del 80%, descendió casi 10 puntos porcentuales, este achicamiento no se explica por la medida sobre la tasa de interés, la cual tendrá un efecto positivo marginal, sino por la intervención de los mercados “alternativos” de divisas (blue, MEP, contado con liqui) por parte de Vanoli, quien “pidió” a los mayoristas del mercado paralelo su “colaboración”.

Desde el mercado indican que, a partir de la asunción de nuevo presidente del BCRA, el blue opera con “cupos”: no más de 100.000 dólares por cliente, y a 15 pesos, con el fin de evitar que los “grandes jugadores” metan presión adicional sobre la cotización de la divisa. Esta es la explicación del cierre de la brecha: si bien por un lado se muestra la opción de suba de tasas, el dólar blue no baja por menor demanda, sino porque los vendedores están operando en menores volúmenes por temor a mayores presiones por parte de la autoridad monetaria.

De esta forma, la primera semana de Vanoli al frente del BCRA muestra un aumento de la intervención en el mercado financiero: presión a la suba de tasas y a la venta de dólares a través de canales alternativos, con la promesa de no devaluar.

Si esta es la estrategia a seguir en los próximos quince meses, el rumbo se vislumbra complejo: tipo de cambio oficial anclado, con inflación subiendo por encima del 2% mensual llevará a un mayor atraso cambiario, presionando aun más sobre las escasas reservas. A esto hay que sumarle los pagos que debe realizar el gobierno en moneda extranjera, y las crecientes necesidades de financiamiento del Tesoro por parte del BCRA.

A pesar de que el equipo económico buscará llegar a fines de 2015 sin que la situación macroeconómica se desborde, el manejo de las variables llevado a cabo durante los últimos meses indica lo contrario, y esta estrategia, tarde o temprano, terminará “chocando” contra la realidad.