Por: Ernesto Mattos
Al estudiar el denominado Informe Económico Semanal del Banco Ciudad de Buenos Aires Nº 222 (18 de enero de 2013) podemos encontrar un apartado con las siguientes conclusiones:
Nadie a ciencia cierta puede adivinar cuándo termina esta novela. Sólo sabemos que el año 2012 le subió el rating a la discusión al probar que la inflación podía subir aún con la economía en recesión e indicando que quizás ahora la convergencia entre ambas podría estar más cerca. Según el IPC-Congreso, la inflación trepó a 25,6% en 2012 y superó en 3 puntos porcentuales el registro de 2011.
Las conclusiones que presenta el informe no tienen en cuenta que dicho índice, IPC-Congreso, no ha podido demostrar con exactitud la veracidad de su metodología para medir la variación de precios. Esto fue denunciado por la Secretaria de Comercio Interior:
Estos registros fueron creciendo año tras año hasta llegar a estimaciones para el actual que proyectan índices anuales de hasta el 35%. La Secretaría de Comercio Interior les reclamó hace un mes que presenten sus métodos de medición. Dos consultoras, Efimac, de Miguel Kiguel, y www.abeceb.com, de Dante Sica, no llevan a cabo ningún tipo de encuesta o muestreo de precios. Realizan sus estimaciones utilizando una fórmula que computa la evolución de la emisión monetaria y el gasto público, un procedimiento que no tiene ninguna relación con la realización de un IPC. Fiel, que en los noventa fue presidida por Ricardo López Murphy, informó que realiza un muestreo de apenas 90 productos en 150 locales de la Ciudad de Buenos Aires; Ecolatina, la consultora fundada por Roberto Lavagna, informó que mide 80 precios, en 120 comercios, de los que 80 están radicados en la ciudad autónoma.
Así se demuestra la precariedad de la estimación, lo cual puede estar llevando a conclusiones erróneas o por lo menos poco precisas para ser utilizadas como medida de inflación. Cabe otra aclaración: no es lo mismo decir “índice de precios” que “inflación” o que “costo de vida”. En el “informe N°35, “El IPC-Congreso confirma que bajo la inflación”, del CEMOP se encuentran estas definiciones:
Índice de Precios al Consumidor: El principal objetivo es medir la variación de precios de los bienes y servicios representativos del gasto de consumo de los hogares residentes en la zona seleccionada en comparación con los precios vigentes en el año base.
Inflación: La inflación es un concepto más amplio que el Índice de Precios al Consumidor. Comprende, además de las variaciones de precios de los bienes y servicios de consumo de los hogares, la evolución de los bienes y servicios exportados, de los utilizados como consumo intermedio de las industrias y los destinados a la acumulación como inversión bruta fija o variaciones de existencias y los precios de los bienes importados, entre otros. La inflación es el aumento continuo y generalizado de los precios de los bienes y servicios de una economía. Continuo porque se sostiene a lo largo del tiempo, y generalizado porque afecta a todos los precios.
Costo de vida: El costo de vida es un concepto teórico que busca reflejar los cambios en el monto de gastos que un consumidor promedio destina para mantener constante su nivel de satisfacción, utilidad o nivel de vida, aceptando -entre otras cosas- que pueda intercambiar permanentemente su consumo entre bienes y servicios que le brindan la misma satisfacción por unidad de gasto. Su ponderación es compleja porque se basa en conceptos subjetivos (nivel de satisfacción).
Entonces, tomando el IPC-Congreso como medida de la inflación, el informe del Banco Ciudad agrega que dicha inflación es causada por la emisión monetaria. Planteado de esta forma tendría que existir una causalidad entre amabas variables. Para corroborar dicha causalidad utilizaremos, suponiendo que es cierto que el IPC-Congreso mide la inflación, los datos de Base Monetaria e IPC-Congreso.
Del gráfico y los datos se infiere que existe una correlación leve, pero que no explicaría la causalidad directa entre emisión monetaria y variación de precios (ICP-Congreso). Entre junio y julio de 2011 la variación de precios paso de 1,50% a 1,70%; mientras que en el mismo periodo la base monetaria varió de 3,18% al 5,14%; la primera varió en un 0,20 puntos porcentuales, en tanto que la segunda varió en 2,04 puntos porcentuales. La magnitud mayor de la base monetaria no influye en la magnitud de la variación de los precios.
Durante 2012, en los primeros meses de enero y febrero, la emisión monetaria paso de 5,01% a -5,79%, una fuerte contracción monetaria que se expreso en una variación de los precios del mismo periodo, 1,90% a 1,65%, una contracción levemente de 0,25 puntos porcentuales, lo que estaría confirmando la poca relación causal entre estas dos variable. En el mismo año entre los meses de mayo y junio la variación de la base monetaria pasa de 1,44% al 5,86%, un crecimiento de 4,42 puntos porcentuales, mientras que la variación de los precios pasó de 1,71% al 1,63%, un decrecimiento de menos de 1 punto porcentual, en el mismo período. La misma contradicción ocurre para los meses posteriores al cobro de aguinaldo, de julio y agosto, la variación mensual de la base monetaria pasa de 6,44% a 2,38%, un contracción de 4,06 puntos porcentuales; en tanto que la variación de los precios experimentó un incremento de 1,76% a 1,91%, un crecimiento de menos de 1 punto porcentual. La magnitud de la contracción de la base monetaria estaría haciendo crecer levemente la variación de los precios.
Si tomamos todo el periodo de mayo de 2011 a mayo de 2013 se demuestra que la estabilidad de la variación de los precios no tiene relación con las variaciones porcentuales de la base monetaria. Se puede inferir que puede existir una leve correlación entre ambas pero nunca que existe causalidad entre emisión e inflación. No hay que olvidar la dudosa procedencia de los datos del IPC-Congreso que antes comprendía a 14 consultoras y que actualmente son 20.
En consecuencia, si 2012 fue un año de elevada inflación con respecto al 2011, como dice el informe del Banco Ciudad, las variaciones porcentuales de los precios no tuvieron grandes oscilaciones; no es el caso de la base monetaria, que tuvo fuertes oscilaciones durante el 2011 y 2012 y a su vez con un pico negativo que refleja la contracción de la base monetaria que no se expresó en los precios (siempre suponiendo que seguimos la lógica de que la inflación es una cuestión de emisión monetaria). En muchos puntos entonces no se cumple la causalidad propuesta por el Banco Ciudad y ciertos sectores políticos de oposición. Otro detalle del informe del Banco Ciudad es que toma sólo tres meses (ver gráfico) en el año para demostrar esa causalidad, y no las variaciones mensuales de ambos durante 2011, 2012 y los primeros meses de 2013 para analizarla.