Por: George Chaya
“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte. O, en la interpretación europea de la crisis de Gaza, el terrorista incluido en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea que no mate europeos será considerado como menos terrorista”. Al igual que Groucho Marx, la Unión Europea se dispone ahora a intentar que la primera parte de la segunda parte contratante sea la segunda parte de la primera parte. No se esfuerce el lector por entenderlo: ¡simplemente no tiene sentido!
En el pasado, Europa y EEUU podían permitirse realizar análisis maniqueos porque los proyectiles de Hamás sólo impactaban contra los cultivos o en campo abierto. Ahora, sin embargo, tienen a su merced a alrededor de 6.000.000 de israelíes, un número importante sobre el total de la población del Estado Hebreo.
El 27 de diciembre de 2001, el Consejo de Europa adoptó la Posición Común 2001/931/PESC en cuyo anexo al primer artículo -”Grupos y Entidades”- puede leerse: “Hamás (incluido Hamás-Izz al-Din al Qassem)” en el décimo puesto, después del Grupo de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO)”. La condena de la Unión Europea a Hamás sobre el papel es tan tajante. En el puesto undécimo aparece la Fundación Tierra Santa, la fachada de Hamás dedicada al proselitismo, las relaciones públicas y la captación de fondos. Además, al incluir a Hamás como organización política y a su brazo militar, Hamás-Izz al-Din al Qassem, muestra que la UE considera que Hamás es un grupo terrorista, se mire por donde se mire.
Ahora bien, fuera del papel, las cosas comienzan a cambiar. La Unión Europea se muestra hoy más partidaria de legitimar a Hamás que muchos países árabes. Dentro de la lista de organizaciones terroristas de la UE aparecen grupos que actúan dentro de sus fronteras, pero no parece que nadie plantee que la manera de terminar con ellos sea incorporarlos a una mesa de negociaciones y concederles un Estado propio. La política de la UE con Hamás recuerda a esos nostálgicos comunistas procastristas que, una vez al año, viajan a Cuba de vacaciones; ya se sabe, el comunismo es lo mejor, pero para el resto de mortales, excepto para tirarse unos días en sus playas. Hasta el señor Barack Obama ha pensado igual a Bruselas hasta que los islamistas del ISIS lo acercaron a la realidad con su accionar tanto en Irak como en Siria
Sin embargo, la legitimación de Hamás por parte de la Unión Europea todavía es más absurda que todo esto. Su obsesión con la tregua tiene difícil explicación, de no ser para contener el alza del precio del petróleo por parte de Qatar.
Ahora, que digan que, en caso contrario, se podría radicalizar a los musulmanes que habitan en Europa no tiene demasiado sentido, ¿acaso no radicalizan mucho más las soflamas coránicas del Ministerio Saudita de la Da’wa que se pueden adquirir en cualquier mezquita de Barcelona o Londres?
Al tiempo, Rusia no ha pagado ningún precio por su invasión a Georgia, sus desmanes en Crimea y ni mencionar Ucrania, Siria e Irán. Tanto es así que las ex repúblicas soviéticas (las mismas que la Unión Europea no protege pero a las que critica por su escaso europeísmo han visto frustrado su deseo de entrada en la UE por la vía rápida. Rusia sólo posee el 11% el petróleo mundial y la quinta parte del gas; pero los responsables de la política exterior de la UE quieren hacernos creer que van a presionar a los países productores musulmanes (los mayores exportadores de crudo) para que dejen de financiar a Hamás. Si Usted no se lo pregunta como lector, yo sí: ¿En qué universo piensan que vivimos estas personas?
Pero el verdadero quebradero de cabeza de la UE y de Washington es que los proyectiles de Hamás ya están alcanzando los núcleos de población civil israelíes donde nunca antes habían llegado. Hasta hace poco, sus diplomáticos podían permitirse realizar análisis sesgados y maniqueos de la realidad porque los cohetes sólo impactaban contra los cultivos o causaban algún cráter en la acera. Ahora, sin embargo, Hamás tiene a su merced a Jerusalén y Tel Aviv. Europa, EEUU, la ONU y la OTAN se han atado sus propias manos, ya que carecen de cualquier credibilidad para neutralizar a los terroristas: su primer fracaso ha sido la misión destinada en Líbano luego de la guerra de 2006. Tal misión ONU, no ha supuesto ningún obstáculo para el rearme y empoderamiento de Hezbollah. ¿Alguien puede esperar algo distinto de Gaza por parte de la ONU?
Para mayores males, la única opción para detener a Hamás pasa por conceder pequeños regalos a Irán, que no puede permitirse tanto porque pondría en un brete a la Administración estadounidense ahora que Obama ha decidió ir por las islamistas que propugnan el califato sunita en Siria e Irak (con lo que le está resolviendo el problema aliando a EEUU a los mullah chiitas, algo impensado hace un año atrás).
Puede que efectivamente, lo último que desee Europa es volver a ser la principal responsable de un nuevo genocidio judío, pero no está actuando para evitarlo.
La Unión Europea debe reconocer que no puede estar en misa y repicando: si no es una empresa, debería tomar decisiones responsables, aunque no sean políticamente rentables. Y si, por el contrario, es una empresa, entonces debería comportarse como tal y dejarse de resoluciones morales con las que no engaña a nadie, empezando por Irán, Qatar, Hamás o Hezbollah.