Los Pumas y las lecciones del rugby

Los Pumas han finalizado su actuación en la Copa del Mundo de Inglaterra. Perdimos sin atenuantes ante Sudáfrica y nos quedamos sin el bronce, pero cuánto ganamos, ¡cuánto! Los Pumas se han ganado el reconocimiento del mundo con su juego vistoso, su compromiso y la ambición que muchos envidian. También se llevaron la consideración de un país futbolero por excelencia como el nuestro, que se conmovió frente a la televisión viendo a sus gladiadores cantar el Himno Nacional, casi como soldados velando las armas. Hoy los argentinos se animan a opinar hasta sobre la táctica y los movimientos de los forwards o el medio scrum, e incluso a discutir un knock-on, aspectos de los que hace semanas muchos no tenían la menor idea.

Parabienes para Los Pumas, para todos los que hicieron grande el rugby nacional, desde aquel lejano triunfo sobre Australia en 1978, liderados por el legendario Hugo Porta, hasta hoy. Parabienes para Agustín Pichot y todos aquellos que apostaron por un cambio serio que ha empezado a dar sus frutos y, aunque decaiga algo la euforia, porque no logremos el campeonato (el único valor que nuestra sociedad legitimiza), lo hecho por este equipo ya ha entrado en la historia del rugby nacional. Continuar leyendo

La profecía del robot asesino

Se ha vivido en estos días un horroroso baño de sangre en Turquía, más precisamente en Ankara, donde aparentemente dos suicidas se inmolaron en una manifestación pacifista y provocaron casi cien muertos y escenas tan dantescas que es difícil imaginar un drama mayor. Sin embargo, el ser humano siempre se las ingenia para mejorar, en lo bueno y en lo malo. Pareciera que nos encaminamos a un mundo donde podría ocurrir lo mismo o algo peor, mucho peor, donde podrían estar ausentes de los atentados los humanos que se inmolan por fe o fanatismo extremo. Pareciera que la robótica nos acerca a viejas profecías.

Del personaje de Frankenstein a la película Ex Machina hay un largo camino. Sin embargo, de aquella primera obra de Mary Shelley (1818), considerada por muchos como el primer texto de ciencia ficción, a Matrix, Terminator, Blade Runner o Doce Monos, o a la propia Ex Machina, de Alex Garland (2015), en nada ha cambiado el género en su ambición de analizar la moral, la relación con Dios, la mezquindad de la condición humana y el peligro de la humanidad ante la tecnología.

Frankenstein es la invención de un obsesionado estudiante de medicina que reúne las partes de cadáveres diseccionados y con una chispa eléctrica da vida a uno de los monstruos míticos de la literatura y del cine universal. Más de un siglo después, y volviendo a desafiar las leyes naturales, AVA es un perfecto ginoide (robot), creado por un símil de Google y al que se somete a la prueba de Turing para desechar que tenga la inteligencia suficiente para ser considerado un “humano inteligente”. Continuar leyendo

Favelas con turistas

A menos de un mes del inicio de la gran fiesta del fútbol mundial, todo es puro nervio, aprestos de último minuto y el hormigueo generalizado de aquellos que tienen la responsabilidad de organizar tremendo evento, donde estarán puestos todos los ojos del planeta. En pocas semanas, Brasil se prepara a recibir a cientos de miles de turistas de todas las clases sociales y de los más variados bolsillos, solo unidos por la pasión infinita que puede transmitir el fútbol. Río de Janeiro en particular, sede de varios partidos y de la ansiada final, es una ciudad acostumbrada a la recepción de miles de turistas, atraídos por sus bellezas, sus increíbles playas y su inolvidable carnaval. Sin embargo, las 55 mil camas disponibles de manera habitual (distribuidas entre hoteles y otros tipos de albergues) no darán abasto para los más de cien mil torcedores que se calcula pasarán por la cidade maravilhosa.

El alojamiento en las favelas es una opción que hasta los propios operadores turísticos ven con buenos ojos, ayudará en parte a descomprimir la falta de albergue ante semejante afluencia de público. El lema “Vivir en serio la experiencia Brasil” es más o menos el patrón común de todos los sitios que ofrecen esta opción. Es indudablemente la variante más económica y además ofrece la ventaja de favelas, como la Rosinha o Vidigal, de gran proximidad con zonas exclusivas de playa y de gran poder adquisitivo como Leblon e Ipanema.

Lo cierto es que la instalación de las UPP (Unidades de Policía Pacificadora), iniciada hace años por el gobernador Sergio Cabral, forma parte de un gran plan para intentar dar paz y seguridad y llegar, si es posible, hasta los Juegos Olímpicos que la ciudad deberá organizar en el 2016. En principio, tuvieron un fuerte efecto inicial en estos lugares que eran zona de nadie, o dicho de mejor manera, eran zona en poder de traficantes y delincuentes. Pero poco a poco, la ilusión inicial fue mutando con un regreso de la violencia, incluido un fuerte incremento del número de muertos por homicidios -1100 casos en el trimestre del 2012 contra 1459 caso en este último trimestre. Se le suma a esto la indignación generalizada de los habitantes de los morros por considerar constante el abuso policial y cierto exceso de violencia en los procedimientos que ejecutan.

Todo indica que la muerte de un joven bailarín (Douglas Silva) hace pocos días en la favela de Pavão, al pie de Copacabana, fue una acción policíaca, eso sumado a otros homicidios en la favela Complexo Alemao, desataron fuertes protestas que incluyeron actos de destrucción e incendios de autobuses. Un vecino de Douglas le dijo a la televisión con claridad: “La policía debe detener y no matar. En ese ambiente viciado se mueven hoy todas las favelas en la previa del mundial.

Favela experiencie es uno de los servicios creados en la web para ofrecer estas viviendas precarias a los visitantes que se animen. Es verdad que pagarán un 20 % de los 300 o 400 dólares que costará una habitación común en la ciudad, ya con los precios en las nubes. Pero también es cierto que la situación es muy compleja y no hay muchos recaudos a tomar más que ponerse en las manos de Dios. Estos asentamientos están mucho mejor que hace cinco o seis años y la presencia policial generó algún orden donde no había ninguno. Pero pensar que diez mil o quince mil uniformados pueden llevar la paz a los cientos de miles de brasileños que viven en las 700 favelas de Río es, cuando menos, un acto de ingenuidad plena.

Quienes gustan de la cinematografía brasileña tendrán presentes películas como Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002) o Tropa de elite (José Padilha, 2007), que desde la ficción trajeron a la pantalla grande la violencia y la lucha sin cuartel entre las bandas de narcotraficantes entre sí y la de estos contra el propio Estado. Eso no ha desaparecido.

También es justo decir que en las favelas conviven, rehenes de esta situación, miles y miles de ciudadanos que trabajan y estudian, y nada tienen que ver ni con la violencia ni con la muerte. Sin embargo, conviven a diario con ellas, justamente por ello han aprendido a decodificar cada situación extrema en que viven y así logran resolver las más de las veces cómo actuar ante la crisis. La idea de que un turista se desplace por ese mundo siempre inestable, con el agregado de que existe un idioma que le es ajeno, pareciera una pésima idea, más que desaconsejable para quienes busquen seguir de cerca las gambetas de Messi o de los muchos otros cracks que pondrás en vilo a Brasil y al mundo a partir del próximo 12 de junio.

Tensión y anomia

“Una orfandad social y afectiva de muchos jóvenes, que los hace presa fácil de una sociedad que, en su afán de lucro, no tiene límites”. Estas fueron algunas de las duras palabras que usó en su homilía el presidente del Episcopado Argentino, Monseñor José María Arancedo, en la apertura de la 107 Asamblea Plenaria, que reúne a la totalidad de los Obispos y que finalizará el próximo sábado.

La palabra anomia ha ejercido una fuerte influencia en las ciencias sociales contemporáneas. De sus muchas definiciones resumimos: “Es la ausencia de las estructuras del Estado para dar respuestas a las metas de una sociedad”. Tensión y anomia asustan en los procesos que se viven en muchos sectores de nuestra sociedad. La razón de lo que nos pasa es multicausal y sería de un simplismo ridículo concentrar el problema en un punto de una lista que resulta interminable. La anomia es un proceso que se genera en años, es la resultante de una nivelación hacia abajo, de la comprensión por parte de vastos sectores de que el que más se esfuerza y más virtudes tiene de entre ellos, también fracasa. Sin embargo, las palabras de Monseñor Arancedo ante los Obispos son reveladoras, porque critican el lucro sin límite, marcan las diferencias abismales que existen en nuestro país, en este mundo que todos compartimos y que la híper-exposición tecnológica hace imposible siquiera de disimular.

Se sabe que el discurso institucional de la Iglesia, más aquel vinculado a temas sociales, nunca es espontáneo y nace de una profunda meditación. Este en particular resume quizás como nadie cierto descontrol que se percibe y que en muchos casos pierde proporcionalidad y sentido.

En apenas una semana, han ocurrido señales más que dramáticas: el absurdo asesinato de un turista australiano en manos de motochorros en Mendoza; la brutal paliza que en Hudson padeció la pequeña Kiara, una niña de ocho años en manos de un grupo de varones de apenas diez. Se suma además, la inexplicable muerte a golpes de Nayla Cofreces (17 años) a la salida de su escuela en Junín y en manos de otras compañeras de curso, ante la mirada indiferente del resto.

Apenas una muestra representativa de que algo grave, muy grave está pasando. Un grado de intolerancia que nos acerca a grados de descomposición poco conocidos en nuestra sociedad. Hay violencia en el ambiente, hay violencia en la calle y en la TV, hay violencia en sectores políticos, sociales y sindicales. La palabra muerte se lanza y escucha con facilidad, sea por el negocio de la basura en un municipio, sea en cualquier esquina ante el desparpajo y la virulencia de los “trapitos” adolescentes que te exigen cualquier cosa con mirada extraviada por la indigencia y el paco.

No será en esta breve columna donde dilucidaremos qué nos pasa, qué ocurre con una sociedad partida en dos que descarta de plano a la otra mitad, que carece de diálogo y del tendido de cualquier puente que vincule las partes, los puntos de vista, la diversidad en la mirada. Hoy se enfrenta el fenómeno de la violencia y del narcotráfico desde murallas acorazadas, donde los garantistas (pro Zaffaroni, para abreviar el texto) y los partidarios de la mano dura, se miran desafiantes mientras la calle, el barrio o la escuela es tierra de nadie. En un mundo real donde “ser dueño de la verdad” es solo un lujo para adolescentes, se ven a diario adultos con actitudes carentes de todo crédito. Actitudes que evitan la mirada del otro, la posibilidad de enriquecer su propia postura, en pos de lograr el punto justo y el equilibrio necesario.

De esa sociedad desquiciada nace este estado de tensión y anomia, que genera peligrosos diagnósticos y que nadie quiere imaginar ante un eventual escenario que provocaría, por ejemplo, una profundización importante de la crisis económica. Creo, sin embargo, que casi cualquier postura política, aceptaría admitir que infinidad de sectores básicamente urbanos –y no ya solo de las grandes urbes– empieza a sentir el peso demoledor de cierta falta de expectativas sobre su futuro y el de sus hijos. La brecha entre ricos y pobres, las diferencias sociales y educativas se vuelven absolutamente brutales en un mundo hipercomunicado. Ese desarrollo exponencial de los medios genera a cada momento más y más necesidades, necesidades que no pueden ser satisfechas y que multiplican la desazón y el resentimiento. De ahí al alcohol cada vez a edad más temprana y el inmediato paso a la droga y a su dependencia. Estos pasos fueron dados por muchísimos grupos sociales y ante esa situación, quienes aún no cayeron al precipicio empiezan a tener gestos de autodefensa, un camino sin duda equivocado. Observar a linchadores y a quienes los observan sin hacer nada es ver las escenas de lo peor de la especie humana, una jauría descontrolada que ajusticia fuera de toda regla social. Ante un lumpen cada vez más violento, surgen grupos atemorizados y dispuestos a defenderse, es un diagnóstico triste y lamentable que ya generó en otras sociedades la aparición de milicias o grupos paramilitares, esos que actúan por fuera del poder soberano del Estado. ¿Muchos piensan que estamos lejos de eso? Seguramente, pero cuando se está cerca detenerlo es imposible.

Si analizamos la diferencia entre ricos y pobres en Dinamarca y Noruega ésta es de cinco a uno, es decir que los ricos tienen cinco veces más que alguien considerado pobre, ese es un dato. En la Argentina, donde nunca nos ponemos de acuerdo, será según quien lo mire de veinte a uno o de cincuenta a uno. ¿Importa?

La desigualdad, la ostentación del lujo, la creación de necesidades ficticias y la indiferencia por los que menos tienen conforman un cóctel explosivo. Una bomba inestable que una chispa vuelve una guerra de todos contra todos.