El modelo y la mano de Dios

Jorge Santos

La vida es el capital más grande que tiene el ser humano. La calidad de esa vida es cuidada de manera primordial en aquellos países que conciben el derecho inalienable al trabajo, a la salud, a la educación, a la alimentación apropiada, a la vivienda, al confort indispensable, a la seguridad, a la jubilación honorable.

Para ello los Estados -que administran los gobiernos elegidos por sus ciudadanos- recaudan impuestos, tasas, contribuciones que deberían volver al pueblo sin que sus gobernantes utilicen esos fondos en beneficio propio en actos reñidos con la moral, la ética; y sometiendo jueces para ganar impunidad.

Con funcionarios públicos corruptos la calidad de los servicios y la administración de las empresas del Estado serán deficientes y arrojarán quebrantos.

El dinero por debajo de la mesa, la coima, los negocios impuros, el dinero pagado de más por retorno en las obras públicas, en los servicios, los puestos demás ocupados por acomodados políticos en la administración pública, los subsidios incalculables; son apenas algunas de las tantas formas de filtraciones de fondos que no regresan a la comunidad para que esta funcione como en los países que tienen mínima corrupción.

Por ende, la calidad de vida se degrada en aquellos países corruptos como la Argentina.

Si a esta indecente práctica, no inventada por los Kirchner, pero sí alimentada por ellos, se le adosan los ingredientes del famoso “modelo” y del “vamos por todo” no asiste motivo alguno que habilite a disculparse de no saber que la resultante no iba a ser era otra cosa que una acumulación de poder en función de:

-Enorme cantidad de gente viviendo a costa del Estado (clientelismo o voto cautivo/dádiva);

-Pensamiento único;

-País feudal con caja centralizada enla Casa Rosada;

-Considerar los recursos del Estado como propios;

-Congreso convertido en escribanía con o sin mayoría propia;

-Destrucción de la independencia del Poder Judicial;

-Organismos de Control del Estado en manos deLa Cámpora;

-Agigantar el enfrentamiento y la crispación social;

-Monopolio informativo propio;

-Estado gigantesco para acrecentar poder;

-Funcionarios lacayos;

-Aniquilamiento de la prensa y periodismo independiente;

-Periodistas militantes, muchos de ellos a cambio de dineros que les cambiaron la vida en muy pocos años;

-Adoctrinamiento de chicos desde el jardín de infantes;

-Adoctrinamiento en villas;

-Adoctrinamiento de presos;

-Utilización de barrabravas;

-Reforma dela Constitución Nacional para la reelección eterna.

En síntesis, la presidente de la Nacióndispuso el más denigrante impuesto que se deba erogar: el impuesto a la vida, aquel que restringe derechos y libertades.

Por otro lado, el gobierno que hace diez años ejerce el poder es el que les disfraza la realidad nacional, con el abyecto relato que adapta todo a la ficción oficial que aspira imponer.

Mientras tanto, los opositores actúan como comentaristas de lo que Cristina Kirchner dice; y terminan muchas veces siendo funcionales a sus objetivos en busca de perversos votos.

Solo la imprevisibilidad de los designios de Dios y la reacción de una sociedad cada vez más enojada podían evitar que el altísimo y denigrante impuesto a la vida entre totalmente en vigencia a nivel nacional.

Cuando muchos argentinos estaban desesperanzados; apareció la sorprendente y verdadera mano de Dios. El arzobispo de Buenos Aires y Primado dela Argentina fue elegido -por el voto abrumador de 115 cardinales de todo el mundo- como el nuevo Jefe deLa Iglesia Católica.

La designación de Francisco, el nuevo Sumo Pontífice, iluminó el camino de un futuro mejor dentro un contexto asfixiante. El clima cambió, ya que una vida sin ilusión carece de fuego sagrado.

La Argentina estaba huérfana de referentes morales y Dios la ayudó poniéndole en la vidriera del mundo a uno que habitaba físicamente en ella; un verdadero milagro llamado Francisco.

Francisco re acercó la presencia de Jesús al pueblo argentino. Hoy, el presente le pesa menos.

Queda claro pues por qué Cristina Fernández de Kirchner, la que le negó catorce pedidos de audiencia, no quería que Jorge Mario Bergoglio fuese Papa…

Su Santidad Francisco es incompatible para la presidente.