En busca del superávit perdido

Juan Gasalla

El anuncio del secretario de la AFIP, Ricardo Echegaray, sobre un aumento del anticipo a cuenta de impuestos para las compras y pasajes al exterior con tarjetas de crédito y débito, extendido a otras operaciones en efectivo, no fue una sorpresa. La enorme brecha de casi 60% entre el dólar oficial y el informal vuelve una tentación viajar al exterior con un tipo de cambio subsidiado en los hechos. Frente a semejante diferencia, un 20% de recargo -con opción a la devolución en concepto de Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales- parece todavía un costo modesto.

Bajo el argumento de “evitar las maniobras de algunas agencias de turismo con ciertas financieras que compraban paquetes anticipados”, el organismo recaudador puso el foco en la salida de dólares del país por turismo y apeló a una nueva medida de corto plazo originada en las distorsiones que genera el atraso cambiario, a falta de iniciativas de política económica y monetaria de fondo que ataquen la inflación.

El titular de la AFIP sostuvo que se incrementó la alícuota y se amplió su alcance a “pasajes y paquetes turísticos” comprados para ir al exterior con tarjeta, que luego podrá contabilizarse como anticipo de impuestos que se devolverán recién en 2014. No obstante, en 2012 sólo 25.500 contribuyentes solicitaron esta devolución, contra 2.431.953 argentinos que salieron del país, dato que refleja que la “retención” que cobrará la AFIP quedará casi en su totalidad en las arcas públicas. Este año las solicitudes ascendieron en el primer bimestre a 43.420 y de mantener esta tendencia no superarán el 10% del total.

Según el Banco Central, mientras que los ingresos por los gastos de turistas no residentes rondaron los u$s2.600 millones en 2012, la demanda bruta en el mercado de cambios para la realización de viajes de residentes argentinos al exterior rondó los u$s7.300 millones, un 54% más que los egresos del año anterior. Así, el 20% de recargo que se percibirá en la recaudación por este rubro -de mantenerse en 2013 un volumen de viajes al extranjero y gastos similares- tendría un alcance potencial equivalente a 1.460 millones de dólares.

Al actual tipo de cambio oficial de $5,10, esta cifra representaría poco menos que $7.500 millones, que pueden compensar este año un déficit presupuestario primario como el que tuvo el Tesoro en 2012, del orden de los 4.375 millones de pesos. Asimismo, de acelerar el Banco Central el ritmo de depreciación del peso respecto del dólar formal a un 20% este año -frente al 14% de 2012-, esta recaudación “extra” puede ser incluso más abultada, debido a que el “dólar turista”, resultante de sumarle un 20% al dólar oficial, está atado a esta tasa de devaluación.

Al contabilizar los pagos de deuda pública, el déficit financiero de la Argentina el año pasado ascendió a 55.563 millones de pesos. Para equilibrarlo, el Gobierno dependerá ya de los ingresos adicionales por retenciones que genere una mejor cosecha sojera (unos 50 millones de toneladas esta campaña, frente a los 39,9 millones de la anterior) y el incremento de las exportaciones a Brasil, nuestro principal socio comercial, que este año prevé crecer cerca de 4%, frente al magro 0,9% del 2012.

Con el dólar “blue” a $8,08 y el “contado con liquidación” –para operaciones legales de fuga de capitales a través de la venta de acciones y bonos argentinos en el exterior- a $8,30, el incentivo para viajar al exterior sigue muy alto. Como el turismo emisor se asienta en el balance comercial como una importación de servicios, para la que el Banco Central debe suministrar dólares, el movimiento turístico también afecta a la caída de reservas, que superó los u$s3.000 millones en 2012 y ya alcanza los u$s2.000 millones en el primer trimestre de 2013.