Amenazas, aprietes y despidos en tiempos “plurales” y “democráticos”

Luis Gasulla

El miércoles 20 de marzo aterricé en Resistencia, Chaco, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas. Al día siguiente presentaría mi libro El negocio de los Derechos Humanos (Sudamericana, 2012) que contiene tres capítulos que transcurren en esa provincia. La Misión Sueños Compartidos destinó 425 millones de pesos, la tercera parte de su presupuesto, en construir viviendas, hospitales y centros de salud en más de 10 localidades y pequeños pueblos de la provincia gobernada por Jorge Capitanich. Cuatro años después del desembarco en tierras chaqueñas, las obras aún no han sido terminadas. La estafa fue mayúscula, como ha corroborado la justicia federal en sendos informes que aún no se han difundido públicamente. En La Rubita, barrio que conforma el Gran Resistencia, corroboré con mis propios ojos que ni siquiera el monolito terminaron de levantar. La plaqueta bautizando al barrio “Néstor Carlos Kirchner” parece abandonada en medio de la tierra, calles de barro y unas casas abandonadas.

Presentar una investigación periodística, no es tarea sencilla. Uno de los diputados provincias que más investigó la estafa de Sueños Compartidos, consiguió un salón en el Hotel Covadonga para que pudiese, finalmente, presentar mi obra.

Una entrevista radial se suspendió ante el sospechoso corte de la antena de transmisión, minutos antes que saliera al aire. La AFIP impidió que la librería de la ciudad pudiese vender mis libros. Algunos medios televisivos no difundieron información sobre el tema por orden de sus superiores. Protagonistas de mi libro, como Marcela Leiva y Sadam Verón, ex trabajadores del obrador de Emerenciano Sena y luego del hospital de Fontana, no pudieron llegar a la presentación por los matones que los esperaban en la puerta de sus casas.

Los llamados “líderes sociales” que coquetean con el gobierno provincial chaqueño son extorsionadores profesionales de la protesta. Así lo expresé en la conferencia de prensa realizada el jueves 21 de marzo. Hablé de Emerenciano Sena, el hombre que se hizo conocido en la Capital del país, por enfrentarse duramente con Sergio Schoklender en el año 2009. Pero, como relato en mi libro, Sena no era ningún nene de pecho y fue denunciado por privación de la libertad y servidumbre.

El robo de materiales en los obradores de la Fundación, antes y después del escándalo Schoklender, fue una constante. Tiso Talavera fue otro de los personajes que mencioné. El hombre es conocido en el Chaco por haber ingresado a caballo a la Cámara de Diputados provincial para impedir la interpelación del secretario de gobierno, de aquel entonces, Jorge Alcántara. Era la época del conflicto rural y un contrapiquete, organizado por Talavera y Juan “El pelado” Rossi, había terminado en un duro enfrentamiento con los productores agropecuarios que cortaban las rutas. En esa época, los hombres fuertes del gobernador, decían estar “en contra de los oligarcas”. Rossi, un ex convicto, volvió a ganar fama mediática cuando, tras un confuso episodio en el centro de Resistencia, el periodista Fabricio Glibotta y un inspector municipal, fueron apuñalados. Salvaron sus vidas milagrosamente. El “Pelado” negó haber sido el autor intelectual del atentado. Sin embargo, tres fuentes consultadas, que tres años después aún temen represalias, recuerdan que el entorno de Rossi estuvo presente para “generar caos” y romper la protesta de vendedores ambulantes contra Capitanich.

El tiempo pasó pero no variaron los protagonistas. En el programa radial “Palabras Encontradas”, conducido por Rafael Espinoza, irrumpieron Talavera y Rossi en medio de una entrevista que me estaban realizando, la mañana siguiente de la presentación, en FM 90.3. Un grupo de 15 ex convictos los esperaban en la puerta de la radio. El diálogo no existió. El descargo del “Pelado” Rossi parecía salido de Macondo. Gabriel García Márquez se había quedado corto. El apriete y las amenazas fueron realizadas públicamente ante cientos de oyentes. Rossi salió en defensa de su gobierno y criticó al “porteñito” que venía a ensuciar a todo el Chaco y habló de “su culo curtido” (SIC) tras las rejas. El conductor, con su participación, evitó un escándalo mayor. El dueño de la emisora, Atilio Velázquez, experto en cuestiones políticas, también impidió que corriera sangre al hacerlos ingresar al estudio de radio y sacarse, al menos verbalmente, las ganas. Dijeron mil barbaridades y, en vez de lograr que me rectificase de mis denuncias, ratificaron las mismas al conducirse de la misma forma que lo habían hecho, dos años atrás, con los ex trabajadores de Sueños Compartidos. Ellos la pasaron peor pues casi los matan. Nada fue casual. Dos días después, un 24 de marzo, el comité radical fue escrachado pintado con graves insultos por Emerenciano Sena y Juan “El pelado” Rossi. Significa otra muestra de impunidad. La misma impunidad que demostraron tener cuando la policía local observó los aprietes a la salida de la radio pero se detuvieron para tomar mis datos y preguntarme hacia dónde me iba a dirigir y qué hacía en su provincia.

Tampoco fueron casuales, las declaraciones en los principales matutinos, horas antes del apriete en radio, del emblemático funcionario, Jorge “El Negro” Franco, un hombre que manejó gran parte de los fondos de Sueños Compartidos. Franco, según señalan periodistas, dirigentes sociales que no dependen de un gobierno de turno, y su entorno, “no tenía dónde caerse muerto cuando llegó al gobierno” y ahora “no se explica cómo hizo tanta plata estos años”. Mientras Rossi y Talavera me acusaban de venir a su provincia a hacer plata con “mi librito”, les respondía que me iba “a pata” mientras ellos se iban con sus camionetas. ¿Quién era el oligarca? Ningún funcionario local ni nacional se solidarizó ni se preocupó por la situación que pasamos, tanto Espinoza como yo, esa mañana. Pero, mientras yo pude viajar a Formosa y luego regresar a Buenos Aires, el conductor radial perdió su trabajo en televisión, al día siguiente. Su jefe, Antonio Guinter, se solidarizó con los matones y dijo al aire que “en el lugar de ustedes hubiera hecho lo mismo”. El “Pelado” Rossi realizaba su propia conjetura de lo que pasó: “Estuvo todo armado para hacerse famoso gracias a nosotros”. El realismo mágico de García Márquez era una cosa de niños. El pluralismo y la democratización de la comunicación, un cuento infantil.