Una nueva era para el cristianismo

Luis Rosales

“El viaje que haremos en mayo junto con el Papa Francisco a Jerusalén marcará el inicio de una nueva era para el cristianismo”. Con esas palabras, Bartolomé I, Patriarca de Constantinopla (hoy Estambul) y líder espiritual de todos las Iglesias Ortodoxas Orientales, les daba la bienvenida a un grupo de argentinos que lo visitaron en su sede, a orillas del Bósforo, en la milenaria ciudad turca.

Una delegación de dirigentes políticos y sociales convocados por la Fundación Universitaria del Río de la Plata (FURP), encabezados por su presidenta Graciela Adán, cumple en la República de Turquía un programa de intercambio en colaboración con Hizmat, la organización de voluntarios inspirada en el pensamiento humanista de Fethulllah Gülen, representada en Buenos Aires por la fundación ALBA. A lo largo de diez días recorrerán Estambul, Ankara y otras localidades de lo que fuera el antiguo Imperio Otomano. La idea es contribuir al diálogo y el encuentro entre los pueblos, construyendo puentes de dos vías que contribuyan a promover la interrelación pacífica entre distintas comunidades, sociedades, culturas y tradiciones religiosas.

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Entre las actividades previstas, que incluyen encuentros con altos dignatarios del gobierno, empresarios, periodistas, instituciones educativas y referentes religiosos, participaron de la tradicional misa del Domingo de Ramos en la antigua Iglesia de San Jorge, sede de este Patriarcado desde fines del siglo XVI, cuando tras la conquista de Constantinopla por los turcos y la caída del Imperio Romano de Oriente, tuviera que abandonar la magnífica Basílica de Santa Sofía, transformada en mezquita para cumplir con los preceptos religiosos de los nuevos gobernantes.

“Estoy muy complacido de recibir a un grupo de compatriotas de ese gran hombre y Papa que es Francisco” afirmaba Bartolomé I ante los visitantes argentinos. “Por primera vez en la historia, un Patriarca asistió a la entronización de un Obispo de Roma”  afirmó al recordar su participación hace un poco más de un año en la ceremonia de asunción papal en la Ciudad del Vaticano, en donde por primera vez en mil años se cantó el evangelio en griego, la costumbre y el idioma de las Iglesias ortodoxas, un gesto de enorme trascendencia para alcanzar el objetivo común del ecumenismo.

Las Iglesias ortodoxas se separaron de Roma en el cisma del 1054 precisamente por no querer reconocer en el papado la máxima autoridad de la cristiandad. De los aproximadamente 2.200 millones de seguidores de Cristo que existen el mundo, 1.200 millones responden a la Iglesia Católica, 700 millones pertenecen al protestantismo en sus diferentes denominaciones y cerca de 300 millones profesan su fe siguiendo los ritos y tradiciones ortodoxas. La gran mayoría de estos últimos, si bien no reconocen una autoridad suprema, consideran al Patriarca de Constantinopla como su líder espiritual y el Primus Interpares de todos los Patriarcas.

Católicos y Ortodoxos se encuentran abocados desde hace 40 años en un profundo diálogo ecuménico que persigue la reunificación del cristianismo, objetivo planteado por los últimos papas y reafirmado fuertemente por el propio Francisco.  El hasta entonces cardenal Bergoglio, desde el mismo día de su designación, dio señales muy fuertes en este sentido, cuando desde el balcón de San Pedro apareciera despojado de ornamentos y lujos y se autodenominara como Obispo de Roma y no como jefe universal del cristianismo. Lo mismo en numerosos discursos y reportajes cuando se refiriera a su asunción en el papado como un cambio de diócesis entre la capital argentina y la capital italiana.

El viaje que ambos realizarán a Tierra Santa será sin dudas histórico y contribuirá decididamente a este objetivo de reunificación, que de concretarse, sería el acontecimiento más trascendente en la vida del cristianismo en los últimos mil años. Para encontrarse y buscar acuerdos, qué mejor que hacerlo siguiendo la tradición rioplatense de tomarse unos mates como buenos amigos, mucho más allá, en la tierra de Cristo.Hasta podrían compartirlos con sus contrapartes judías y musulmanas. Bartolomé I desde este Domingo dispone de uno. Al igual que el regalo de la Presidente Kirchner al Papa Francisco, la delegación de la FURP le entregó uno de recuerdo de su visita al Patriarcado de Constantinopla. Nunca se sabe…