Durante las últimas jornadas, el sindicato liderado por Omar Viviani se ha mostrado más que nervioso. Sus jerarcas saben que estamos en vísperas de una revolución en el área del transporte público que ofrecerá al usuario una nueva opción a las ya conocidas. Un auto que llevará a destino a los pasajeros por un costo que seguramente será superior al de los colectivos y los subtes, pero definitivamente inferior al del taxi, cuyo gremio ya amenaza con violencia ante la inminente pérdida de privilegios.
Supe de la existencia de Uber el año pasado en México, cuando le solicité un taxi hacia mi hotel a un colega durante un viaje de trabajo. “Ya viene un auto por ti”, me dijo mientras dejaba su celular, que había tomado por breves instantes. Pensaba que respondía un Whatsapp. No, ya había acordado con un conductor el lugar donde debía buscarme y llevarme. Ya estaba la ruta determinada y el precio estimado confirmado. En el trayecto conocí las características de un servicio que ha puesto en jaque al histórico taxi, cuyo reinado se mantuvo vigente durante el último siglo y hoy puede pasar a la historia a manos de una buena idea y un poco de tecnología.
La nueva aplicación conecta al usuario y su transporte con varias ventajas, además del costo. Puede elegir el auto según sus características, está disponible la calificación histórica del conductor para el pasajero, se elimina la necesidad de efectivo y se acuerda la ruta adecuada, garantizada por un mapa y un GPS. Es decir, que además de un viaje más económico se terminaron los paseos, los abusos a los turistas, los billetes falsos, se reducen los incentivos para los asaltos y, por sobre todas las cosas, el usuario tiene una excelente herramienta ante una mala experiencia, mucho más efectiva que un portazo al auto: la posibilidad de una crítica que quedará a disposición de los próximos pasajeros.
Gracias a estas herramientas, hoy, además de la posibilidad de los viajes diarios o semanales, cualquier persona que arriba a un aeropuerto internacional, solamente con la dirección del destino, puede solicitar un auto sabiendo que está realizando la ruta óptima, al precio correspondiente y sin la necesidad de contar con un solo billete del país en cuestión, ya que el pago se cobra y acredita mediante la tarjeta de crédito. Inimaginable poco tiempo atrás.
En espacios de libertad el mundo se revoluciona y crea permanentemente. En algunas oportunidades lo novedoso ha convivido con lo existente, como la aparición del cine y luego la televisión frente al teatro. En otras oportunidades, la novedad ha aniquilado a lo establecido, como la luz eléctrica a las velas ante la necesidad de alumbrar el hogar. Inclusive en algunos casos las innovaciones fracasaron al demostrar que no todo lo que aparece es aceptado por el público: el cassette beta y el laser disc fallaron en su arribo ante las cintas tradicionales de esos momentos, que recién perdieron terreno años después, a manos del CD y el DVD. La historia reciente muestra, además, gloriosas reapariciones de íconos vencidos, como el disco de vinilo, que de a poco se impone nuevamente en un mundo digital. Lo importante es que el usuario elija libremente, sin coerciones y que las fuentes de trabajo se generen ante las necesidades de las personas. No que se mantengan mediante la violencia y los privilegios corporativos.
Cuando lo que impera es la libertad de ofrecer y contratar, la eficiencia permite que las personas adquieran más bienes y servicios por la menor cantidad de recursos económicos. La destrucción de antiguos empleos, en contraposición a lo que parece en lo inmediato, no hace otra cosa que multiplicar verdaderas oportunidades y fuentes laborales.
Seguramente en los próximos días el gremio amenazado pueda hacer ruido, ya que son un grupo de interés y organizado, mientras que los hipotéticos beneficiarios de la nueva competencia son personas dispersas y, en su mayoría, con total desconocimiento de esta novedad. Pero lo cierto es que el éxito que ha demostrado la aplicación alrededor del mundo no tiene vuelta atrás. Uber no caerá por presión de los taxis, será desplazado en algún momento por una nueva alternativa superadora, tal cual lo es hoy en relación con sus competidores tradicionales.
La discusión de fondo no es el sí o no a Uber. Es si las personas son libres de contratar el servicio que deseen o si se impone una corporación que, ante la competencia, se comporta de forma mafiosa.