Turquía: un paso para adelante dos para atrás

María Belén Chapur

Un país democrático que se precie de tal debe respetar la libertad de expresión y el derecho de privacidad. Con la ley promulgada esta semana, Turquía quebranta estos principios básicos dando un paso hacia atrás. Muestra  una cara al mundo que inevitablemente llevará a la fuga de inversiones y a cerrar aún más sus posibilidades de ser aceptada e ingresar finalmente en la Unión Europea (UE).

Una polémica ley aprobada en el Parlamento en la noche del miércoles 5, permite a las autoridades de telecomunicaciones bloquear páginas web en menos de 24 horas sin que medie una orden judicial. También obliga a las empresas de internet a archivar por dos años los datos de sus usuarios y sus actividades en la web , y proveer la información a las autoridades en caso de ser requerida por las mismas.

Los críticos y la oposición acusan al gobierno de censurar para así poder acabar con las voces críticas y también poder tapar los escándalos de corrupción como el que estallara hace poco, que involucra a ministros del gobierno y hasta al propio hijo del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.

Es una pena que este país emergente que ha tenido un crecimiento sostenido del 5% durante la última década, y que es el único país democrático en el mundo musulmán, retroceda de esta manera.

Cabe recordar que, al igual que en las llamadas primaveras árabes, los medios sociales jugaron un rol fundamental en las protestas antigubernamentales de Gezi que tuvieron lugar el pasado verano, donde murieron varios jóvenes. En esa ocasión, Erdogan acusó a Twitter de ser “una amenaza para la sociedad”, dando lugar al comienzo de un proceso de censura.

De acuerdo a datos provistos por Engelliweb.com, unos 40.500 sitios en internet fueron bloqueados a principios de febrero. Esto representa 10.000 sitios más que los bloqueados en abril el año anterior.

Por otra parte , esta nueva ley también resulta catastrófica en términos económicos ya que toda la información reservada que manejan las compañías, y que debería ser privada, será accesible al Estado, por lo cual seguramente muchas de éstas compañías optarán por radicarse en países donde sí gocen de libertad de expresión y privacidad.

Erdogan, perteneciente al partido conservador AKP, representó en su momento la opción de cambio hacia la modernidad y las reformas. Prometió a los turcos y kurdos paz , prosperidad y libertad que pareció capaz de cumplir. Es una pena que, con muchos aciertos en sus políticas, vaya a dejar hoy un legado de miedo, censura y corrupción.

Si bien la macroeconomía se encuentra algo deteriorada por el aumento del déficit fiscal y una inflación cercana a dos dígitos, su situación sigue siendo mucho mejor que en otros países europeos. Su PIB se ha triplicado en la última década, pasando de U$ 230 mil millones en el 2002 a U$ 794 mil millones en el 2013. El sector negocios se ha visto beneficiado por su enorme mercado interno. Su población es de 73,6 millones de habitantes. Cuenta con un razonable desarrollo en infraestructura, sobre todo en lo referido a carreteras y transporte aéreo, aunque sus puertos y provisión de electricidad requieren aún de una mejora. El turismo se ha transformado en un boom. Turquía duplicó su cifra de visitantes en la última década pasando de 12, 9 millones de turistas por año a 31,8 millones. Esto se tradujo monetariamente en la duplicación de las arcas del Estado. Los ingresos por turismo pasaron de U$ 12 mil millones de dólares a U$ 29 mil millones de dólares.

Estambul, su ciudad más grande, fue seleccionada en el año 2010 como la capital europea de la cultura.

Durante esta misma semana Erdogan estuvo reunido en Alemania con su par, Angela Merkel, en  un intento por seguir presionando para ingresar y ser parte de la Unión Europea. Desde 1999, Turquía está en la lista de espera. Las negociaciones formales Bruselas-Ankara comenzaron en el año 2005, sin ningún resultado hasta el momento. Alemania es uno de los países que más se opone a pesar de que allí se encuentra la colonia más grande de inmigrantes turcos que asciende a 3 millones.  Turquía por su parte se promociona como necesaria y fundamental por ser el puente comercial natural y por excelencia entre Europa y Asia. Pero Europa se resiste a incluir a un país musulmán dentro de su club.

La Unión Europea instó al gobierno turco a dar marcha atrás con la legislación. “La ley debe ser reformulada acorde a los estándares de la UE”, instó el portavoz del comisario de extensión del bloque europeo, Stefan Füle. Bruselas destacó que la población de Turquía precisa mayores informaciones y más transparencia, no obstáculos. Por su parte el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, criticó en Twitter la ley diciendo que es “un paso hacia atrás en el contexto ya de por sí acotado para la libertad de prensa”. Según reportes del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés), Turquía es el país que tiene encarcelados a más periodistas a nivel mundial.

Queda claro que con este paso alejó toda posibilidad de ingresar a la Unión Europea. La última palabra la tendrá el pueblo turco que este año podrá expresarse a través del voto en las elecciones presidenciales.