Puesta a hacer una predicción para las elecciones de octubre (lo cual, para gran suerte de los analistas políticos, sigue siendo gratis), lo primero que me sale es esto: el Frente de Izquierda hará una gran elección en los próximos comicios.
En las elecciones a presidente y vicepresidente de 2011, la fórmula Altamira-Castillo obtuvo el 2,3% de los votos (fuente: Atlas Electoral de Andy Tow), lo cual ya fue un buen resultado, teniendo en cuenta elecciones anteriores. Pues bien, con esa línea de base y de no mediar cambios demasiado catastróficos en el campo político, me atrevo a adelantar que es posible que el FIT logre aumentar o inclusive duplicar esa cifra.
Las razones de mi predicción:
1. Con respecto a otros partidos “recientes” el FIT cuenta con la gran ventaja comparativa de que entrará a esta campaña con la misma etiqueta partidaria y probablemente el mismo orden de candidatos en la boleta que en el 2011. Si contrastamos esto con la relativa indeterminación que aún pesa sobre las listas de la CC, la UCR e inclusive el PRO, vemos que el FIT está en condiciones de comenzar ya mismo a hacer campaña.
2. A diferencia de prácticamente todos los otros partidos, el FIT no tiene en este momento pujas internas que sean demasiado evidentes. Según parece, Altamira y Castillo han logrado una buena convivencia partidaria y han unificado un mensaje y una plataforma común, mientras que en el FAP conviven candidatos que, por dar un ejemplo, alabaron a Chávez con un líder que dijo que habría votado a Capriles. En el PRO, por caso, aún no se sabe quién encabezará la lista en provincia de Buenos Aires, dado la indefinición de Gustavo Posse, quien oscila entre quedarse en la UCR o cambiar de partido. Lo mismo con la UCR, que aún no puede definir si se posicionará como un partido de centroizquierda o de centroderecha.
3. El FIT ya demostró en la campaña anterior que es el partido opositor que mejor supo aprovechar la exposición mediática gratuita que ofrece la nueva legislación. El FIT, y sobre todo Jorge Altamira, demostraron tener mayor manejo mediático que, por caso, Ricardo Alfonsín. Además, el FIT cuenta ahora con una base relativamente pequeña pero muy sólida de militantes que tienen presencia en redes sociales y blogs.
4. Si efectivamente se arma el frente entre la CC, el GEN, el FAP y la UCR en la Ciudad de Buenos Aires, es esperable que un número apreciable de votantes que se sienten de izquierda-izquierda no se sientan representados por una lista en la que convivan Victoria Donda con Alfonso Praty Gay y Ricardo Gil Lavedra. De ser así, esos votos deberán ir a algún lado. Una opción sería que se dirijan hacia Pino Solanas, pero esto sería difícil si éste se alía finalmente con Elisa Carrió. La única opción entonces que se presentaría claramente como a la izquierda del kirchnerismo en temas económicos sería el FIT; sería esperable que hacia él se dirijan los votos que el FAP y el GEN perderán por izquierda.
Obviamente, no se trata de plantear que el Frente de Izquierda ganará la elección, ni siquiera remotamente; por no es impensable que, al menos en la Ciudad de Buenos Aires, logre entre el 4% y el 5% de los votos, lo cual sería una excelente elección.
Al fin y al cabo, el FIT es casi el único partido de oposición que cuenta, hoy, con dirigentes sin internas evidentes, un discurso económico unificado y una idea clara de cuál es la población a la que desea representar.