Posibles escenarios de cara a las legislativas en la Ciudad

María Esperanza Casullo

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es uno de los distritos en donde se pondrán en juego tres bancas del Senado en la elección legislativa de octubre de 2013. Dada, además, la alta visibilidad que tiene en el país todo lo que sucede en la CABA, no cabe duda de que ésta será una de las competencias más miradas de aquí a octubre. En 2013 se vencen los mandatos de Daniel Filmus, del Frente para la Victoria; de Samuel Cabanchik, quien entrara con la Coalición Cívica para luego fundar un bloque unipersonal aliado del FPV, y María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica. (Fuente: Atlas Electoral de Andy Tow.) La pelea por ganar las dos bancas por la mayoría o la banca por la minoría será feroz, en una elección de medio término que se palpita determinante. Veamos a las posibles opciones.

El Frente para la Victoria necesita poner todo su esfuerzo en este distrito, en donde la banca en la que hoy se sienta Daniel Filmus se presenta a renovación, y en donde se pone en juego además la banca del monobloque de Samuel Cabanchik, que vota a menudo (aunque no siempre) con el FPV. En este sentido, el FPV se enfrenta hoy con la misma disyuntiva que tuvo en las elecciones de jefe de gobierno del 2011: por un lado, el kirchnerismo orgánico ve a Daniel Filmus como alguien más bien ajeno a la identidad kirchnerista construida del 2010 hasta aquí y más cercano al viejo proyecto de la transversalidad con el progresismo capitalisno; sin embargo, el FPV no cuenta hoy tampoco con un candidato de su riñón que tenga una intención de voto o imagen positiva comparable a la de Filmus. Es probable, por lo tanto, que él encabece otra vez la boleta del FPV en la Ciudad. La gran pregunta es si el FPV logrará salir segundo detrás del PRO (todo indica que ganar no está hoy a su alcance en este distrito, como en casi ninguna de las grandes ciudades del país) y asegurar una banca, o si una eventual excelente elección de un tercer candidato le hará perder una banca.

El PRO cuenta con buenas perspectivas de lograr en la CABA su primera banca en el Senado. Tanto Gabriela Michetti como Horacio Rodríguez Larreta cuentan con buenas chances de ganar (lo más probable) o salir segundos en la Ciudad. El PRO cuenta con la ventaja de ser la fuerza gobernante en el distrito y de tener un Jefe de Gobierno con buena imagen entre su sector de votantes fieles, y medios de comunicación que les son muy favorables. Sin embargo, hay una wildcard, que puede afectarlos, y a ella nos referiremos ahora.

Unidos para Cambiar”. Esta especie de relanzamiento del peronismo disidente, esta vez sin Duhalde e incluyendo a De La Sota y Moyano, promete encabezar una boleta propia con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna. En principio, Lavagna debería ser un buen candidato en el distrito, en donde es bien conocido y conserva una buena imagen. Sin embargo, es probable que la verdadera intención de este espacio sea cerrar eventualmente una alianza con el PRO. Esto pinta difícil, sin embargo, ya que el PRO podría presentar una lista con Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta , y ambos tendrían chances de entrar. ¿Por qué aceptaría uno de ellos voluntariamente renunciar a un lugar expectante, para dejarle un lugar a un extrapartidario? La respuesta es que Lavagna tiene hoy una amenaza creíble: su electorado es naturalmente el del PRO, compiten por los mismos votos, y su presencia “por afuera” podría costarle al PRO el primer lugar en la eleccion. Aventuro una solución: no es impensable que Lavagna acepte, a cambio de retirar su candidatura al Senado, encabezar la lista de diputados.

El FAP-UCR-ARI: si, como todo indica, Pino Solanas cierra su alianza con Elisa Carrió para ser candidato a senador en una boleta común, ¿qué harán entonces el FAP, la UCR y la CC? Libres del Sur (que pertenece al FAP), los CC Adolfo Prat Gay y María Eugenia Estenssoro (que pone en juego su banca) y un sector de la UCR capitalina anunciaron la creación de un frente común. No está claro, sin embargo, si a éste proto-frente se sumarían o no el GEN, el socialismo y el partido de Claudio Lozano, Unidad Popular, o si ellos irán con Pino Solanas y Carrió; dado además que un sector de la UCR parece inclinarse hacia un acuerdo con el PRO, mientras que otro sector impulsa la candidatura de Rodolfo Terragno, la oferta electoral final de la centroizquierda porteña es hoy una incógnita.

Dos fuerzas outsider: la izquierda y Graciela Ocaña. Llama la atención que en ninguna de las fotos de la nueva alianza del peronismo disidente esté presente Ocaña, quien en la última elección fue aliada de De Narváez. Tal vez ella haya decidido no participar en una alianza que tiene como una de sus caras a Hugo Moyano, contra quien Ocaña construyó gran parte de su vida política. Sin embargo, la ex ministra de Salud tiene buena imagen en la CABA, y con el nuevo partido que comparten con Daniel Amoroso, “Confianza Pública”, podrían restarle algunos votos al PRO. De la misma manera, es probable que la izquierda (ya sea el FIT o la más recientemente creada Marea Popular) recabe votos de votantes del FAP desencantados con una eventual alianza con la CC y la UCR. Por supuesto, ninguno de estos partidos ganará una banca en el Senado, pero en una elección apretada cada voto cuenta.