Las listas están cerradas, los Rubicones cruzados y aunque falta todavía para octubre, ya hay ganadores y perdedores. Veámoslos.
Ganadores:
Sergio Massa: Venía en ascenso rápido. En poco tiempo pasó de joven militante con pertenencia en la UCEDE a director de la Anses y luego a jefe de Gabinete de Ministros de Cristina Kirchner. Sin embargo, su alejamiento del cargo y luego la revelación de sus declaraciones críticas a Néstor Kirchner en reuniones con miembros de la embajada de Estados Unidos parecieron haber ralentado, si no detenido, su subida. Hoy sin embargo Sergio Massa es sin duda el mayor ganador de este momento. Su candidatura despierta expectativa, se ha consolidado como el principal dirigente de la oposición para estas elecciones, y se transformó en el mimado de medios y columnistas. Es joven, es dinámico, tiene imagen de buen gestor: su futuro augura grandes cosas. Su discurso, hasta ahora, busca diferenciarse de la línea antikirhnerista más furiosa, con una línea de continuación con diferencias y no de eliminación total de las políticas implementadas por este gobierno. Sin embargo, éste es también su mayor desafío, lograr llegar al 2015 caminando “por el centro” y resistir los reclamos de los antikirchneristas más furibundos, que sin duda querrán empujarlo a un discurso más apocalíptico.
Cristina Fernández de Kirchner: Esto puede parecer paradójico, ya que la presidenta no pudo cerrar tras de sí a la totalidad de las figuras del peronismo y su vía hacia una eventual re-reelección parece clausurada. Pero el hecho es que ambas cosas ya estaban dadas antes del cierre de lista. El logro real de la presidenta es que, luego de seis años de gestión (casi once del kircherismo) y acercándose al final de su segundo y final mandato, sigue siendo una dirigente que conserva poder de toma de decisiones dentro del Frente para la Victoria, que proyecta la imagen de estar a cargo del Poder Ejecutivo, y que, a pesar de la baja de los últimos meses, conserva una imagen positiva importante. Es probable que el surgimiento de una figura como Massa cree expectativa en los sectores antikirchneristas de cara al 2015 y disminuya el empuje de los sectores relacionados los cacerolazos; esto podría descomprimir la situación en las calles por lo menos por el año que viene (recordemos que tanto en Chile como en Brasil la imagen de Ricardo Lagos y Lula Da Silva alcanzó sus récords cuando quedó claro que no intentarían prolongar sus ciclos políticos). El desafío para Cristina Fernández de Kirchner es poder manejar los tiempos y la intensidad del proceso de traspaso de mando que culminará en 2015. Para esto será crucial que la lista del FpV haga un papel digno en las elecciones de octubre.
Los intendentes y gobernadores: Luego de diez años de discursos contra “el aparato”, “los barones del conurbano” y “los feudales del interior”, en este cierre de listas la disputa parecía ser quién ubicaba más “territoriales” en las listas, tanto de la oposición como del oficialismo. Es que en el 2013, sin la tracción de un candidato como Néstor o Cristina Kirchner, es esperable que la elección se desnacionalice. El ascenso de figuras como Martín Insaurralde, Juan Manuel Urtubey o Sergio Uribarri habla de esta re-territorialización de la política, que no es que ahora vuelve, sino que siempre estuvo, tal vez opacada por momentos.
La UCR: Logró consensuar con el FAP una alianza basada en la utilización de las PASO, y escapar así a la intrascendencia. Si las internas se dan ordenadamente y la alianza se mantiene luego de octubre (ambos supuestos importantes), esto les permitiría respirar y llegar a 2015 disputando poder dentro de un proyecto con posibilidades. Puede parecer poco, pero a la luz de los resultados de la UCR en 2007 y 2011, no lo es.
El FIT: El Frente de Izquierda llega a esta elección con una fórmula armada, sin discusiones internas visibles, y con una campaña ya empezada. Hará una buena elección en CABA y tal vez en PBA, sin dudas.
Perdedores:
Mauricio Macri y el PRO: Luego de varios años de construir un supuesto armado territorial en provincia de Buenos Aires, el PRO no pudo presentar lista propia allí, y tampoco anunciar una alianza explícita con Massa. Mauricio Macri no tiene hoy nada más que sus votos en la CABA (que, aun siendo muchos en lo local, no son tantos a nivel nacional) y un par de figuras con cierto arrastre en las provincias. Aun cuando gane dos senadores en Capital, su imposibilidad de traspasar la General Paz luego de casi ocho años de gobierno diluye su perspectiva de ganar en 2015, un año en el que, como vimos, la incidencia de la política provincial será alta. Así, el proyecto de un partido nacional liberal y moderno se evapora inevitablemente.
Francisco De Narváez: Es el candidato opositor más directamente impactado por el lanzamiento de Sergio Massa, porque se dirigen al mismo electorado. Además, en esta elección De Narváez esperaba tener el arrastre hacia adentro del peronismo al que puede aspirar Massa. Finalmente, en su lista sólo recabaron algunos restos de peronismo federal y el sector de Hugo Moyano.
Hugo Moyano: Quien fuera el líder sindical más importante de los últimos 20 años hizo este año su apuesta política más arriesgada, luego de romper (o ser obligado a hacerlo) con el kirchnerismo. Moyano anunció este año su intención de disputar políticamente mediante la creación de un partido. Ambas cosas resultaron un fracaso. Moyano se vio reducido a integrar de manera marginal la lista del que a priori es el candidato más lejano al sindicalismo de todos, Francisco De Narváez, sin poder dar una imagen de liderazgo.
El antikirchnerismo extremo: Esto no se ha dicho mucho, pero el ascenso de la figura de Massa y el descenso de figuras como De Narváez y Elisa Carrió marca algo que hemos dicho: el humor social no demanda hoy un antikirchnerismo basado en denuncias sobre el carácter nazi-comunista-totalitario del gobierno o el riesgo inmediato a la continuidad de la república. No quiere decir con esto que el electorado sea kirchnerista, o que desee una continuidad de este gobierno, sino, simplemente, que está buscando otro perfil de opositor, más centrado en la gestión de lo concreto y lo diario que en presuntas amenazas autoritarias.
Unidos y Organizados: No sólo fueron La Cámpora y el Movimiento Evita relegados en la confección de las listas a diputados -sólo encabezaron la lista de diputados de Capital Federal con Juan Cabandié- frente a la marquesina dada a los intendentes y políticos surgidos del territorio; también dejaron a la vista en este cierre la tremenda interna que enfrenta a estas organizaciones. Esto deja dudas acerca de la capacidad de estas estructuras de convertirse en algo así como los auténticos herederos del kirchnerismo a futuro.
Empates:
Hermes Binner y el FAP: Por un lado, Hermes Binner pudo consolidar del 2011 hasta aquí su lugar de principal referente del espacio amplio de centroizquierda. Por el otro, Binner ha estado relativamente ausente de la discusión nacional en estos meses (aunque nadie duda de que ganará su provincia de Santa Fe), y su apuesta de competir con la UCR tiene sus riesgos. Es cierto que la UCR está de capa caída, pero su capacidad de movilizar a sus afiliados en una interna no debe ser minimizada.
Daniel Scioli: En principio, parecería haber sido dañado por el lanzamiento de Massa; después de todo, tiene un perfil muy similar (gobierna territorio, se presenta como poco ideologizado, tiene buena llegada con medios y factores de poder) y hace meses, si no años, que se le pide que rompa con el gobierno. Es posible, sin duda, que la figura del gobernador se desdibuje de aquí al 2015. Sin embargo, y dependiendo de cómo funcionen la lista del FpV y el massimo, Scioli está hoy en mejor posición para ser lo que tal vez siempre quiso: el heredero designado del kirchnerismo.