No servís para nada

María Julia Oliván

No servís para nada.

Sin mí, no se qué harías.

Te vestís como una puta. Mirá como me hacés poner.

La violencia de género comienza agazapada y termina encima de una como un león hambriento. No estoy hablando de casos aislados, sino de un problema que en la Argentina registra una alarmante crecida.

Cuatro millones y medio de mujeres fueron víctimas de algún tipo de violencia, según los últimos datos que difundió Amnistía Internacional (2012). Es escalofriante pensar que representa el 10% de la población total de nuestro país. Otro dato: en 2012 fueron asesinadas 255 mujeres, un 10% menos que en 2011. Este año, los femicidios avanzan sin tregua. En enero se registraron 26 y en febrero 24, según me contó Ada Ruiz, de la Casa del Encuentro. Las cifras surgen de un relevamiento de medios de comunicación realizado por la ONG ya que no hay estadísticas oficiales.

Las mujeres asesinadas no son las únicas víctimas de este drama: en el último año 357 niños quedaron huérfanos, 248 de ellos son menores de edad. Y miren este detalle escabroso: la patria potestad sobre esos niños en muchos casos la podrá ejercer en mismísimo asesino una vez que purgue su pena en prisión.

Una locura.

(Al respecto hay un proyecto de ley que presentó el diputado Gustavo Ferrari de Unión Celeste y Blanco, para que a quienes son responsables de femicidios se les quite la patria potestad sobre sus hijos.)

Pero no son las leyes las que faltan en nuestro país en cuanto a violencia de género. Lo que falta es decisión política de instrumentar la fabulosa ley que tenemos en vigencia.

La Ley de Protección Integral a las Mujeres que tipifica los tipos de violencia, establece las responsabilidades que tiene que ejercer el Estado en cuanto a la prevención y asistencia a las víctimas de violencia de género y crea el Consejo Nacional como organismo competente para la instrumentación de la norma.

Todo muy lindo. Todos contentos. Las mejores especialistas están trabajando allí así como también en la Oficina de Violencia que depende de la Corte Suprema de Justicia creada a instancias de las doctoras Elena Highton y Carmen Argibay.

Pero ¿saben cuánto fue el presupuesto destinado a este organismo en 2012? 13.842.000 pesos; un toque menos que los 1200 millones que se destinan para el Fútbol para Todos.

¿Y me creerían si les digo que además de ser una lágrima se subejecuta?

En los últimos cinco años el promedio de ejecución es del 66% (estos datos corresponden a un pedido de informes presentado también por el diputado Ferrari).

La ley estipula también la creación de una línea gratuita de asistencia a las víctimas a nivel nacional, pero pese a que la reglamentación de la ley es de 2012 y su creación de abril de 2009, todavía no se puso en marcha. Aseguran las ONG consultadas que eso podría suceder muy pronto dado el compromiso que asumieron extraoficialmente los funcionarios del Consejo.

¿Qué falta?  

Estadísticas oficiales, patrocinio gratuito a las víctimas, refugios temporales en todo el país y un programa de asignación económica temporal que abarque desde subsidios habitacionales hasta cuotas alimentarias.

Para ayudar a que la mujer que denuncia violencia pueda alejarse del peligro es crucial indicarle el camino de retirada.

Es clave.

¿No se preguntaron por qué son asesinadas tantas mujeres que hicieron la denuncia e incluso que tenían la orden de exclusión del hogar de sus parejas?

Porque por más que denuncien, las mujeres pobres no tienen adónde huir. Si no tienen independencia económica y un lugar para mudarse con sus chicos, no pueden escapar de sus casas. Es siniestro de sólo recordar las historias que escuché en este sentido a lo largo de mi carrera.

También falta que los botones antipánico sean la regla y no la excepción. Hoy por hoy se han entregado botones antipánico a mujeres en situación de violencia en la Ciudad de Buenos Aires, Tigre, Salta y Santiago del Estero.

En 2013 también se hará lo mismo en Córdoba. Pero en todos los casos los botones antipánico son apenas unos cientos que no alcanzan a cubrir la demanda.

Como mujer me encantaría que sea Cristina la que haga el cambio. Nunca es tarde para empezar de una vez por todas a tomarse el tema en serio.

Feliz día chicas. Cuídense mucho.