Scioli enfocado en 2015, la oposición “recalculando”

María Julia Oliván

“El 28 largamos la campaña Scioli 2015. Y en 2014, la de Scioli Presidente”. La frase me la dijo uno de los miembros del Gabinete del gobernador de la Provincia de Buenos Aires. La estrategia está pensada: el reagrupamiento del pejotismo, con una pata puesta en el sector sindical, otra en el armado territorial en el interior del país y otra con los intendentes del Conurbano, que en las PASO jugaron fuertemente con Sergio Massa.

La orden que les bajó a su gabinete es “mostrar gestión” y nacionalizar las propuestas de cada ministerio. El puntepié inicial lo va a dar Salud.

“Ojo, yo soy consciente que después de hablar conmigo, (Hugo) Moyano o (Luis) Barrionuevo o un intendente le atienden el teléfono a la gente de Massa; pero igual me mandan a las segundas líneas para los actos, eso es porque están viendo cómo avanza el juego; dos años en política son un mundo”, agregó el funcionario.

El proyecto Scioli Presidente cuenta también con un regalo que les cayó del cielo: el Papa Francisco, a quien el gobernador visitó religiosamente cada quince días durante los últimos dos años. El nexo entre Bergoglio y Scioli lo hizo Aldo Carreras, un íntimo amigo del ahora Papa, que fue en su momento asesor del equipo de Carlos Corach y actualmente reporta al Ministerio de Trabajo bonaerense a cargo de Oscar Cuartango.

Carreras llevó a Scioli, Cuartango y, en varias ocasiones, al jefe de Gabinete de ministros Alberto Pérez a ver a su amigo Jorge Bergoglio, con quien hablaban de política en general y de problemáticas sociales que particularmente le interesaban al cardenal.

Un testigo privilegiado cuenta la anécdota que pinta la relación de Francisco con Aldo Carreras: el día de la coronación papal, a las 6 de la mañana, sonó el teléfono en la habitación del hotel en Roma adonde estaba alojado Carreras a propósito del acontecimiento. “Aldo, soy yo, Jorge, dale despertate que no todos los días te llama el Papa”.

Cuando en el entorno de Scioli hablan de Francisco, subrayan: “A Scioli lo quiere de verdad porque lo visitaba con discreción; no para hacer prensa. Al revés de (Sergio) Massa o (Mauricio) Macri, que si no iban con fotógrafo no se tomaban ni un mate con él”.

El armado es, hacia adentro, más fuerte de lo que parece, pese a que Scioli se fotografíe casi a diario con quien -según las encuestas- será próximo perdedor de las elecciones legislativas.

Los dirigentes son cautos a la hora de criticar a Massa, quien es (a juzgar por las fotos) el principal oponente. ¿Imaginará Scioli un 2015 con Massa como candidato a gobernador?

Los massistas se ríen cuando les pregunto sobre la conjetura. “No hay ninguna chance de que Sergio vaya (a postularse) por la Provincia de Buenos Aires”, me asegura uno de los asesores de campaña del intendente. Habrá que esperar.

El gobernador Scioli parece esos gatos que siempre caen bien parados. Aunque si continuamos con la analogía religiosa podríamos recordar el versículo de la Biblia que recomienda ser “astutos como serpientes y mansos como palomas” (Mateo 10:16).

Esta semana, luego de la convalescencia e intervención quirúrgica de la presidenta Cristina Kirchner, la oposición tuvo que recalcular sus pasos:

  • El massismo cambiará con cuidado algunos guiones para no perder el caudal de votos obtenido. Esto es clave ya que un sector que en agosto votó al intendente de Tigre no es furiosamente opositor a Cristina, como sí son los adherentes a Francisco De Narváez o Margarita Stolbizer. Denostar a alguien convaleciente puede resultar de muy mal gusto. Por eso, Massa suspendió esta semana una serie de reportajes que tenía previsto dar y menguó sus apariciones públicas siempre con tono neutro y sin riesgo. Se trata de cuidar la pelota, diría un futbolero. Mantener el ritmo hasta que termine el partido ya que todas las encuestas lo ubican ganador, ¿para qué exponerse?
  • El PRO y UNEN también comienzan a redireccionar sus dardos. Así como antes buscaban aprovechar la estela que deja Jorge Lanata tras su programa de los domingos, ahora apuntan a Amado Boudou, un blanco fácil de denunciar y cuya imagen pública se encuentra en el subsuelo. Las denuncias de corrupción han golpeado mucho la imagen del Gobierno. De lo que se trata es de no perder este eje, sólo que ahora busca otro flanco.
  • Para el oficialismo, la ausencia de Cristina no necesariamente significa ganancia electoral. Este supuesto beneficio de tener a la Presidenta blindada de las críticas opositoras debido a su ausencia también es su debilidad. La mandataria carece de un reemplazo de su nivel. Cada vez que ella queda afuera de la escena, los discursos del kirchnerismo se empiezan a agrietar. Martín Insaurralde habló de la edad de imputabilidad cuando CFK estaba en el exterior. Apenas se supo de la necesidad de operarla comenzaron a quedar expuestas todas las fracturas del Gobierno: La Cámpora vs Boudou; Zannini como el gran operador y el vicepresidente como mera figura protocolar, son sólo dos ejemplos de un espacio político que se caracteriza por ser poco homogéneo.

El que parece avanzar mientras se queda quieto es el gato; o la serpiente o la paloma. Elijan ustedes: porque ganar también es que pierdan los otros.