Por: Martín Simonetta
En el contexto del “volantazo” económico del gobierno anunciado en las últimas horas, se concretó la salida de la presidente del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, y la designación del nuevo presidente Juan Carlos Fábrega, quien fuera hasta el momento presidente del Banco Nación.
Durante los menos de tres años de administración de Marcó del Pont (iniciados en febrero del 2010), las reservas internacionales del “Central” cayeron de 47.959 millones de dólares a 33.232 en octubre 2013, lo cual equivale a una pérdida de 14.727 millones o una caída superior al 30% en tal período y una tendencia hacia la aceleración, si observamos el comportamiento a lo largo del corriente año.
Perder 15 mil millones de dólares en tres años
Asimismo, mientras en el momento de asunción de Marcó del Pont en sus funciones el tipo de cambio era de 3,83 pesos por dólar (febrero 2010), en el presente la cantidad de pesos necesaria para adquirir un dólar en el mercado informal nuevamente superó la barrera de los 10 pesos. También el “tipo de cambio sombra” (es decir, la relación entre base monetaria y las reservas internacionales del Banco Central) se mantiene por encima del “blue”, habiendo alcanzado los 10,49 pesos a la fecha. Las restricciones a la compra de divisa extranjera y una diferencia superior al 60% entre el dólar oficial y el informal no amedrentaron a los ciudadanos a continuar atesorar en tal moneda, tal vez asustados por el “olor” a devaluación percibido en la economía nacional.
Como era de esperar, tampoco las listas del también saliente Guillermo Moreno fueron efectivas para frenar la pérdida de valor del peso respecto de los bienes y servicios, lo cual se verifica en una inflación que supera el 20% anual, según mediciones privadas.
Tras la remoción, a inicios del 2010, del entonces presidente del Banco Central y antecesor de Marcó del Pont, Martín Redrado, acusado de “mala conducta e incumplimiento de los deberes de funcionario público”, el Poder Ejecutivo pudo disponer sin mayores restricciones los activos de la autoridad monetaria. En tales circunstancias, Redrado escribió su libro Sin reservas, en el que resaltaba los altos riesgos del manejo politizado de los recursos del Central y los intentos de politizar la conducta de una autoridad que debía ser autónoma.
Seducir o combatir al capital
En los últimos años, y a pesar de un contexto internacional que favoreció los precios agropecuarios, Argentina no ha hecho mucho por seducir al capital. Más bien lo combatió. Los datos son muy claros: entre 2007 y 2012, abandonaron el país más de 80 mil millones de dólares, monto equivalente a las exportaciones totales de la Argentina y casi el doble de las reservas del Banco Central. Sólo el año pasado (2012), se redujo la salida de divisas del país, pero no por una mejora en las condiciones para la inversión sino como consecuencia del conocido “cepo cambiario”.
Las oportunidades ofrecidas por la economía mundial son altamente positivas para la Argentina. A pesar de ellos, son fuertes las debilidades que en materia monetaria debe enfrentar la ciudadanía ante la riesgosa situación que se ha alcanzado.
Aún no conocemos si la designación de nuevas autoridades políticas, tales como el nuevo jefe de Gabinete Jorge Capitanich, y económicas, tal como Axel Kicillof, representará un giro hacia las tendencias de sentido común que prevalecen en la mayor parte del planeta o no. Pero queda claro que el Banco Central debe ser una autoridad monetaria con autonomía destinada a proteger el poder de compra de los ciudadanos y no un organismo subordinado al Poder Ejecutivo.