El Frente de Izquierda en la madre de todas las batallas

Néstor Pitrola

La provincia de Buenos Aires ha sido el principal contingente de votos y crecimiento del Frente de Izquierda. En 60 días, pasamos de 350 mil votos en las primarias a 450 mil, y superamos un 5% provincial. Mientras los medios intentaban presentar una polarización entre Massa e Insaurralde y nos excluían de los candidatos considerados “centrales”, pegamos un salto que consolidó el ingreso al Congreso de Néstor Pitrola, encabezando la banca que se compartirá con Myriam Bregman y Juan Carlos Giordano. También conquistamos una banca en la Legislatura provincial, que integrarán rotativamente Christian Castillo, Guillermo Kane y Mónica Schlotthauer.

En Tres de Febrero, 14 mil quinientos votos nos colocan peleando el ingreso de Adriana Sirna, militante del PO y secretaria general electa del Suteba local, como concejal, lo que expresa el surgimiento de una oposición obrera en el distrito de Hugo Curto, justo cuando este burócrata y patotero pierde la elección y el control del Concejo. Ésta es la mayor de muchas elecciones locales significativas. En Bahía Blanca, una gran votación a diputados del Frente de Izquierda del 8,60% sufrió un corte boleta en el rubro local, en beneficio del vecinalismo centroizquierdista. En La Plata sacamos un 7%, casi 30 mil votos, a concejal, pero quedamos fuera del Concejo por la división de los votos de la izquierda y el activismo con el Frente Ciudad Nueva, integrado por el Frente Santillán y la Juventud Guevarista, el que contó con un gran impulso del intendente Bruera y el diario El Día. En Merlo somos la tercera fuerza, superando al Frente Progresista. Nos hemos constituido como la principal oposición a las bandas del PJ del massismo y Othacehé-Scioli, mostrando el apoyo a nuestra larga pelea en defensa de los reclamos de los trabajadores y por las libertades democráticas en el distrito. En Morón llegamos al 7,15% de los votos, sobre la base de una delimitación sistemática respecto del centroizquierdismo de contenido capitalista de Nuevo Encuentro. Ello nos permitió capitalizar en parte la disolución del sabatellismo en el PJ-FpV. En Vicente López pasamos también del 7,3% para concejal, ocupando desde una posición revolucionaria el lugar de una centroizquierda vinculada a movimientos de lucha ambientales y vecinales, como Proyecto Sur, que se ha disuelto por sus compromisos con los partidos tradicionales como la UCR. Son votaciones inmensas en todo el conurbano, de 35 mil votos en La Matanza (5%), 19 mil votos en Lomas de Zamora (6%), 18 mil votos en Quilmes y Almirante Brown. Hemos tenido una votación enorme en las barriadas obreras bonaerenses. Le ganamos a la lista de Francisco De Narváez en todo el conurbano sin excepción, lo cual tiene una doble significación si tenemos en cuenta que en ella revistaba el moyanismo. De Narváez logra unas décimas más que el Frente de Izquierda por una lista local fuerte en Bahía Blanca. Lo mismo vale para la presentación de otro burócrata sindical, “Momo” Venegas, que no salió de la marginalidad sólo por el dominio del PJ de Necochea. Ambas listas de la disgregación del PJ regaron recursos extraordinarios, los que contrastan con nuestros métodos de militancia socialista. 

Massa, el caballo del comisario

La elección de Massa, por una distancia enorme, significa un salto en el fin del kirchnerismo, en el marco de un viraje de la burguesía nacional en favor de una devaluación y un ajuste tarifario y fiscal. Ello se expresó en los apoyos a Massa por parte de la UIA y de la mesa de enlace agraria, entre otros. Siguiendo esta orientación, los grandes medios han hecho un trabajo sistemático para instalar a Massa como el canal para terminar con el kirchnerismo. Para las patronales, el Frente Renovador de Massa tiene el atractivo de combinar esta ruptura del PJ con la camarilla cristinista junto a la preservación de los aparatos históricos de punteros y burócratas contra las masas. Las listas del FR se nutrieron de intendentes del PJ y otros como candidatos vecinalistas, radicales o macristas, fracciones desplazadas provenientes del duhaldismo como “Cacho” Álvarez, Villordo y sectores de la burocracia sindical provenientes de las cinco centrales -entre ellos, manifiestos matones antiobreros.

Esta suma de aparatos, recursos y el apoyo decidido de la burguesía catapultó a Massa y dejó en la banquina a las fuerzas políticas como De Narvaéz o Stolbizer, quienes se candidateaban como referencias de esa misma burguesía opositora. Insaurralde y Scioli abandonaron cualquier defensa del “relato” y fueron a competir con Massa por el favor de los “titulares” capitalistas. El flanco centroizquierdista del kirchnerismo ha sufrido una sangría cotidiana en el marco de este giro a la derecha (Granados, Chevron, Milani, baja de imputabilidad). El Frente de Izquierda ha crecido al ritmo de denunciar la capitulación definitiva de cualquier pretensión “progresista” del kirchnerismo. Por estas mismas razones, tanto Massa como Insaurralde evitaron debates públicos, los que hubieran revelado la coincidencia de fondo en sus planteos frente a la crisis.

La elección ha dejado quebrado al PJ bonaerense, con el gobernador y gran parte de los intendentes golpeados -en algunos casos, con la pérdida de la mayoría en sus órganos deliberativos. Esto se notará especialmente en diputados y senadores de la provincia, donde las nuevas mayorías obligarán a Scioli a retomar con Massa el camino de entendimientos que interrumpió 48 horas antes de la elección. Algo que, claro, no ocurrirá sin crisis y choques -especialmente con la tropa “cristinista”. Es crucial que la izquierda revolucionaria haya conquistado este avance en representación política en el momento en que el principal aparato del país va a atravesar una crisis política mayúscula.

Un desarrollo de la militancia obrera y juvenil

El contexto de esta pelea política, que tendía a concentrar a la inmensa mayoría del electorado (entre el FR y el FpV sacaron el 76%), agiganta todavía más el crecimiento del Frente de Izquierda. Pero de ninguna manera nos ha sorprendido. Los indicadores de apoyo que percibimos en la campaña dan cuenta de un potencial de desarrollo aún mayor. En muchísimas escuelas y hospitales, el voto a nuestro Frente era masivo, hasta mayoritario. La simpatía crecía en cada agitación fabril.

Nuestras mesas callejeras recibían no sólo pedidos de boletas o materiales, sino de sumarse como fiscales y hasta de militar. En el tiempo entre las primarias y la elección de octubre, el Partido Obrero abrió veinte nuevos locales, 200 casas electorales cedidas por trabajadores para extender la campaña -en algunos casos incluso por relaciones recientes. Crecimos en militantes un 50% y movilizamos más de 1.200 fiscales nuevos en relación a las primarias. El casi medio millón de votos bonaerenses para el Frente de Izquierda son, entonces, el síntoma político de ruptura con el peronismo y otros partidos patronales en el corazón de la clase obrera argentina. El reagrupamiento político en el Frente de Izquierda excede las posiciones del clasismo en el movimiento obrero y será un factor de potenciación incalculable. Este proceso en la vanguardia se va a expresar prontamente en las iniciativas de la clase obrera, la juventud y todas las masas explotadas.

 

Escrita en colaboración con Guillermo Kane (@guillekane), diputado provincial bonaerense electo por el Frente de Izquierda y militante del Partido Obrero.