Por: Nicolás del Caño
En estos días se publicó la noticia de que los diputados nacionales empezaremos a cobrar desde el 1º de febrero alrededor de cincuenta mil pesos de bolsillo, ya descontadas las cargas sociales y el impuesto a las ganancias.
Si tenemos en cuenta que hoy en la Argentina la mitad de los asalariados percibe menos de cuatro mil pesos mensuales, que casi el 80% de los jubilados gana la mínima de 2.800, que las asignaciones por hijo son de 460 pesos y que todos los que viven de su trabajo perdieron en los últimos tres meses alrededor del 20% de su poder de compra por la imparable inflación, podemos decir que el sueldo de los diputados es una verdadera provocación. Esta se agrava porque el anuncio se hace en las vísperas del inicio de las paritarias, a las que tanto los empresarios como el Gobierno buscan poner un techo para cristalizar la pérdida del poder adquisitivo de los asalariados.
Una de las primeras que se vienen es la de los docentes. Una maestra que tiene la responsabilidad de educar a nuestros hijos en la provincia de Buenos Aires, con nueve años de antigüedad, percibe hoy 3.835 de bolsillo por cargo, el 7,67 % de lo que a partir de febrero va a pasar a cobrar un diputado. ¿Por qué un diputado -por no hablar del resto de los funcionarios políticos- se lleva por mes trece veces más de lo que se lleva una maestra de grado? Uno de los ejes de nuestra campaña electoral en Mendoza fue “que todo funcionario político gane lo mismo que un docente”, y así debe ser.
La explicación de semejante dislate es sencilla. Se premia a los políticos para perpetuar este sistema de explotación en el que, una vez más, buscan que la crisis la paguemos los trabajadores, ahora con tarifazos, inflación y “cepo” salarial. Para garantizar normas y fallos favorables a los intereses de los grandes empresarios, banqueros, operadores de bolsa, terratenientes y multinacionales es necesaria una buena paga.
Como nos comprometimos públicamente, la dieta que percibiremos es de 8.500 pesos, que es lo que hoy se calcula que cuesta una canasta familiar. El resto va a un fondo para promover y apoyar las luchas de los trabajadores y sectores populares. En las últimas semanas ya aportamos varios pasajes aéreos para la campaña por la absolución de los petroleros de Las Heras, Santa Cruz, condenados a perpetua en un juicio viciado y nulo, por ser parte de una lucha hace seis años contra el impuesto al salario. Diez mil pesos para apoyar la lucha de los municipales del departamento de Lavalle, Mendoza, que consiguieron el pase a planta permanente de más de trescientos contratados en forma precaria. Los jóvenes trabajadores de la fábrica de electrodomésticos Liliana SRL recibieron también un aporte de otros diez mil pesos. Periódicamente publicaremos en la página de mi partido, el PTS, en qué invertimos el resto de la dieta que no nos corresponde.
Asimismo, vamos a promover un proyecto de ley para que todo funcionario político no pueda percibir más de lo que gana un docente, repitiendo la experiencia que ya hizo con la banca del FIT en Neuquén nuestro compañero Raúl Godoy el año pasado junto con los sindicatos docentes. Como dijimos, el abultado dinero que perciben los funcionarios políticos tiene un fin, antiobrero, antipopular y antinacional. De ahí la importancia política de este proyecto que, aspiramos, sea tomado por las organizaciones de trabajadores para imponerlo.
Entretanto, lo que tiene planteado la clase trabajadora es la preparación de un plan de lucha nacional para recuperar el salario perdido e imponer un mínimo de 8.500 pesos para todos, indexado en forma automática trimestralmente según la inflación. Las direcciones oficiales del movimiento obrero que no están con el Gobierno buscan el apoyo de otros políticos patronales como Massa o Scioli que, paradójicamente, comparten el programa de “ancla” salarial para los trabajadores.
La izquierda clasista, a la par de su crecimiento electoral, viene avanzando en su inserción en la clase trabajadora. Por eso, desde numerosas comisiones internas de la industria y de los servicios, sindicatos, cuerpos de delegados y seccionales docentes se van a promover encuentros regionales y un gran encuentro nacional para preparar esta lucha, probablemente en marzo. Las bancas del Frente de Izquierda ya están actuando para fortalecer esta perspectiva.