Sobre “buitres” y “caranchos”

Nicolás Tereschuk

Dirigentes políticos y algunos economistas enrolados en la oposición al Gobierno nacional se paran sobre una serie de conceptos para discutir acerca del enfrentamiento entre fondos buitre y el Estado argentino en Nueva York.
Básicamente, las ideas son estas:

  • El caso es “uno más” derivado de tantas reestructuraciones de deuda soberana realizadas en los últimos 30 años.
  • Los antecedentes de este tipo de disputas judiciales revelan que el kirchnerismo actuó con “mala praxis” ante los tribunales norteamericanos.
  • Al seguir con la disputa judicial, el Gobierno opta por “aislarse” de los mercados financieros globales.
  • Un posible fallo adverso contra la Argentina perjudicará sólo al país y no tendrá otras consecuencias internacionales.

Para rebatir esos argumentos, entender un poco mejor lo que ocurre en el caso “NML et al. v. Republic of Argentina” y lo que está allí en juego no es necesario escuchar a los funcionarios del Gobierno, ni siquiera a periodistas o economistas con simpatías hacia el oficialismo. Basta con leer a la prensa internacional especializada y a expertos insospechados de kirchnerismo.

  • El pleito de los fondos buitre contra la Argentina es “el mayor que haya visto el mundo” y es por eso que convoca la atención de buena parte de Wall Street. La definición puede leerse en las notas de Felix Salmon, periodista especializado de la agencia Reuters, quien, por ejemplo, en julio pasado describió la gran cantidad de banqueros, ejecutivos y abogados que entonces colmó la sala de audiencias de la Corte de Apelaciones que lleva el caso de la Argentina, en 500 Pearl Street, para escuchar sobre avances en la causa.
  • Elliott Associates, uno de los fondos buitre detrás del planteo contra la Argentina, se impuso en algunas disputas judiciales por deudas soberanas, es cierto. Pero se trató de procesos en los que no estaba en juego más de 64 millones de dólares, como en el caso contra Perú, que ganó en 1999. Ahora, los fondos buitre exigen 1.300 millones de dólares, 20 veces más.
  • Según puede leerse en el libro Debt Defaults and Lessons from a Decade of Crises, publicado en los Estados Unidos por el actual titular del Banco Ciudad, el economista alineado con el PRO Federico Sturzenegger, en coautoría con Jeromin Zettelmeyer,  la actual demanda contra la Argentina sólo aparece superada históricamente por la que encaró la familia Dart contra Brasil en 1994, por un total de 1.400 millones de dólares. Pero en aquel caso, luego de un fallo en parte desfavorable, Brasil sólo tuvo que poner sobre la mesa 52 millones de dólares en bonos negociables y 25 millones en efectivo al momento de destrabar el conflicto.
  • Lo que está en juego ahora puede llegar a cinco veces más lo que se reclamaba en aquel juicio. Es que en total, los inversores que tienen en su poder bonos bajo legislación norteamericana que no entraron a los canjes, según la consultora Econométrica, reúnen papeles por 7.500 millones de dólares. El total de deuda en default es de 11.200 millones de dólares, 2,3 puntos del producto del país.
  • Como se ve, la disputa judicial que involucra a la Argentina no tiene antecedentes por su volumen, lo que también la convierte en un pleito cualitativamente distinto. Diferentes expertos y operadores internacionales se preguntan qué ocurrirá con las deudas soberanas emitidas en Estados Unidos de ahora en más si la Justicia decide en forma definitiva a favor de los buitres. Es por eso que los fallos adversos que ahora busca revertir el país no eran esperados por la mayoría de los analistas. En su momento, el periodista Salmon, quien por entonces se desempeñaba en la revista Euromoney, calificó de “sorprendente” el fallo contra el país. “He escrito sobre holdouts o fondos buitres o como quieran llamarle por alrededor de doce años y aunque han tenido victorias aquí y allá, no ha habido nunca nada remotamente tan grande como este precedente”, escribió en aquella oportunidad. De igual modo, no acertaron en sus pronósticos especialistas Anna Gelpern, profesora de Derecho de la American University, o el analista Vladimir Werning, de JP Morgan, que había vaticinado que “al parecer, Argentina tiene una modesta ventaja” en el litigio.
  • Si faltaran datos sobre lo “inédito” del caso argentino, hay que tener en cuenta que el país protagonizó en 2005 el canje con la mayor quita que se haya aplicado: 75 por ciento de “haircut”, como le llaman en la jerga financiera. Los canjes rusos estuvieron en torno al 60 por ciento y de ahí para abajo -en 2000, por ejemplo, canjes de deuda concretados por Ucrania y Ecuador estuvieron en torno al 28 por ciento de quita-.
  • Si no hubiera  tanto en juego, ¿los fondos buitre hubieran mostrado semejante despliegue de dinero y energía? No sólo intentaron embargar la Fragata Libertad. Hace poco, la agencia Reuters informó que pidieron un allanamiento en el estudio de abogados que representa a la Argentina en Manhattan. Y hay que recordar que Paul Singer, el CEO de Elliot Management, se jugó este año a extender sus contactos hasta  la Casa Blanca: fue, según el diario New York Post, uno de los mayores financistas de la campaña del republicano Mitt Romney.
  • Por otra parte, los apoyos que obtuvo la Argentina en las últimas semanas hablan por sí solos en contra de quienes argumentan que el país se “aísla del mundo” con sus estrategias. La Casa Blanca y las dos entidades que nuclean a los bancos estadounidenses se pronunciaron a favor de revertir el fallo contrario al país. Como “notas de color”, también lo hizo en los últimos días Larry Fink, considerado el titular de la mayor empresa de gestión de activos del mundo -se calcula que maneja unos 3 trillones de dólares-. Y de igual manera se pronunció una  de las nuevas “estrellas” de Wall Street: del fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara, un estadounidense de ascendencia india considerado entre las “100 personas más influyentes” del mundo por la revista Time.
  • Se escucha a algunos analistas locales decir que futuras reestructuraciones de deuda -como las que podrían encarar países europeos- no tendrían problemas para avanzar porque ahora el consenso es utilizar cláusulas que bloquean la posibilidad de que un acreedor rebelde recurra a la Justicia y ponga en vilo a bonistas que acepten canjes, como ocurre ahora con la Argentina. La ex número 2 del FMI Anne Krueger argumentó ante la Justicia norteamericana que no hay seguridades al respecto. Enfatizó que una decisión contra la Argentina tendría “significativas consecuencias adversas a nivel mundial” y que aún no hay suficiente experiencia con las llamadas “Cláusulas de Acción Colectiva” como para determinar que los fondos buitre no volverán a atacar en otra oportunidad.
  • Y si el caso argentino sólo tuviera consecuencias para Cristina Kirchner y el Gobierno nacional, ¿por qué el ex subsecretario de Estado norteamericano James K. Glassman se tomó el trabajo de viajar a Europa el mes pasado, según él mismo escribió en el diario Financial Times, para hacer lobby allí contra nuestro país? “El gobierno de una nación endeudada que vea la mala conducta de la Argentina indudablemente va a verse estimulado a seguir su ejemplo. Y en un mundo en el que las economías están tan sistemáticamente vinculadas, las acciones de un país, incluso de uno relativamente pequeño, puede afectar las finanzas globalmente”, argumentó.


En febrero próximo se registrarán audiencias clave por el juicio en Nueva York. Sería bueno que los análisis y planteos que se hagan desde nuestro país encuentren a los argentinos lo más unidos que sea posible o, al menos, apartados de los argumentos de los fondos buitre. Pero aún si no fuera así, lo deseable es que al menos no se ignore la información que circula en todo el mundo sobre estos temas.