Efecto Cabandié: las posibles dimensiones de una acción minúscula que ya cambió perspectivas políticas y el futuro político de muchos. El parecido con el episodio del cajón de Herminio. Otros efectos que se encadenan y se encadenarán para definir la coyuntura en época de crisis.
Hacia los 60, Edward Lorenz, matemático y meteorólogo, intentaba establecer predicciones climáticas en computadora, en base al cálculo de ecuaciones que repetía obteniendo idénticos resultados cada vez, situación que lo llevó a creer que había logrado cierta predictibilidad. En una ocasión, dejó por unos momentos su laboratorio con la computadora funcionando y al regresar se encontró con un resultado totalmente distinto. Revisó minuciosamente los datos cargados y lo único que encontró fue una diferencia de apenas tres decimales en una de las tantas variables que había incluido en sus cálculos. Lorenz se negaba a creer que un minúsculo cambio en una variable entre tantas pudiera tener un impacto tan definitorio en el resultado final.
Años más tarde, Lorenz publicaba su trabajo titulado: “Predictibilidad: ¿puede el aleteo de una mariposa en Brasil desatar un tornado en Texas?” Así nació el “efecto mariposa” que establece que una mínima variación de las condiciones iniciales, puede ocasionar una descomunal transformación en las condiciones finales. Pero el efecto mariposa no es un fenómeno que se comprueba exclusivamente en el ámbito científico. Veamos un ejemplo histórico que pueda darnos la idea de sus dimensiones.
El 1º de diciembre de 1955, Rosa Parks tomó un transporte público en Montgomery, Alabama, uno de los estados más racistas del país por aquellos años. Como Rosa era una mujer afroamericana, como el actual presidente Obama, el chofer le ordenó que cediera el asiento a una persona de tez blanca. Rosa se negó rotundamente. El chofer detuvo el colectivo, avisó a la policía y ella fue arrestada.
Los medios de comunicación hicieron que la noticia corriera como reguero de pólvora y en menos de 48 horas miles de afroamericanos residentes de Montgomery salieron a protestar a las calles, boicoteando el sistema de transporte urbano. A los pocos días del hecho, el líder Martin Luther King Jr. se declaró vocero de la manifestación y elevó al máximo el tono de la protesta contra la segregación, situación que se extendió por cerca de cuatrocientos días. Al año siguiente del efecto mariposa de Rosa Parks, la Corte Suprema declaró inconstitucional la norma de segregación en el transporte público en todo el territorio norteamericano.
El episodio protagonizado por Rosa Parks es un claro ejemplo de cómo una mínima modificación en un punto del sistema (una persona, en una pequeña ciudad) puede desencadenar un gran cambio en todo el sistema (afectando a millones de personas, en cientos de ciudades de toda una nación). La historia registra muchos otros episodios donde una acción pequeña libera tanta -o más- “energía de cambio” que una hazaña heroica.
Pero también existen efectos mariposa que parten de situaciones que desencadenan el rechazo y repudio de gran parte de una sociedad. Un caso paradigmático que ha tenido consecuencias, quizás lógicas, fue la quema del famoso féretro con la bandera de la Unión Cívica Radical, junto a una corona mortuoria, por parte de Herminio Iglesias, candidato justicialista a gobernador por Buenos Aires, el 28 de octubre de 1983. El evento tuvo lugar en plena plaza de la República ante las cámaras de televisión que tomaron la imagen replicándola por todos los medios del país. Ese día, más tarde, sobrevinieron hechos de violencia contra locales de la UCR. La respuesta final ante semejante evento de odio y muerte simbólica fue la sepultura final de su carrera política y la pérdida de las elecciones generales en la cabeza de Ítalo Luder en manos del radical Ricardo Alfonsín.
Hace apenas unos días, cuando tomó estado público el video filmado en marzo por un gendarme, en un control vehicular en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, que ponía de manifiesto la prepotencia y actitud vengativa por parte de Juan Cabandié -hijo de desaparecidos y primer candidato a diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires-, hacia la ex agente de tránsito Belén Mosquera, al indicar un, por lo menos, policíaco correctivo, sobrevoló la idea de que un nuevo efecto mariposa, de dimensiones inimaginables, se estaba desencadenando.
Apenas sucedido el impacto mediático de la acción, las encuestadoras se dedicaron a medir la existencia de un posible efecto en la definición de la tercera banca a senador por la Ciudad, hoy disputada por Daniel Filmus y Fernando Solanas. Asimismo, la mención de Cabandié a Martín Insaurralde, primer candidato a diputado por Buenos Aires por el Frente para la Victoria, puso en alerta roja al comité de campaña nacional obligando a esconder al joven. No sin antes dejarlo mentir y desdecirse, para luego pedir disculpas a medias, mostrando bronca por haber sido descubierto en su actitud repudiable. Situación que le costó el contrato de trabajo precario a la ex agente de tránsito del municipio de Insaurralde, quien también, luego de mentir, desdecirse, echar al director de tránsito y pedirle a la chica que se reintegrase, le soltó la mano a Cabandié recalcando que él no maltrataría jamás a las mujeres.
Pero el efecto mariposa recién comienza. Ya tuvo más episodios y eventos concatenados. Alfredo Casero derramó su bronca contra Cabandié por arrogarse el hecho de “bancarse la dictadura” y le dedicó varios mensajes en Twitter que pronto escalaron hasta llegar a una declaración impensada acerca de la identidad del actor y su historia personal. Casero relató con dolor y sinceridad manifiesta, en una entrevista con Jorge Lanata, el peligro de la actualidad de un relato cargado de violencia y segregación facciosa por parte de la auto denominada “juventud maravillosa”. La que ha sido encarnada y dotada de poder circunstancial por medio del acceso a cargos públicos de envergadura, en la artificiosa creación llamada “La Cámpora”, quizá un reflejo crudo y sincero de quien fuera el auténtico traidor de Juan Perón en su regreso final a la Patria, la que comenzaba a incendiarse producto del fanatismo político, el culto a las ideas y a las personas.