Desde el año 2003 la demanda de energía eléctrica en Argentina ha crecido a razón del 5% anual, necesidad que pudo cubrirse con mucho esfuerzo, importando combustibles para la generación de energía eléctrica en porcentajes crecientes. El desequilibrio energético repercute negativamente en la balanza comercial, ya que el combustible importado se paga en el mercado internacional y en moneda extranjera; siendo el principal motivo de fuga de divisas. La energía es fuente de competitividad e independencia económica y geopolítica de una Nación, y debemos tratarla como una cuestión de Estado.
Por este motivo, es evidente que debemos apostar por las energías renovables. Además del obvio beneficio ambiental, es considerablemente más económica que la convencional con combustibles importados, cuenta con un inmenso potencial en Argentina y la posibilidad de instalarse rápidament,; siendo menester contar con un contexto legal e institucional que incentive las inversiones necesarias.
Regulación de la Energía Renovable. La Ley 26.190 promueve el desarrollo de fuentes de energía renovables, con la finalidad de alcanzar un objetivo de 8% en la demanda nacional de energía eléctrica para el año 2016. El mecanismo de promoción implica el otorgamiento de beneficios impositivos y la asignación de una remuneración adicional por unidad de energía producida de fuentes renovables. Esa remuneración fue insuficiente para cubrir el costo de la energía renovable (100-120 us$/MWh para el caso de energía eólica).
En el año 2009, el programa GENREN lanzó una licitación pública, y ENARSA firmó contratos para la compra de energía renovable por plazos de 15 años, al valor fijo propuesto en cada oferta, con un promedio para a generación eólica de us$ 126/MWh. El Tesoro Nacional emitió un aval garantizando el pago del precio de compra de dicha energía. La Resolución S.E. 108/2011 replicó el esquema GENREN para nuevos proyectos, pero sin garantía del Tesoro, en un proceso de negociación directa con la Secretaría de Energía.
No obstante los esfuerzos para lograr el objetivo del 8%, la generación proveniente de fuentes renovables –excluyendo grandes aprovechamientos hidráulicos- es del 1.4% en todo el país. El punto débil fue el financiamiento de las inversiones. Queda mucho por hacer.
Para obtener el financiamiento de las inversiones necesarias para generar energía eléctrica a partir de fuentes renovables, desde una visión netamente privada, es necesario contar con un flujo de fondos a largo plazo que remunere en forma segura dichas inversiones. De ese modo, la banca comercial o de inversión, podría estar dispuesta a financiar los proyectos a través de la emisión de obligaciones negociables, fideicomisos financieros, project finance, etc. Si bien el aval del Tesoro otorgado bajo el programa GENREN garantizaba el flujo de los contratos -tan relevante como las otras variables crediticias- el financiamiento de los proyectos GENREN no ha tenido el éxito esperado.
Ahora estamos frente al reto de implementar un modelo de participación pública y privada que concrete una política de energía sustentable. La urgencia radica en la necesidad de autoabastecernos y dejar de perder divisas. En el año 2012, el 6% de la energía eléctrica fue generada a partir de gasoil importado, cuyo costo sin impuestos ni gastos de transporte, fue de us$841/m3. Por cada MWh de energía generado, hizo falta 0,246 m3 de gasoil importado, es decir que cada MWh tuvo un costo promedio, de us$ 207; mientras que el costo promedio total de la energía eólica en el programa GENREN es de us$ 126/MWh. El beneficio económico es claro.La generación con fuentes renovables ahorra divisas y demuestra la necesidad de incrementar la energía renovable en la matriz energética en forma urgente.
Una nueva iniciativa del senador nacional por Chubut, Marcelo Guinle, cumpliría con los objetivos propuestos, profundizando el régimen de fomento y proponiendo una participación de energías renovables del 20% para el año 2025. Lo más novedoso de esta iniciativa es involucrar a los grandes usuarios (mayores a 300 kW), quienes deben incorporar el mismo porcentaje objetivo de su consumo de energía eléctrica mensual, con energía proveniente de fuentes renovables. Esta medida generaría una incorporación inmediata para los proyectos vigentes y alienta la obtención de financiamiento, diversificando el riesgo y reemplazando a CAMMESA como comprador, por empresas privadas que podrían tener una mayor valoración crediticia.
El impulso de la energía renovable diversifica la matriz, reduce el costo medio de la energía generada en el sistema, reduce la dependencia en la importación de combustibles (y la fuga consecuente de divisas), aporta previsibilidad de precios, y es un indudable impulso a la industria nacional. ¿Qué estamos esperando?