Por: Ricardo López Göttig
Ha ganado espacio en los medios internacionales la noticia de que una parte significativa y creciente de la ciudadanía de Hong Kong está exigiendo la elección directa del próximo gobernador a partir del 2017, a lo que el gobierno de la República Popular de China respondió estableciendo nuevas reglas para tutelar férreamente ese proceso comicial.
Desde que en 1984 los gobiernos del Reino Unido y la República Popular China firmaron la declaración conjunta para la devolución de la colonia, los británicos fueron abriendo las puertas a una mayor participación de la ciudadanía en la conformación del gobierno regional. El Consejo Legislativo (LegCo) es en parte electo por los ciudadanos en circunscripciones uninominales de base geográfica, y también por representación funcional, por electorados muy pequeños, en los que eligen los empresarios, profesionales y sectores económicos determinados como el turismo, las finanzas o ramas de la industria. Desde la elección del 2012, el Consejo Legislativo está compuesto por 35 diputados por el voto de los ciudadanos, y otros 35 de la representación funcional que, en su mayoría, simpatizan con las posturas del gobierno en Beijing.
Hong Kong se reincorporó a la República Popular de China en 1997 de acuerdo a lo estipulado en la Basic Law rubricada con Gran Bretaña, por la que el gobierno de Beijing respeta la cuasi independencia de esta Región Administrativa Especial, sólo teniendo atribuciones en las áreas de la defensa y la política exterior. El compromiso fue mantener por cincuenta años la fórmula de “un país, dos sistemas”. Por consiguiente y de acuerdo a la Basic Law, Hong Kong mantiene su sistema económico, financiero, monetario, judicial –common law inglés-, tributario, educativo y se preservan las libertades fundamentales, el derecho de propiedad y el juicio por jurados. En el escenario político, ha habido un gran desarrollo de los partidos desde los años noventa, algunos con simpatía abierta por Beijing, en tanto que otros son críticos y demandan menor ingerencia del gobierno central que, tras bambalinas, intenta acotar la libertad de prensa o las expresiones opositoras. En Hong Kong ha habido marchas de protesta conmemorando la masacre de Tiananmen de 1989, reclamando por la libertad de los practicantes de Falun Gong y, las más recientes, por la elección directa del gobernador a partir del año 2017.
Lo que ha resuelto el gobierno de la República Popular China es que el próximo gobernador pasará por una selección del comité elector de 1200 miembros, del que forman parte los sectores económicos, profesionales, religiosos, agrícolas, deportivos e industriales, miembros del Consejo Legislativo y del Congreso Nacional del Pueblo –el Partido Comunista de la República Popular China-. Este comité elector establecerá quiénes serán los dos o tres candidatos que podrán competir en los comicios del 2017, en base a su “amor por Hong Kong y amor por el país”, quedando claro que las voces críticas quedarán anuladas en este proceso comicial.
¿Qué es lo que teme el gobierno de la República Popular China, el mayor régimen autoritario del mundo? Que los aires de democratización y constitucionalismo de Hong Kong se expandan por el resto del país, ya que esto demostraría que los chinos están preparados para vivir en una democracia liberal plena, derrumbando el cimiento del monopolio del poder del Partido Comunista, supuesto garante de la estabilidad. A pesar de esta derrota momentánea para las fuerzas democráticas de Hong Kong, es sumamente probable que este impulso por mayores libertades se siga propagando por Asia Oriental, a pesar de la censura y las presiones.