El próximo Gobierno debe asumir una posición categórica contra el terrorismo

Roberto García Moritán

El terrible ataque terrorista a Francia es una nueva señal al mundo de las características de las amenazas a la seguridad que enfrenta la realidad global. Pone nuevamente en agenda la urgencia que Naciones Unidas auné esfuerzos de toda la comunidad internacional y acuerde estrategias y técnicas multilaterales de alcance mundial para frenar estas acciones criminales indiscriminadas y evitar que actos cobardes similares a los ocurridos en París tengan lugar en otras partes del mundo. También atentados en aviones como los sufridos recientemente por una aerolínea de Rusia en el Sinaí.

El Estado Islámico (ISIS), que hoy representa lo más sanguinario del terrorismo internacional, ya ha advertido sobre las intenciones de realizar nuevos atentados en distintos países. El grave problema que se enfrenta es uno que supera la compleja y delicada problemática de Medio Oriente y el Magreb. Tiene alcance global. Aproximadamente 30 mil yihadistas extranjeros se han unido al integrismo islámico que incluye a miles provenientes de Europa y distintas regiones asiáticas. También, aunque en menor escala, de América Latina. Un argentino fue detenido en España por reclutar combatientes. The Guardian ha informado oportunamente que una veintena de argentinos han muerto como yihadistas.

En este contexto, la lucha contra el terrorismo extremista del integrismo islámico no es un problema solo de Francia o reducido a unas pocas capitales que integran la coalición internacional u otras vertientes de la lucha en Siria o Irak. Es una cuestión prioritaria que atañe a todos los países y a todas las regiones del mundo. Tal como lo ha enfatizado Naciones Unidas, la seguridad de todos podría estar potencialmente en riesgo. Esto incluye a la Argentina que ya sufrió dos criminales atentados terroristas presuntamente de fuente externa de origen islámico. Sin embargo, Uruguay y Panamá han sido los únicos de América Latina y el Caribe que han reconocido la prioridad destacada por Naciones Unidas.

La posición asumida por la Argentina, lamentablemente, es interpretada como ambigua. En el 2014 al votar a favor en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una resolución instando a tomar medidas para controlar el flujo itinerante de terroristas extranjeros en ISIS, la Presidenta de la Nación ironizo sobre la verdadera amenaza que representaba ISIS en una intervención que, por su carácter y tono, inevitablemente generó dudas sobre el grado del compromiso argentino contra el azote del terrorismo fundamentalista. También, entre otras consideraciones, al mantener vacante y sin personal apropiado la oficina de seguimiento temático contra el terrorismo internacional en el Palacio San Martin.

El próximo gobierno deberá asumir una posición clara y firme contra el terrorismo internacional. Esto significa, entre tras cuestiones, pronunciamientos categóricos y sin eufemismos. También una diplomacia responsable dispuesta a contribuir a la búsqueda de soluciones multilaterales tanto en Naciones Unidas como en los ámbitos regionales. El Papa Francisco en el Ángelus de este domingo denuncio la barbarie del terrorismo internacional y destacó, entre otros conceptos, que es necesario contribuir para detener este flagelo y que es una “blasfemia usar el nombre de Dios para justificar la violencia”.