Ganancias: los cambios anunciados para 2013

Rubén Murray

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner finalmente anunció el aumento del mínimo no imponible y algunas deducciones del impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores en relación de dependencia. Sin embargo, el incremento otorgado, que es de tan sólo un 20%, resulta totalmente insignificante teniendo en cuenta que en 2012 no hubo ningún incremento, con lo cual esta variación aplicada sería el porcentaje que comprende a los dos últimos años y ni siquiera cubre la inflación oficial que mide el tan cuestionado Indec, que ascendió al 21,38% en ese período.

Luego de un 2012 sin cambios en el impuesto a las ganancias, el anuncio oficial resultó insuficiente y ridículo, muy por debajo de la inflación real y de las expectativas que mantenían los trabajadores y todos los sindicatos. Esta actualización debería haber sido lo suficientemente importante como para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los salarios debido al incremento generalizado de precios que se sufre en nuestro país. Seguramente, el descontento y malestar que esto genera en los trabajadores se vea reflejado en los próximos meses durante las negociaciones paritarias.

Con los cambios anunciados, un trabajador soltero va a pagar impuesto a las ganancias a partir de un sueldo neto de $ 6.939, y un empleado casado y con dos hijos a partir de ingresos superiores a $ 9.597. Por otra parte, el incremento del 20% también se aplica a las deducciones admitidas por hijos, esposa y otras cargas de familia. En este caso en particular, la AFIP ahora permite deducir como egresos por cada hijo un importe de $720 mensuales. Esto implica que una persona debería afrontar los gastos de comida, salud, educación, vestimenta y transporte de cada hijo con sólo $22 diarios.

Tampoco se actualizaron las escalas que se utilizan para determinar la alícuota que se aplica a los efectos del cálculo del impuesto, lo que hace que cada año los trabajadores estén alcanzados por alícuotas más altas y por lo tanto tengan que pagar un mayor impuesto. Estas escalas no se actualizan desde el año 2000 y están totalmente desfasadas con la realidad. Hace 10 años un trabajador que tenía un sueldo mensual equivalente a nueve salarios mínimo vital y móvil pagaba la alícuota mínima del 9%, sin embargo, hoy con un sueldo equivalente a nueve veces dicho salario mínimo, tributa con la alícuota más alta que es del 35%.

En 2003, para pagar el impuesto a las ganancias un trabajador soltero tenía que tener un ingreso equivalente a casi siete salarios mínimo vital y móvil, sin embargo, hoy una persona que gana tres veces ese salario mínimo está alcanzada por dicho tributo.

Este impuesto, que se pensó originalmente para que lo paguen personas con un alto poder adquisitivo, apuntando a la distribución del ingreso, hoy está alcanzando a miles de familias cuyos ingresos apenas les alcanza para vivir. Es una política de Gobierno para una recaudación indiscriminada que necesitan aplicar para hacer frente a gastos desenfrenados que van en constante aumento, y sigue perjudicando a casi 2 millones de trabajadores.