Se trata de una persona muy consistente con sus principios, cuyo eje central radica en el valor de la libertad, esto es, concebir la sociedad como interacciones voluntarias en las que prima el respeto recíproco; sólo justifica el uso de la fuerza cuando es de carácter defensivo. En este contexto, cada uno puede hacer de su vida lo que le plazca, siempre y cuando no lesione derechos de terceros.
Doug Casey es de hablar pausado y bien articulado, con contenidos muy sustanciales y bien fundamentados. Es un inversionista de dotes excepcionales.
Se autodefine como un “especulador internacional”, lo cual subraya un concepto básico, pero poco comprendido. Todos los seres humanos somos especuladores. Todos apuntamos a pasar de una situación menos favorable a juicio de sujeto actuante a una que estimamos que nos proporcionará mayor satisfacción. El acto puede ser ruin o sublime, pero siempre está presente la especulación. Hablar de especulador es equivalente a aludir a la acción humana. Algunos aciertan en sus conjeturas, otros se equivocan, pero todos especulan. La madre especula con que su hijo se encuentre bien, el asaltante a un banco especula con que le saldrá bien el atraco y así sucesivamente.
Como señala Casey, de lo anterior se deriva que todos actuamos en nuestro interés personal. En rigor, no hay tal cosa como acciones desinteresadas, lo cual, por otra parte, pone en evidencia que si un acto no está en interés de quien lo lleva a cabo, simplemente no se ejecutará. Continuar leyendo