Mucho se ha escrito sobre lo que ha dado en denominarse populismo, algunos trabajos de fondo y otros de difusión (como la tan eficaz Gloria Álvarez), pero en todos los casos parecería que se prefiere eludir el término “socialismo”. En ciertas situaciones porque sus autores provienen de esa tradición de pensamiento y en otras por simple moda o conveniencia dialéctica.
Lo cierto es que en mayor o menor medida, la definición medular la ofreció Marx (no Groucho, del cual no pocos parecen derivar sus elucubraciones, sino Karl): la abolición de la propiedad privada tal como reza el Manifiesto comunista en su eje central. También puede adherirse a la conjetura de la honestidad intelectual de Marx, puesto que su tesis de la plusvalía y la consiguiente explotación no la reivindicó una vez aparecida la revolucionaria teoría subjetiva del valor expuesta por Carl Menger en 1870, que echó por tierra con la teoría del valor-trabajo marxista. Por ello es que después de publicado el primer tomo de El capital en 1867 no publicó más sobre el tema, a pesar de que tenía redactados los otros dos tomos de esa obra, tal como nos informa Friedrich Engels en la introducción al segundo tomo veinte años después de la muerte de Marx y treinta después de la aparición del primer tomo. Contaba con apenas 49 años de edad cuando publicó el primer tomo y siendo un escritor muy prolífico se abstuvo de publicar sobre el tema central de su tesis de la explotación; sólo publicó dos trabajos adicionales en otro contexto: sobre el programa Gotha y el folleto sobre la comuna de París. Continuar leyendo