La difícil tarea de revocar a Maduro

Es bastante obvio que los chavistas, con Nicolás Maduro a la cabeza, no están dispuestos a cumplir las leyes y perder el poder. Las elecciones y la legalidad burguesa les eran útiles cuando tenían o podían simular que poseían la mayoría de los electores. Ahora, y desde hace unos años, sólo les queda invocar la sacrosanta revolución y gobernar apelando a la razón testicular.

La estrategia es muy simple y transparente: cuando pierden el control de alguna institución (las gobernaciones, las alcaldías, la Asamblea Nacional), la vacían de funciones reales, que pasan a ser ejercidas directamente por el Ejecutivo o el núcleo duro de la dictadura.

A los representantes de la mayoría opositora los dejan figurar en el organigrama de la república, ocupando cargos nominales y cobrando todos los meses algún estipendio, pero sin poder real. Cuando protestan en las calles por esta burla a la voluntad popular, los represores asesinan a unas cuantas personas como forma de escarmiento y acusan a las víctimas de haber causado las muertes. Esa es la increíble historia de Leopoldo López, de Antonio Ledezma y de las docenas de presos políticos que hay en el país. Estamos ante una dictadura mal disfrazada de Estado de derecho. Continuar leyendo

El día de soltar los prisioneros

No pude evitar el déjà vu. Me lo recordó Eduardo Suárez, profesional del mundo de la imagen, con un fino instinto para la noticia. La imagen de Hugo Chávez expulsada de la nueva Asamblea Nacional venezolana me trajo a la memoria los inolvidables episodios del fin del comunismo europeo, con las estatuas de Stalin rodando por el suelo en medio de una gloriosa polvareda.

De alguna manera, lo sucedido en Caracas es la continuación de aquellos eventos. No en vano los chavistas y sus compañeros de viaje se proclamaron los cultivadores del socialismo del siglo XXI, aunque con mucha menos violencia que los del siglo XX, pero con el mismo nivel de incompetencia y acaso más corrupción. Era la mayor cantidad de clientelismo, colectivismo y desprecio por las formas de la democracia liberal que permitían estos tiempos posteriores al derribo del muro de Berlín y el descrédito total de las supersticiones marxistas.

Ha hecho bien Henry Ramos Allup, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional (AN), en comenzar su labor sin miedo. No sólo tiene tras sí la razón, la Constitución y los dos tercios de los escaños parlamentarios. Según una encuesta de Datincorp, el 81% de los venezolanos rechaza la convocatoria de Nicolás Maduro a desconocer las decisiones del nuevo Parlamento. Continuar leyendo

Sorpresas, trampas y 7k en Venezuela

Nicolás Maduro advirtió que en las elecciones del 6 de diciembre habrá una sorpresa en Venezuela (Tiene razón, pero no es la que se figura). Esta vez no se lo dijo un pajarito, sino sus laboriosos expertos electorales. Aunque pierda claramente, declarará que volvió a ganar los comicios por un estrecho margen, como sucedió en el 2013. Veremos si puede.

Si logran trampear las elecciones, piensa, el Congreso seguirá siendo suyo o casi suyo. Hay chavistas que aseguran que no existe peligro en conceder el Parlamento por una mayoría simple. Diosdado Cabello, en cambio, no quiere arriesgarse a perder la mayoría y con ella la Presidencia de la Asamblea Nacional. Le parece peligroso tras las acusaciones de narcotráfico que le han hecho. Con el poder no se juega, les repiten los Castro incesantemente.

Menuda sorpresa si ganara Maduro. Si ocurriera en buena lid, demostraría que los venezolanos no pertenecen a la raza humana. Algo muy extraño, porque se parecen muchísimo a los otros bípedos. Comen, beben, bailan, cantan, se enamoran y se pelean como el resto de la gente.

No obstante, según los chavistas, no castigan ni reemplazan a los gobernantes que los han perjudicado al extremo de elevar el porcentaje de pobres del 40% al 78% del censo, mientras millón y medio de almas en pena han decidido emigrar porque ya no tienen esperanzas. Continuar leyendo

Democracias liberales contra iliberales

La crisis griega es la expresión de un gravísimo problema planetario. Es verdad que la desataron los socialdemócratas y conservadores con su gasto público desbocado y su corrupción rampante, pero la han agravado los neocomunistas y sus primos neopopulistas, en el poder desde hace pocos meses.

¿Por qué es un asunto que concierne al planeta? Tres ejemplos. Syriza en Grecia, Podemos en España y el chavismo en Venezuela comparten varios elementos que los hermanan: son enemigos de la democracia liberal, partidarios irrestrictos del populismo, y sostienen unas proclamadas simpatías por el comunismo.

Sus dirigentes odian el mercado, la propiedad privada, el comercio internacional sin ataduras y los organismos financieros internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo. Todas estas instituciones, con sus errores y sus aciertos, constituyen la savia de la economía en las naciones más desarrolladas de la Tierra. Continuar leyendo

Las tres tentaciones del chavismo

A fines de año Venezuela debe celebrar elecciones legislativas. El país experimenta el mayor desastre de América Latina y el gobierno debe perder los comicios de forma abrumadora si fueran realmente libres y transparentes.

Lo ha revelado la cuidadosa encuesta de DatinCorp. El 74% de los venezolanos opina que la situación es mala o pésima. El 45% se siente cerca de la oposición y sólo el 22 respalda al gobierno.

La mitad del país, el 49%, quiere emigrar. La mayor parte son jóvenes y adultos educados. Se afirma que sólo en España ya han entrado 350 000 venezolanos, muchos de ellos hijos y nietos de españoles o de otras nacionalidades europeas que les han otorgado pasaportes de la UE. Son tantos, que El Venezolano, una popular publicación de los exiliados, va a inaugurar un canal de televisión en Madrid.

Tenía que ocurrir. Es el resultado de una mezcla de catástrofes: el desabastecimiento creciente, la inflación (la mayor del planeta), el 18% de desempleo, la destrucción de miles de empresas, la inseguridad ciudadana que ya se ha cobrado más de 200 000 vidas, la corrupción rampante, las nauseabundas noticias de los narcogenerales y del Cártel de los Soles, la penosa imagen de Nicolás Maduro como un tonto de baba, la certeza terrible de que, con ese gobierno, mañana siempre será peor que hoy, y la resistencia patriótica de figuras como Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado, tres de los líderes más prestigiosos de la oposición.

¿Cuál será la estrategia del chavismo para sortear esta tremenda crisis?

La primera tentación, la que le pide el cuerpo, será negar la evidencia, declarar que se trata de una fabricación de los escuálidos y de la CIA, celebrar unas fraudulentas elecciones, proclamar descaradamente la victoria, y continuar saqueando impunemente al país bajo la dirección de “los cubanos”, mientras aprietan cada vez más las tuercas totalitarias y se acentúa el desastre.

La segunda tentación es acercarse discretamente a la oposición, asegurarle que se respetarán los resultados electorales, y plantearle una salida pactada del gobierno a cambio de un referéndum que apruebe una amnistía contra todos los delitos de origen político cometidos durante el largo periodo chavista.

La vaga fórmula “origen político” engloba la inmensa corrupción, el narcotráfico, los crímenes de Estado y las supuestas conspiraciones que mantienen en la cárcel a un centenar de opositores. Se cambiaría democracia por impunidad, como se ha hecho en otros países de América Latina.

La tercera tentación es la más tortuosa: retomar por la fuerza el Esequibo, una región limítrofe de 160 000 kilómetros cuadrados, territorio reclamado desde el siglo XIX, perteneciente a la Capitanía General de Venezuela en tiempos de España, y del que se apoderaron los ingleses cuando le compraron a Holanda la colonia llamada Guayana.

Los chavistas saben que la causa del Esequibo es muy popular en toda la población, chavistas y antichavistas, especialmente ahora que Exxon-Mobil ha encontrado una notable cantidad de petróleo en la zona marítima que le corresponde al Esequibo.

Tampoco ignoran que Guyana carece de ejército (las Fuerzas de Defensa de ese país no tienen tanques, aviones ni barcos de guerra), y Caracas puede armar fácilmente una red diplomática de apoyo, no sólo con el respaldo de Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua, sino con Argentina a la cabeza, que vengará en Guyana los agravios ingleses sufridos en las Malvinas.

El cálculo es que una operación militar para “recuperar” el Esequibo duraría una semana y despertaría el fervor nacionalista de los venezolanos, revitalizaría la maltrecha figura de Maduro, le devolvería el prestigio a las desacreditadas fuerzas armadas y crearía una atmósfera de “periodo de guerra” en la que se justificarían las carencias y el desastre económico. Todo sería ganancia. En esas circunstancias, Maduro convocaría a elecciones en unas condiciones favorables.

Los chavistas saben que el general argentino Leopoldo Galtieri nunca fue más popular que cuando se apoderó de las Malvinas en 1982. También saben que su prestigio cayó en picado cuando los ingleses las recuperaron, pero es posible que China y Rusia avalen las operaciones militares chavistas como forma de neutralizar a otros factores internacionales.

¿Cuál de las tentaciones acabará imponiéndose? Los chavistas las están sopesando. No se ponen de acuerdo.

Panamá: la cumbre de los países desnortados

La próxima función del circo itinerante de la OEA será en Panamá. El gobierno de ese país ha hecho un gran esfuerzo por tener la fiesta en paz, pero no es seguro que lo consiga. La vicepresidente y canciller, Isabel Saint Malo, que ha montado la carpa, tiene experiencia y es una persona seria y competente, pero no puede hacer milagros.

El número clave será el abrazo entre Barack Obama y Raúl Castro. Poco antes, tal vez el lunes 6 de abril, se anunciará que los Estados Unidos y Cuba elevan sus relaciones diplomáticas a la categoría de embajadas. Se trata de un fenómeno simbólico más que real. Hasta ahora, y durante cuarenta años, han sido “oficinas de intereses”. Es cuestión de cambiar los letreros y desempolvar los trajes de etiqueta. Continuar leyendo