La Argentina se ahoga en un vaso de agua

Ni el gobierno kirchnerista, ni los sectores de oposición de izquierda y centroizquierda, consiguen dar en la tecla para frenar la corrida contra el peso argentino y la caída en las reservas del BCRA, ni logran encontrar la forma de “administrar” las importaciones, exportaciones y movimientos de capitales hacia y desde el país al exterior. Se trata de un tema muy sencillo, que ya no se discute más a nivel mundial desde principios de 1970, al alcanzarse por motivos técnicos y prácticos un sistema universal que permite que se manejen automáticamente precios de las monedas, cantidades transables de bienes y servicios y que no requiere de torturantes permisos previos del Estado para realizar movimientos financieros ni tampoco para comerciar más allá de las fronteras.

En verdad es el sistema cambiario, es decir una cuestión netamente financiera, la que determina según el modelo que se desee la forma en que se ordena el comercio internacional. La simplificación adquirida hace ya más de cuatro décadas consiste primeramente en permitir el libre acceso de cualquiera al mercado de cambios. Esto significa, en la práctica, que pueden comprar y vender divisas sin que la operación deba ser previamemte “aprobada” por el gobierno tanto importadores como exportadores, egresantes e ingresantes de capitales, turistas al exterior como turistas que visitan el país, quienes quieren tener posesión de moneda extranjera como quienes desean desprenderse de ella a cambio del papel moneda local. Pero, además, como tienden todas estas fuentes operacionales a converger en mercados de divisas, los precios que se forman en las transacciones se tornan públicos, transparentes, con bajo spread entre compra y venta, y fundamentalmente flotan, o sea se mueven muchas veces por día hasta en cienmilésimos de entero y a gran velocidad.

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Impuesto a la renta financiera: nuevo suicidio kirchnerista

Rechazo el plan kirchnerista para implantar un nuevo impuesto a la llamada “renta financiera” para las personas físicas por ser fiscalmente negativo e inservible, políticamente demagógico y de efectos recesivos sobre la economía. El proyecto no ha sido pensado debidamente y en este error de política tributaria se anota también el diputado Alfonso Prat-Gay que hace rato viene insistiendo con este tema que, de llevarse a la práctica, no generará los efectos deseados.

Por “renta financiera” suelen abarcarse dos hechos diferentes. Por una parte, los rendimientos de los depósitos a plazo fijo y los que corresponden a los títulos públicos. Por la otra, las ganancias de capital resultantes de la compra-venta de acciones y bonos como así también de bienes inmuebles o muebles si se quisieran incluir en el concepto.

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