Entre el acuerdo y la fortaleza

La buena fe ejercida en la política argentina debe siempre pasar por el filtro del peronismo. ¿Qué quiere decir eso? Pues que cualquier iniciativa bienintencionada no puede dejar de lado la posibilidad de que el peronismo haga una explotación malintencionada de ella.

Desde que el Presidente anunció el arte del acuerdo en su discurso de inauguración frente a la Asamblea Legislativa hasta el veto a la ley que impide los despidos por 180 días, ha habido múltiples momentos en que cualquier observador externo podría haber encontrado motivos para ejercer el arte del acuerdo, sin embargo, esa situación sólo se materializó en la votación para cerrar el tema de los holdouts. En todo lo demás, el Presidente debió manejarse por decreto de necesidad y urgencia o por decisiones administrativas que, si bien estaba en todo su derecho a tomar, porque él es el jefe justamente de la administración, hubiera sido no solamente saludable sino también muy conveniente y maduro haber mostrado un acuerdo.

No obstante, esas inocentadas tienen en el peronismo un límite infranqueable. El peronismo es ladino, anda siempre con el puñal abajo del poncho y no pierde ocasión para especular con el asalto al poder. Continuar leyendo

Los agentes económicos necesitan un programa

Gran parte de las apariciones públicas de los principales funcionarios del Gobierno —en especial del Presidente, de Marcos Peña y del ministro del Interior, Rogelio Frigerio— siguen basándose en una carga positiva (es muy evidente en Frigerio, desde el tono y la fuerza que le pone a sus palabras hasta la convicción que trasmite… Es realmente encomiable) crucial acerca de que estamos en el buen camino y que todo va a mejorar en el segundo semestre y que, a partir de entonces, la Argentina —ellos no tienen ninguna duda al respecto— se encaminará a un ciclo positivo de crecimiento, inversiones y mejoramiento de los niveles de vida de todos.

Una vez más: desde el tono hasta la convicción con la que se expresan son realmente valorables. Uno tiene ganas de creerles. Necesidad de creerles. La verdad es que se los ve sinceros, con buena fe. Repito, Frigerio hasta llega al punto de dejarnos convencidos, porque le pone unas ganas a sus palabras que cuesta no creerle.

Pero nosotros somos una cosa y otros muchachos son otra cosa. Nosotros tenemos hasta ganas de creerles, porque ya nos embocaron tantas veces que queremos que una vez nos digan la verdad. Pero la gente de la que depende que se generen los empleos y las condiciones para que la pobreza descienda, el nivel de vida aumente, las villas vayan desapareciendo, todos tengan agua corriente, cloacas y asfalto en la puerta de su casa, no se convencen sólo con un tono firme y unas ganas desbordantes. Necesitan evidencias. Y las evidencias deben surgir de un programa, de un programa coordinado, pensado y estructurado para producir un shock de inversiones que mate los microbios de la miseria. Continuar leyendo

El miedo a Scioli

Finalmente ocurrió el debate presidencial entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. Formalmente el experimento superó las expectativas. Fue mucho más entretenido que el debate de cinco candidatos antes del 25 de octubre (con la ausencia de Scioli) y hubo ingredientes picantes que muchos no esperaban.

Daniel Scioli llegó con la misión de trasmitir el consabido miedo a Macri. En ese sentido, dio vueltas y vueltas alrededor del levantamiento del cepo, de los subsidios, de un eventual arreglo con los holdouts y de la devaluación.

El tiempo corto que había para responder dejó, entonces, una serie de preguntas y respuestas por hacer al candidato del Gobierno y del Frente para la Victoria.

En primer lugar, si como Daniel Scioli dice, un eventual Gobierno de Cambiemos implicará el fin del cepo (el gobernador hizo referencia a él usando incluso esa mismísima palabra), quiere decir que el cepo existe, pese a que su vigencia fue negada una y otra vez por todo el Gobierno desde la Presidente para abajo.

Aceptado entonces ese extremo, habría que haber preguntado cuántos países en el mundo aplican ese instrumento y por qué se cree que la Argentina puede utilizarlo sin sufrir consecuencias. Continuar leyendo