La lucha contra la inseguridad requiere de técnicos

La pregunta es válida. ¿Quienes nos gobiernan creen que la seguridad es realmente una prioridad? ¿Quienes están en los altos mandos de las fuerzas de seguridad están convencidos de que su campo de acción debe ser una prioridad en la Argentina de hoy? Sin señalar a nadie en particular, a todos nos resulta evidente que los responsables de solucionar el delito en la Argentina no están obteniendo demasiados resultados. Da la impresión, aunque resulte duro asumirlo, que no existe la voluntad política de resolverlos. Sea por desidia, por negligencia o por connivencia, el resultado es el mismo: todos los argentinos seguimos sufriendo las consecuencias del delito.

¿Qué tan dura es la lucha que se está librando contra el narcotráfico? No es cierto que es invencible: el crimen organizado no puede superar nunca con sus fuerzas al Estado. Tal vez la delincuencia sea más ágil, a lo que se le agrega la ventaja operativa de no tener límites morales, pero definitivamente nunca podrá ser más fuerte que el Estado. Ninguna persona que pertenezca a una fuerza de seguridad y esté en su sano juicio dirá jamás que el narcotráfico es invencible. Continuar leyendo

La seguridad no es vocación, es gestión

Prácticamente no existen problemas técnicos en lo que se refiere a las principales cuestiones de seguridad que hoy desvelan a los argentinos. Actualmente y en este contexto, combatir la delincuencia no es cuestión de desentrañar nuevas y sofisticadas formas de delinquir. Nos encontramos frente a los delitos de siempre, que no presentan en general grandes innovaciones. Por tomar sólo un ejemplo, no se trata de entender cómo se comercializa la droga en el país, todo eso lo saben las fuerzas de seguridad, lo saben los funcionarios y lo sabemos todos.

Para ponerlo un poco en perspectiva, las soluciones técnicas requieren a especialistas técnicos que puedan aportar su conocimiento e ideas; son cuestiones más bien específicas dentro de un área. Los médicos son profesionales eminentemente técnicos, porque tienen un gran conocimiento sobre su especialidad y ellos pueden recetar un remedio para una determinada enfermedad.

Volviendo al tema de la seguridad, si no supiéramos cómo hacen los narcotraficantes para entrar la droga a nuestro país, los técnicos deberían investigar la situación y proponer soluciones. En general, para este tipo de problemas ya se han descubierto las soluciones en otras partes del mundo o incluso mismo en nuestro país: quienes se dedican a enfrentar el delito disponen de muchísimas herramientas técnicas. Una vez que se encuentra la solución, se terminó el problema técnico y llegó el momento de aplicarla. Comienza el problema de gestión. Continuar leyendo

Cuatro años de desafíos

Este domingo triunfó la República, porque el PRO en estos momentos representa eso: un espacio que no sólo profesa los valores republicanos, sino que además los ha puesto en práctica. Tendrá aciertos y desaciertos, uno puede o no estar de acuerdo con cómo han hecho las cosas en la ciudad de Buenos Aires, pero nadie puede negar el carácter republicano que tiene el partido de Mauricio Macri cuando se lo compara con el kirchnerismo.

Los argentinos ahora podemos mirar hacia adelante con otra perspectiva, con otras expectativas, intentando olvidarnos de estos doce años de oscuridad para nuestra república. Y es en este plan que decidí escribir esta columna: dejando de lado el recuerdo del pasado, tomando las lecciones aprendidas y poniendo la mirada en el futuro. ¿Cuáles son hoy los desafíos más relevantes que tiene que enfrentar Mauricio Macri como presidente?

Es cierto que el kirchnerismo ha destruido todo y, por lo tanto, todo tiene que ser reconstruido. Sin embargo, existen algunas cuestiones clave que hay que atacar no sólo de inmediato, sino con una eficacia fuera de serie. Postergar estas cuestiones es llamarse al fracaso, es ignorar la realidad. Continuar leyendo

La violencia está ganando

Hace unos días mataron a un chico en la parada del colectivo. Salió en algunos medios, se hablaba de Barracas, es cierto, pero fue en las inmediaciones de la villa. Pero para entender un poco más las cosas es necesario saber dónde fue el asesinato y en qué circunstancias.

Eran las siete de la tarde, según me contaron. Era una parada de colectivos. En el barrio las paradas de colectivo están atestadas de gente, sobre todo a esa hora. Los negocios estaban abiertos, había movimiento. La parada está en una calle importante, esto quiere decir que hay iluminación y que todos caminamos tranquilos por allí, nos sentimos seguros. No quiero faltar a la precisión, pero hay un puesto de gendarmería a unos cien o doscientos metros de allí. Todo habla de una zona segura.

Contrario a lo que los mitos populares indican, caminar por las villas no es peligroso. Cualquiera puede recorrer las calles principales y nada va a pasarle. Quienes conocemos algo más podemos internarnos en algún pasillo ancho. Los pasillos más angostos ya son más dudosos: el poco tránsito de gente y el hecho de que solo los frecuenta un número reducido de personas permite que quede en evidencia el extranjero. Queda claro que a altas horas de la noche lo que acabo de decir no cuenta. Continuar leyendo

Sobre los preconceptos del delito

A todos nos preocupa el delito, al punto que se ha convertido en un reclamo del electorado en general para estas presidenciales: bien supieron leer esto los candidatos que están centrando sus campañas en los temas vinculados a la seguridad. Y entre tanto ir y venir me crucé en estos días con un artículo en otro medio que hablaba sobre la inseguridad. No era de ningún personaje político, sino más bien de un experto en el tema y por eso me llamó la atención que trabajara precisamente sobre la base de algunos preconceptos equivocados. Lo más llamativo es, sin embargo, que estos mismos errores los veo reflejados en la opinión generalizada de políticos, periodistas y público en general, lo que me motivó a escribir esta columna.

El primer gran error es el de desvincular la delincuencia de la pobreza. Lo quiero dejar claro desde un principio, en la Argentina son dos realidades íntimamente relacionadas. El argumento principal es que mientras en otros países del mundo existe tanta pobreza como acá, la delincuencia no tiene los mismos niveles. Incluso se suele hablar del fenómeno de Estados Unidos, en donde en los momentos en que atravesaba su pico de delincuencia no era precisamente el de una crisis económica.

Paralelos de este tipo dejan de ser válidos desde el momento en que los fenómenos sociales complejos están inevitablemente enmarcados en una cultura y en un momento histórico. Así como sería absurdo analizar el comportamiento delictivo en la Edad Media y a partir de ello querer extrapolar soluciones para la Buenos Aires de hoy, también es absurdo analizar el delito en otros países y querer extrapolar soluciones para la Argentina: son paisajes sociales completamente distintos. Continuar leyendo

El éxito de la Metropolitana y el fracaso en seguridad de Scioli

Uno de los principales desafíos que enfrentará el próximo presidente de la Argentina es el de la delincuencia y en particular el del narcotráfico. Los argentinos somos cada vez más conscientes de la gravedad de la situación y a este respecto los candidatos deberían tener realmente mucho para decir.

Hace unos días Daniel Scioli, con esa retórica que asombra por su osadía, volvió a hablar de seguridad, deshaciéndose en halagos para con las policías locales. Lo he dicho varias veces: las policías locales no son una mejora, son un retroceso. En primer lugar, porque se suman a una fuerza ya muy cuestionada como es la bonaerense: para ponerlo en concreto, es más de lo mismo. El hecho de que sean locales, a diferencia de lo que sostiene el actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, no trae ningún beneficio. Suele decir que la policía local conoce el lugar, pero conocer el lugar no le da al policía que está en la calle ningún tipo de ventaja. De hecho, este tipo de conocimiento puede servir para diseñar acciones preventivas, incluso para realizar algún tipo de operativo especial: a nada de esto se dedicarán, sin embargo, las policías locales. Continuar leyendo

¿Existen los valores villeros?

Recientemente legisladores de La Cámpora impulsaron instalar el “día de los valores villeros” e la fecha en que nació Carlos Mugica. Personalmente creo que la fecha es importante, porque el padre Mugica es un símbolo para tantos otros que todos los días se comprometen con las más diversas causas sociales. Por otro lado, no tengo ninguna duda de la buena intención de los legisladores que están impulsando esta medida. Sin embargo, hay algo en eso de “los valores villeros” que no me termina de gustar.

La villa, contrario a lo que la mayoría piensa, es parte de la ciudad y por lo tanto está inmersa en la cultura urbana. Hay algunas cuestiones que la distinguen del resto de la fisonomía urbana: se trata de una topografía bastante particular con una alta concentración de marginalidad. En la villa se oculta el narcotráfico, la violencia es una cuestión cotidiana y ni hablar de las carencias que se ven por todos lados, principalmente las vinculadas a la educación y el trabajo.

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Las villas no son un “problema”

Es curioso, por emplear un término neutral, que se hable tanto del “problema de las villas”. La forma en que nombramos a las cosas suele implicar muchos otros conceptos que no estamos enunciando explícitamente. Resumir toda una realidad llamándola “el problema de las villas”, habla de una perspectiva inapropiada y por lo tanto la “solución” que se sugiera, desde su concepción, va a estar lejos de tener algún sentido o aplicación práctica. Porque la perspectiva, aunque a veces no lo parezca, determina la metodología y los pasos a seguir; por eso tratar a las villas como un problema nunca va a resolver ninguna de las problemáticas de estos asentamientos.

La enfermedad, el hambre, la contaminación. Todos estos son problemas. Porque necesitan una solución, porque no son parte de nuestro mundo ideal, sino que queremos que dejen de existir. Las villas no son un problema, son una realidad. Como toda realidad tiene sus problemáticas, sus desafíos y sus dificultades. No es sólo una cuestión meramente verbal, sino que calificarlas de “problema” pone de manifiesto un reduccionismo que olvida que, quienes habitan estas áreas de la ciudad, tienen también el derecho a participar de la solución y ser meros espectadores de intentos “civilizadores”.

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