Esa es la síntesis del mensaje de Cristina Kirchner ayer. Pasionaria, la Presidente arengó a sus bases sobre el combate que viene, que no es electoral precisamente. Se trata de “cuidar” su legado cuando ella deje la Casa de Gobierno. Algo que, obviamente, Daniel Scioli no garantiza. Si no, el discurso de anoche hubiese sido: voten a Daniel, el candidato que encarna y continúa el modelo.
No sólo no lo nombró, sino que hasta se permitió cruzarlo en la única propuesta que el maltrecho gobernador hizo de cara al 22 de noviembre. La promesa del 82 por ciento móvil a los jubilados, una de las banderas con las cuales Sergio Massa mejoró sus chances y logró mantenerse en carrera.
Sorprende el empecinamiento de los analistas en negar lo evidente: ella trabaja para la derrota del candidato oficial. Para encontrarle una lógica al inexplicable discurso presidencial post primera vuelta algunos creen ver una división de tareas entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli. Ella va por el voto K y él por los independientes. En realidad, lo que ella les dijo a los suyos es que el modelo no tiene candidato. En cuanto al gobernador bonaerense, quizás sea demasiado tarde para, como prometió, “convertirse en Scioli”.
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