La Suprema Corte de los Estados Unidos (SCOTUS) anunció su decisión de no reabrir el caso de Argentina versus los acreedores que no aceptaron la restructuración de la deuda, los así llamados “holdouts” o, en la terminología popular, fondos buitres. Esta decisión, que ha tomado de sorpresa a muchos, confirma tres puntos fundamentales. El primero es la fuerte y clara independencia de poderes, y particularmente de la SCOTUS, dentro de los Estados Unidos.
Sin ayuda del FMI, se acerca un nuevo default de la Argentina
La noticia de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) decidió finalmente ”no acompañar” a la Argentina en su reclamo para ser escuchada ante la Corte Suprema de Estados Unidos en su litigio con los “holdouts“, pocos días después de que el Gobierno de los Estados Unidos expresara su propia decisión en igual sentido es un tremendo revés para la posición argentina.
Éste fue el último artilugio en la estrategia legal del gobierno local, que sigue apostando a la victoria en el juicio y para quien el apoyo de los EEUU y del FMI era una pieza clave ante el fallo del juez Thomas Griesa, quien ordenó al país a pagar 1.300 millones de dólares a los “holdouts”.
La estrategia ahora se encuentra sustancialmente debilitada y las posibilidades de triunfo cada vez más lejanas, ya que Argentina no cuenta con ningún apoyo en su reclamo ante el máximo tribunal de los Estados Unidos en vísperas del vencimiento del plazo procesal para la presentación a este fin. Es importante además recordar que el FMI está contemplando sancionar al país por su reiterado incumplimiento en materia de sus estadísticas.