Quizás al mundo contemporáneo no lo una el amor. Pero seguramente sí el espanto.
La humanidad que somos contempla atónita los altos niveles de conflictividad que crecen con expresiones de violencia inusitadas en casi todas las regiones del mundo y por las más distintas causas.
Somos testigos también del crecimiento de la pobreza en el mundo y de la brecha social que se hace cada vez más grande. Pobres que son empobrecidos por otros, excluidos y marginados. A la vez que vemos espantados amplias regiones del mundo donde pobreza significa hambre y muerte.
También nos afecta la crisis del medioambiente, que constituye una emergencia para el mundo entero y que amenaza el porvenir de nuestra casa común y, por ende, de la misma vida. El cambio climático, el exceso de productos químicos y deshechos, los desastres causados por las amenazas naturales y los conflictos vinculados al medioambiente y los recursos naturales, son algunos de los factores que inquietan nuestra conciencia de futuro. Continuar leyendo