Por: Fabián Báez
“La pobreza del mundo es un escándalo. En un mundo donde hay tantas riquezas, tantos recursos para dar de comer a todos, es imposible entender que haya tantos niños que pasan hambre, tantos niños sin educación, tantos pobres. La pobreza hoy es un grito”. Estas palabras decía el Papa Francisco en un diálogo espontáneo ocurrido durante el encuentro con jóvenes de escuelas jesuitas en junio de 2013. Este grito que es la pobreza sacude al mundo entero y también a nuestra Patria.
Duele el alma, revuelve las tripas, enterarse de la existencia de niños desnutridos y que mueren a causa de enfermedades ligadas a la desnutrición, que en definitiva es la consecuencia más fatal de la pobreza. No debemos mentirnos: los pobres se mueren antes de tiempo.
En ese sentido debe entenderse la opción preferencial (no exclusiva ni excluyente) por los pobres que explicitaron los obispos latinoamericanos hace ya algunas décadas en varios de sus documentos. América Latina es un continente de grandes desigualdades sociales con una población mayoritariamente cristiana y pobre. Y la Argentina es parte de esa situación. Ante la pobreza social y económica, la opción por los pobres será trabajar para que dejen de serlo. Trabajar para que nadie viva en condiciones infrahumanas, para que nadie se muera antes de tiempo.
La Iglesia tiene como tarea primordial anunciar el mensaje de salvación que es la persona de Jesús, el Dios hecho hombre que se entregó a sí mismo para librarnos de todo mal y regalarnos la posibilidad de una vida sin límites. Ese anuncio es el contenido de la evangelización y la opción preferencial por los pobres se enmarca en esa misión. El Papa Francisco dice en Evangelii Gaudium 197: “El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo se hizo pobre”. Es decir que la opción por los pobres que hace la Iglesia, es consecuencia lógica de la Encarnación, que a su vez historiza la opción de Dios por los más pobres.
Duele la pobreza. Duele ver tantos pobres. Y duele la indiferencia.
Hace unos meses decía el Papa: “Procuren tener un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia”. La pobreza es fruto de la inequidad y de la iniquidad. Hay pobres que son empobrecidos por otros. En definitiva hay pobres cuando hay indiferencia; cuando no hay fraternidad.
Este fin de semana en todas las iglesias y oratorios del país se realiza la Colecta nacional “Más Por Menos”. Se trata de una iniciativa del episcopado argentino que desde hace cuarenta y cinco años se realiza a nivel nacional con el fin de “ayudar a paliar las dificultades de gran parte de la población del interior, especialmente aquellas que se encuentran marginadas en las zonas más pobres de Argentina”.
Esta colecta se realiza todos los años durante el segundo fin de semana de septiembre en todas las iglesias y capillas católicas del país, y además de brindar una ayuda concreta (basta por ejemplo ver la rendición de cuentas del año 2014) nos ofrece la posibilidad real de canalizar el deseo de luchar contra la pobreza y trabajar para que haya menos pobres en nuestro país.
También existen otras formas de colaborar en esta iniciativa que están explicitadas en la página oficial de Más Por Menos.
Sin pretender desligar al Estado de su responsabilidad en la tarea de cuidar y asistir a los más pobres, y sin dejar de exigir lo que le corresponde hacer al Estado, la Iglesia busca hacer realidad lo que cree: todos somos iguales ante Dios, todos tenemos los mismos derechos, todos debemos ayudar a los demás para que también tengan las mismas oportunidades.
Este fin de semana podemos ser parte de este llamado a ayudar a los que más necesitan. Los cristianos entendemos que ayudar a los más pobres no es un favor que les hacemos sino que es parte esencial de nuestra vocación, es simplemente hacer justicia.
Dice el lema de la colecta de este año: “Demos más para que otros sufran menos”. Ante el dolor de la miseria, de la injusticia, de las divisiones, que esta iniciativa colabore en el desafío de construir juntos una patria de hermanos.