¿Qué tiene en la cabeza la sociedad brasileña?

El reciente fallecimiento del candidato Eduardo Campos, en un accidente aéreo, implica un verdadero “cisne negro” o sorpresa estratégica en estas elecciones. Frente a estas situaciones, la ley indica que el partido o alianza debe designar un nuevo nombre. Se tratará muy probablemente Marina Silva, la carismática postulante a vice de Campos. Silva fue ministra de Medio Ambiente de Lula y luego se distanció de él y del gobierno del PT con críticas a las políticas ambientales entre otros temas. En el 2010 esta joven de orígenes humildes y de ascendencia africana, fue la verdadera sorpresa con sus impactantes 20 millones de votos y colocándose tercera posición con poco más del 19 porciento del total de sufragios. Al momento de pactar con Campos en Octubre 2013, Silva apostó a secundar a un político con experiencia como ex Ministro y gobernador y aparato electoral como el PSB vis a vis la novedad que ella representa para la política brasileña. En el nuevo escenario, las próximas encuestas lo marcarán o no, su ascenso podría potenciar caudal electoral del eje PSB-Red de Sostenibilidad y reducir la tendencia a cierto abstencionismo o desánimo a sufragar que se detectan en ciertos sectores de la sociedad del Brasil.

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Brasil votará economía, ruptura con aliados y nacionalismo 2.0

Un Brasil que disfruta de una tensa calma luego de las masivas manifestaciones de mediados del presente año, ya comienza a calentar los motores para el proceso electoral del 2014. En él se definirá la reelección o no de la actual presidenta Dilma Rousseff. Hasta las movilizaciones, la reelección era considerada poco menos que un trámite sencillo. No obstante, el impacto del descontento multiplicado por los medios de comunicación masiva y las cada vez más protagónicas redes sociales derivaron en una caída de la popularidad de la mandataria del 65 % al 30 %. Para luego volver a crecer a cifras entre 35 y 40 %.

Asimismo, en el frente económico, la devaluación del real fue muy fuerte hasta agosto, rondando un 20 % y se detuvo en los últimos meses por la masiva intervención del Banco Central. Para ello, se usaron 55 mil millones de dólares (un 15 % del total de reservas y una vez y media todas las reservas del Banco Central argentino, que están en 35 mil millones). La principal preocupación del Brasil es controlar su inflación, que llegó al 6,5 anual hace unos meses y que por acción de las autoridades monetarias cerraría el año en 5,82, con un estimado de 5,84 en el 2014. Décimas por abajo del techo del 6 % anual que el equipo económico de Lula y luego de Rousseff establecieron para contar con una economía sana y estable.

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