El reciente fallecimiento del candidato Eduardo Campos, en un accidente aéreo, implica un verdadero “cisne negro” o sorpresa estratégica en estas elecciones. Frente a estas situaciones, la ley indica que el partido o alianza debe designar un nuevo nombre. Se tratará muy probablemente Marina Silva, la carismática postulante a vice de Campos. Silva fue ministra de Medio Ambiente de Lula y luego se distanció de él y del gobierno del PT con críticas a las políticas ambientales entre otros temas. En el 2010 esta joven de orígenes humildes y de ascendencia africana, fue la verdadera sorpresa con sus impactantes 20 millones de votos y colocándose tercera posición con poco más del 19 porciento del total de sufragios. Al momento de pactar con Campos en Octubre 2013, Silva apostó a secundar a un político con experiencia como ex Ministro y gobernador y aparato electoral como el PSB vis a vis la novedad que ella representa para la política brasileña. En el nuevo escenario, las próximas encuestas lo marcarán o no, su ascenso podría potenciar caudal electoral del eje PSB-Red de Sostenibilidad y reducir la tendencia a cierto abstencionismo o desánimo a sufragar que se detectan en ciertos sectores de la sociedad del Brasil.
En cuanto a las últimas mediciones, den una reciente y amplia encuesta a nivel nacional llevada a cabo por la prestigiosa encuestadora Datafolha en el Brasil, surgen algunos datos claves para entender que panorama enfrenta el actual oficialismo del PT con vista a la contienda electoral de Octubre. Al momento de evaluar las instituciones del país, los ciudadanos posicionan primero a las FFAA con el 70 por ciento de aprobación, la Policía Federal con el 65, la Iglesia Católica con el 60, el Poder Judicial con el 55, las empresas con el 52 y los sindicatos con el 50. Muy lejos de esos índices, la Presidencia de la República y sus Ministros con 27 por ciento, el Congreso Nacional con 14 y los partidos políticos últimos con 8.
Al ser consultado por los principales problemas y desafíos que enfrenta el país, lo encabeza la salud con el 38 por ciento, la violencia e inseguridad con el 15, la corrupción con 14 y la educación con 10, el desempleo con el 5 y la inflación con sólo 2. Como punto de comparación, en el 2003 a poco de asumir Lula y el PT al poder, la desocupación representaba un 33 por ciento de las inquietudes de los encuestados. La pobreza era detectada clara y presente por el 22 porciento vis a vis el 2 de hoy. La violencia tuvo una evolución más estable, pasando del 18 al 15 por ciento en la actualidad. En tanto el tema salud ascendió muy marcadamente del 6 al 38 por ciento y la corrupción del 2 al 14 antes citado. Asimismo, un 57 por ciento se manifestó a favor de la legitimidad de las protestas (el pico fue en el 2003 con el 81) que existieron en el país en los últimos años y un 66 cree que la realización del Mundial de fútbol fue importante para el país. Ese porcentaje se desagrega en un 29 que asume que fue muy importante, un 37 un poco y un un 32 nada.
En materia política, un contundente 61 por ciento se expresa por una profunda reforma política en el país y un 71 dice ser contrario a que las empresas financien las campañas de los partidos.
En síntesis un conjunto de indicadores que explican en buena medida la situación electoral que se viene perfilando en los últimos meses. Una presidenta Dilma Rousseff que se mantiene en primera posición pero que a diferencia del pasado dista de arrasar en las encuestas o como mínimo tener una segunda vuelta electoral más que cómoda como se percibía a comienzos del 2014.
Las encuestas más recientes pos Mundial de fútbol y previas a la muerte de Campos, daban a la Mandataria un 38 por ciento vs un 23 de Aecio Neves, el candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), dejando abierto el camino para una segunda vuelta. En la misma, los índices darían 42 Rousseff y 36 a Neves. Éste redujo la brecha en 6 puntos desde comienzos de Julio. Un factor relevante será ese 8 porciento que se inclinaba por Campos que se había mostrado capacitado para atraer voto de ex votantes del PT disconformes.
El ámbito empresarial y financiero del Brasil parece inclinado a una alternancia que lleve a Neves al poder. Las últimas encuestas, antes citadas, que dan aun cómo eventual ganadora a la Presidenta solo han impactado hacia la baja en la bolsa de comercio . En poco más de una semana comenzará las cataratas de publicidades electorales que durarán dos meses y que se verá hasta que punto impactan en los guarismos con vistas a la primera y segunda vuelta. Otro tema a ser monitoreado es si el malestar con el oficialismo será canalizado con votos a Neves básicamente o con aumento de la abstención y votos en blanco. Un electorado enojado pero desmotivado, hará a Rousseff nuevamente ganadora. De ahí que asesores y consultores de los dos principales candidatos opositores apuestan a una propaganda y discurso que genere expectativas hacia el futuro y no meramente quedar enredados en el presente. Algunos temas sensibles para el oficialismo rondarán estos meses, las denuncias y acusaciones en torno al manejo de la principal petrolera del país, los signos de un aumento de la inflación por arriba del previsto del 5 al 6 por ciento anual y mediocre crecimiento económico. Para contrarrestar todo ello, Rousseff y Lula han llevado a cabo una división de tareas. El ex Presidente se concentrará en las zonas del Nordeste del país, históricamente pobres y clave en las victorias de Lula, y en San Pablo. En tanto Dilma, apuntará el Sudeste y el Sur. Una dupla potente que tiene buenas chances de retener al poder, pero a diferencia de hace pocos meses…habrá suspenso hasta último momento.