Redescubriendo México: las policías municipales

Uno de los eventos políticos y económicos más importantes de las últimas semanas ha sido el preacuerdo entre el Estado argentino y la empresa Repsol para concretar una indemnización multimillonaria por la expropiación de YPF. Medios de prensa nacionales e internacionales han destacado el rol central y activo que ha tenido -y seguirá teniendo seguramente hasta que haya un acuerdo definitivo- la megaempresa estatal de petróleo mexicana Pemex y el propio gobierno de ese país. Asimismo, se han conocido análisis sobre un futuro desembarco mexicano en la zona de Vaca Muerta para participar de tareas de exploración de las reservas de shale gas ahí existentes.

Luego de varios años en donde las referencias en la Argentina a la potencia económica y demográfica de habla hispana más importante del hemisferio se habían reducido a un mínimo, en un escenario donde la imagen de Brasil monopolizaba y encandilaba tanto a los cercanos a posturas liberales como a posturas bolivarianas, los análisis sobre México han vuelto al centro de la escena. Mientras algunas de las revistas especializadas en temas políticos y económicos más importantes del mundo destacan los desafíos que tiene Brasil por delante, su bajo crecimiento para los próximos años y una inflación anual “peligrosamente” por arriba del 6% anual, al mismo tiempo se subraya el dinamismo y impulso modernizador que el presidente Enrique Peña Nieto le está imprimiendo a su gestión.

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EEUU e Irán: de aliados a enemigos, y ahora ¿socios reticentes?

Días atrás, y ya en un contexto de fuertes trascendido, el Grupo 5 + 1 (EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia, China y Alemania) anunció un acuerdo transitorio con Irán para restarle vértigo al proceso de la potencia persa hacia el control de la tecnología y el material necesario para fabricar bombas nucleares. Una nueva ronda, en este caso se espera que definitiva, se debería llevar a cabo dentro de seis meses, momento en que ambas partes evaluarán hasta qué punto cada uno ha cumplido con lo comprometido. En el caso de Teherán, centrar su enriquecimiento de uranio a niveles por debajo del 5 % y ya no al 20 %. Si bien para el montaje de un explosivo nuclear se requiere grados superiores al 90 %, aquellos países que logran alcanzar el 20 % están en condiciones tecnológicas y logísticas de llegar al nivel de uso militar. Para simplificarlo, de 0 al 20, el proceso sería semejante a subir un ripio con una muy marcada inclinación y dificultad, para luego tornarse menos pronunciada y fatigosa. Tal como hiciésemos referencia en un par de artículos previos en esta columna, la llegada al poder del pragmático -pero también hábilmente escurridizo- nuevo presidente Hassan Rouhani era una fiel demostración de la voluntad del máximo líder religioso, político y militar de Irán, Ali Khamenei, de darle el visto bueno a una negociación frontal y extremadamente compleja con los EEUU. Asimismo, a mediados del 2014 deberían quedar en evidencia los pasos que las potencias occidentales han dado para atenuar en parte las sanciones económicas y comerciales que afectan más contundentemente la vida cotidiana de Irán.

Salvo una mayúscula sorpresa, que nunca se debe subestimar, todo indica que en 6 meses habrá un avance más allá de los trucos y trabas que puedas surgir. Un fracaso rotundo abriría la puerta de un ataque militar de los EEUU. El presidente Obama tendrá el capital político para mostrar a la opinión pública americana e internacional que su opción por la diplomacia fue firme y sincera, hecho que quedó convalidado por la reticencia a autorizar finalmente los ataques aéreos y misilísticos sobre el régimen de Siria, el más estrecho aliado de Irán en la región. Los cuestionamientos que recibirá de los escépticos de la sinceridad del régimen fundamentalista iraní no harán más que acumular el capital político que la Casa Blanca podrá emplear si se comprueba que Teherán sólo buscó ganar tiempo. No sería la primera vez. Hace poco menos de diez años el entonces principal negociador de temas nucleares de Irán, nada más y nada menos que el actual presidente, supo usar sus habilidades para distraer por un buen tiempo a los EEUU con idas y vueltas mientras el programa de uso civil y militar seguía avanzando a toda velocidad.

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